En un área de tierras difíciles, los productores están haciendo todo su esfuerzo para incrementar la producción sin perder calidad, pero hay realidades que escapan a su accionar.
“El atraso cambiario es horrible”, dijo Federico Gómez, ingeniero agrónomo, productor independiente y encargado de la regional este de la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay (Saudu), institución fundada en 1901.
El técnico conversó con La Mañana sobre la producción y los desafíos a los que se enfrentan los productores y la industria en el este del país, una zona “muy tradicional en la ganadería”, con “la mayor parte del área ganadera extensiva, pero que ha sabido incursionar en pasturas artificiales, verdeos de avena, de raigrás”, expresó. Agregó que “en los sistemas de riego la predominancia la tiene el arroz, pero en los últimos 5 o 6 años ha habido un aumento de la rotación con soja” que resulta en “un beneficio para los dos cultivos”.
Respecto a los cultivos de invierno dijo que “no hay prácticamente nada” aunque hace unos años se comenzó con colza, pero “este año con el tema de los fertilizantes caros y los insumo que tuvieron subas en los precios”, el área bajó “casi a la mitad y en nuestra zona prácticamente desapareció”.
Hay productores que aún siguen trabajándola, “pero no con aquella expectativa que se tuvo el año pasado. Evidentemente que, si valiera 700 u 800 dólares como el año pasado, hoy estamos hablando de una superficie mucho mayor, pero ahora el área es marginal”.
Lo mismo se puede decir del trigo: “Tenemos un productor que hace unas 350 hectáreas en la zona de Melo y algún otro hace algo en Tacuarembó y Rivera. Pero lo grueso acá, a excepción de donde se puede regar, es la ganadería extensiva y la rotación con verdeos anuales. Y donde se riega se hace arroz con soja”, explicó.
En cuanto al riego, “estamos viendo un incremento en los cultivos alternativos como la soja y lo que se hizo en maíz, con un buen resultado con esta sequía histórica. Ese es un tema que en el invierno del año pasado lo hablamos en Saudu y la directiva vio con buenos ojos el estimular los cultivos alternativos en suelos arroceros donde están incluidos los sistemas de drenaje”. En ese sentido Saudu hizo una jornada para productores que tuvo muy buena concurrencia y que “nos abrió los ojos sobre la necesidad de hacer otras cosas y vimos el potencial que había para hacerlas, todo enfocado principalmente a los cultivos de verano porque durante el invierno en estos suelos prácticamente no se puede hacer nada”, subrayó.
El impacto de la forestación
Sobre la forestación Gómez dijo que tiene un “gran impacto” en departamentos como Cerro Largo, Treinta y Tres, parte de Tacuarembó y Rocha, “todos con mucho suelo de prioridad forestal”. Además, “la cercanía de la nueva planta de UPM va a generar un movimiento extraordinario” en esa zona muy marginal, sumándose “a la rotación agrícola, la ganadería y el silvopastoreo. Cosas que creíamos que no lo íbamos a ver tan rápido lo estamos viendo en forma inmediata”.
Consultado si hay un desplazamiento de otras producciones por la incidencia forestal, Gómez dijo que no, y explicó que “en suelos de prioridad forestal lo único que se puede ingresar ahí es la ganadería de cría, algo de recría y ovinos. Agricultura no se puede hacer”.
Por otra parte, “en los campos agrícolas se está incrementando la profesionalización de rotaciones con cultivos alternativos en campos arroceros. Se está haciendo un mejor manejo de la soja incorporándose los puentes verdes bien hechos con rotación con ganadería, lo que ha generado otro movimiento de gente y una complementariedad agrícola ganadera que antes no se veía y hoy sí”.
Costos productivos
El técnico de Saudu detalló los costos de producir, que no son bajos y se ven agravados por el atraso cambiario. Para un productor propietario, producir arroz tiene un costo por hectárea de 1.800 o 1.850 dólares; pero si es arrendatario de tierra y agua ese total sube a 2.000 o 2.100 dólares la hectárea. En soja, el productor propietario está en los 750 u 800 dólares; el arrendatario en 950 o 1.000 dólares la hectárea.
