Desde hace un año se viene observando un incremento desmedido en el valor de los insumos que conforman la ecuación agro-industrial de nuestro país. En mayo de 2021 comenzó un aumento que en muchos casos llegaba a duplicar el valor de los agroquímicos y fertilizantes. A medida que pasaban los meses la suba siguió in crescendo hasta finalizada la siembra de los cultivos de verano a fin de noviembre, donde se produjo una leve baja en algunos rubros, lo que revelaba un posible factor especulativo. Hoy con el conflicto Rusia-Ucrania los incrementos y las disponibilidades de insumos no tiene límites.
Carlos Delfino es el presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU) que agrupa 22 centros comerciales del interior del país, los cuales en su mayoría, “en el entorno del 90%”, están compuesto por pequeños comerciantes.
Entrevistado por La Mañana se refirió a la incertidumbre que genera el conflicto Rusia-Ucrania en el mundo y en Uruguay; también abordó los desafíos de las pequeñas empresas y comercios de nuestro país.
La guerra entre Rusia y Ucrania “ya ha tenido efectos en nuestro país, y el ejemplo más inmediato es la suba de combustible que, en comparación con otros países en el nuestro fue donde menos se incrementó”. En los últimos 12 meses la suba fue del 28% cuando en Europa fue de más del 50% y en Estados Unidos del 36%, y “en cualquier momento deberá ajustarse porque no tenemos la espalda para mantener ese precio”.
Los fertilizantes “ya no tienen precio” porque Rusia y Ucrania son los principales exportadores. Otro problema es “la falta de metales, que Uruguay no produce, que debemos importar”, pero el comercio se ha resentido “y si la guerra dura mucho o se complica aún más, todo va a ser más caro, y nosotros dependemos de todo eso para el agro y la metalúrgica”.
En cuanto a los metales, Delfino dijo que “hoy se está haciendo una megaobra de una empresa papelera, también se está trabajando en el ferrocarril, eso genera mucha compra de maquinarias y materiales que se traen del exterior, hasta ahora no ha habido problemas, pero si la crisis se agudiza puede haber escasez y faltante de materiales para concluir los trabajos”. “No digo que eso vaya a suceder, pero todo está muy cambiante, hay mucha incertidumbre y uno debe evaluar esas posibilidades”.
A lo anterior hay que sumar los fletes marítimos que con la pandemia disminuyeron su disponibilidad y multiplicaron los costos, y la guerra puede ser un factor que los encarezca aún más.
El Mercosur podría ser una potencia comercial
Días antes de que Rusia invadiera Ucrania, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, viajó a Moscú donde se entrevistó con su par ruso Vladimir Putin. El mandatario brasileño dijo que en la reunión que mantuvieron planteó su preocupación por el costo de los fertilizantes teniendo en cuenta lo importante que éstos son para el agro, que a su vez es un eslabón importantísimo en la economía brasileña.
Consultado Delfino sobre eso y si podría haber alguna reacción a nivel del Mercosur cuyos países son todos agroexportadores, con el objetivo de asegurar los suministros necesarios para producir, el presidente de CEDU no se mostró muy optimista: “El Mercosur se creó para fortalecernos, pero luego surgió el Parlamento del Mercosur, las ideologías políticas, y pasó a ser más político que comercial. Como bloque podríamos ser una potencia comercial, pero hasta ahora no hemos sabido funcionar”.
Política de frontera post pandemia
Consultado sobre la situación de las empresas y el comercio en Uruguay, Delfino dijo que estamos saliendo de la pandemia que “generó complicaciones a todos los sectores, pero la forma en que afectó es muy variada según el sector y la zona” que se analice. Aquellos con mayor incidencia del turismo, gastronomía o eventos “durante la pandemia decayeron y la gente gastó más en otros rubros, pero ahora se empezó a distribuir más equitativamente porque todo está comenzando a reactivarse”, señaló.