Para que la ecuación cierre hay que tomar en cuenta otros factores, el de los precios internacionales es uno de ellos: “En fusión de ese precio es el punto de equilibrio en kilos de cada producción. A 550 dólares la tonelada de soja, con 1.600 o 1.700 kilos se cubre, pero si baja a 450 dólares se precisan 2.000 kilos”, razonó.
Un costo importante que tiene esa zona del país es el flete que son entre 40 o 50 dólares la tonelada a puerto o Nueva Palmira, contra los productores del sur que pagan 18 o 20 dólares. De esa forma, una soja de 3.000 kilos de cosecha a 40 dólares la tonelada de flete, son 120 dólares por hectárea solo de flete.
Gómez aclaró que no está en contra de los camioneros, “lo que digo es que hay costos que son altos”.
En ese contexto se agrega ahora el atraso cambiario que “es horrible. Si se suma el aumento de los precios de la zafa pasada más lo que se perdió por el tipo de cambio hoy el productor necesita cosechar más, entre un 15% y 18% más para cubrir el costo. En el caso del arroz hay un 30% o 40% del costo que es en pesos, por ejemplo el combustible, la electricidad, la mano de obra, el seguro, todo en pesos y para cubrir todo eso necesitará más dólares”.
Una historia con muchos años
Por otra parte, sin una logística adecuada es imposible pensar en el desarrollo pleno de una región, y eso es lo que está pasando con los departamentos del este del país, por eso, reactivar el ferrocarril o la hidrovía de la laguna Merín serían pasos fundamentales, pero el Ing. Gómez se mostró escéptico sobre el tema al decir que su abuelo “hablaba del puerto hace 40 años” y que “desde ese tiempo hubo varios cambios de gobiernos y sigue todo igual”, aunque no desconoce lo beneficioso que sería porque la misma tonelada que a Montevideo tiene un traslado 50 dólares, al puerto de Rio Grande es de 20 dólares, por lo que de concretarse “sería fantástico por lo que se va a movilizar en infraestructura y servicios”.
Con el tren “ocurre lo mismo, hace dos años que AFE no pasa por estos lados” y hay que ver si en algún momento se puede volver a contar con ese servicio.
Concluyó reflexionando que “como país tenemos un gran potencial, excelentes tierras, los mejores rendimientos de arroz en el mundo, mucho profesionalismo en todo lo que hacemos”. Para complementar todo ese avance son importantes los temas de infraestructura y trasporte de los productos agrícolas, “todo eso hay que pensarlo como un proyecto de Estado, en un plazo de una generación y de 2 o 3 gobiernos por delante, porque hay potencial para hacerlo”.
La industria y los costos que juegan en contra
El Ing. Agr. Federico Gómez, técnico responsable de la regional este de la Sociedad de Agricultores Unidos del Uruguay aseguró que Uruguay “está preparado para hacer el mejor manejo industrial de su arroz”, sin embargo, hay un “costo industrial que ha ido en aumento, y eso es malo”.
“El instituto brasilero IRGA (Instituto Riograndense del Arroz) presentó un artículo según el cual se cree que este año nuestro país exportará entre un 35% y 40% del arroz con cáscara porque el costo industrial es muy alto”, advirtió.
Aseguró que “Uruguay está en condiciones impecables para procesar arroz, pero está surgiendo este tema de altos costos, lo que hace que sea preferible venderlo sin procesar evitando los gastos de la industria. Es una pena porque se pierde el valor agregado y no es lo mismo exportar arroz cáscara que la bolsa de 50 kilos al que se le sacó el afrechillo y la puntina que se utiliza para otras cosas como el aceite de arroz o un subproducto para la alimentación animal”.
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