En el litoral la pandemia ayudó a que “subiera un poco las ventas, porque el cierre de frontera impidió el traslado de las personas que hacían sus compras del otro lado”, el resultado fue que “se crearon fuentes de trabajo”. Pero “ahora eso podría cambiar porque las fronteras se tendrán que abrir y van a incidir en los comercios porque la diferencia cambiaria es real y no se puede ignorar. Mucha gente va a volver a cruzar el río y el miedo que hay, sobre todo en Salto, Paysandú y Río Negro, es que la apertura de fronteras sin restricciones llevará a que los uruguayos compren del lado argentino otra vez. La realidad es que allá está todo mucho más barato”.
Respecto a la política de frontera que ha desarrollado el país en los últimos meses y las iniciativas presentadas a nivel parlamentario, dijo que hubo “herramientas para los pequeños comerciantes pero no es un beneficio a los clientes y no puede transferirse. Por ejemplo, se bajaron los aportes al BPS por un año y los cargos fijos entre otros, eso ayuda, pero no es suficiente para enfrentar la gran diferencia de precios”. Para los comerciantes una opción sería crear un sistema similar al de los combustibles que da una rebaja a quienes viven en las zonas fronteriza, eso “crea una diferencia que desestimula”.
De todos modos, “la diferencia con Argentina es muy grande y por más que el descuento sea del 15 o 20 por ciento, no es suficiente”, aunque ese tipo de ayudas “regulariza el comercio y da estabilidad, pero no lo hemos logrado” a pesar de que hay varias iniciativas, una de los propios comerciantes y proyectos de ley del Partido Nacional y Cabildo Abierto.
Los comerciantes “pretendemos que haya medidas que se trasladen directamente al consumidor final, tal como ocurrió con el combustible antes de la pandemia, que con una tarjeta se obtenía el 24%” en el mes y ya no era conveniente cruzar.
“Uruguay siempre es más caro” por varias razones de difícil solución. “Somos menos habitantes, el consumo es menor y los que trabajan somos pocos para aportar y bancar el funcionamiento de todo el país, por eso los impuestos son caros y las prestaciones que hay que pagar por mes cada vez son más insostenibles para el trabajador”.
Un Estado necesario y eficiente
La salida de fondo para esta solución es “tener un Estado más eficiente, esa sería la gran reforma” que necesitamos. Hay muchas cosas para cambiar, una de ellas “la inamovilidad” de los empleados bajo cualquier circunstancia, cosa que el privado no tiene.
“El Estado es muy costoso para los emprendedores, los trámites son engorroso” y eso hace que “mucha gente trabaje en la informalidad” lo que se ve potenciado por el desarrollo de las tecnologías que permiten vender a través de las redes sociales.
Delfino señaló que hay cosas que “hay que mantener a pesar de ser costosas”, una de ellas es el BPS que “con la pandemia fue de mucha utilidad, además de las prestaciones que brinda” a toda la sociedad. “Toda esa plata salió de lo que el Estado recaudó”, sintetizó.
“El problema es que no todos pagan lo que deben, si todos pagáramos nos costaría menos, pero hay un submundo que está un en nicho de confort que no paga nada”. Instituciones como CEDU han insistido y la lucha permanente es “para bajar los cosos del Estado y eso incluye a las intendencias”.
Ser emprendedor es engorroso
“Si alguien quiere poner un negocio tiene que abrir una empresa, pagar BPS y DGI, tramitar la habilitación comercial, hay normativas que dependen del tipo de negocio y del departamento donde se va a instalar, se requiere la habilitación de Bomberos, planos, hay que poner facturación electrónica, las tarjetas que tienen costo en los posts y lo que cada tarjeta cobra, la bancarización que con la LUC se flexibilizó”, junto con todo eso hay “trámites muy engorrosos, superposición y complicaciones”.
“Antes el comerciante se encargaba de fabricar si era el caso, o de comprar y vender”, pero hoy hay que llevar una serie de cosas que generan costos y requieren mucho tiempo de atención o hay que pagarle a una persona para que lo haga, entonces “no es fácil abrir una empresa y además debe dar mucha ganancia para compensar los costos”.
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