Durante estas semanas en el Prado es moneda corriente ver jóvenes de todas las edades con distintivos de cabañas, establecimientos rurales y agrupaciones varias. Desde La Mañana surgió la inquietud por conocer a algunos de esos jóvenes, escuchar sus experiencias, las actividades que realizan, y las expectativas sobre las nuevas generaciones incursionando en el agro.
En uno de los galpones de la Rural, en el sector de la Cabaña El Pobrecito, sentados sobre fardos y un cajón se encuentran dos chicas y un joven, que junto a José, padre de José Maria, cuidan de los toros que los rodean.
Una historia de familia
Josefina e Ines Bentancur tienen 23 y 21 años, ambas de Durazno. José María Bentancur, primo de ambas, tiene 21 años, y vivió en Rivera toda su vida. Los tres forman parte de Jóvenes Brangus Uruguay. Inés y José Maria están actualmente en Montevideo, ella estudia medicina y el veterinaria, mientras que Josefina está cursando el último año de veterinaria en Paysandú.
José María arrancó contando cómo surgió la idea de Jóvenes Brangus, “habían comisiones de jóvenes Brangus en toda Latinoamérica, uno de los principales objetivos es la difusión de la raza y estar en las exposiciones, y bueno, con algo de manija de la directiva de mayores salió”. Cuentan que actualmente la comisión la integran unos quince jóvenes, pero todavía se está formando.
Josefina aseguró: “El campo nos gusta mucho a todos. Desde chiquitos, si bien no vivíamos en el campo, íbamos tanto de vacaciones como algún fin de semana que pudiéramos, y lo seguimos haciendo, así le fuimos agarrando el gusto cada vez más”. Inés, si bien se alejó un poco del medio rural con su carrera, tiene claro que eso no le va a impedir seguir vinculada, “creo que el seguir cerca del campo viene de que mi familia siga ahí, pretendo seguir siempre metida, independiente de la profesión”.
Durante el Prado, los tres pasan todo el día junto a los animales. “Arreglamos las camas, damos de comer, de tomar agua, limpiamos, cepillamos a los animales, vemos que todo esté bien”, comentaron. “Es estar vigilando la situación. Y a la tardecita, cuando abren el Ruedo los caminamos, para que se muevan un poco, y no estén todo el día echados”. Lo hacen mientras esperan el momento de la jura, que será el jueves por la mañana.
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Relevo generacional
José María contó un poco de la historia del establecimiento familiar: “El Pobrecito lo fundó mi abuelo Nelson Bentancur por el año 55. Arrancó con Aberdeen Angus y después, en el 80, empezó con Brangus, que es una raza sintética producto de la cruza de una raza cebuina (Nelore o Brahman) con Angus, y eso lo empezó a hacer debido a que en El Pobrecito hay campos bastante sucios, de pajonales, y el Brangus se comporta bastante bien en esos tipos de campo”.
Jóvenes Brangus surgió “gracias a la directiva de mayores que se fueron comunicando, a ver quienes tenían hijos, sobrinos o nietos interesados. Ahí se va moviendo y se creó el grupo, aunque estamos abiertos a recibir más gente”.
Si bien la pandemia afectó a la concurrencia, no creen que haya una merma en el nivel de los expositores, “como todos los años, estamos muy bien preparados. Vinieron casi la misma cantidad de bichos en las dos razas que trajimos, y el nivel es el mismo o más elevado”.
Independiente de que ahora estudian en Montevideo, aseguran que pretenden seguir eso que empezó su abuelo y ahora hacen sus padres. “Somos las nuevas generaciones que vamos a seguir en esto. Y podemos aportar ese conocimiento de las tecnologías que tan importante es hoy en día, las redes, marketing, que por ahí nuestros padres no manejan tanto”.
Del grupo forman parte los primos Bentancur que no están tanto en el campo, Martin, hermano de José María, y Magui, hermana de Josefina. “Es cuestión de buscarle la vuelta, cada uno tiene su vida, trabajo, estudiamos cosas distintas, acá en el Prado hacemos un esfuerzo y estamos todos los días, porque nos gusta mucho”, cerró Josefina.
Uniendo el trabajo y la pasión por el campo
Eduarda Sanes tiene 21 años y es oriunda de Melo. Estudia diseño gráfico, “nada que ver a las carreras típicas de campo, pero le encontré la vuelta para aplicarlo ahí también”, comenzó diciendo a La Mañana. Su vinculación con el medio rural viene tanto por su madre como por su padre, contó. “No vengo de una familia productora, pero el vínculo siempre estuvo, mi madre fue secretaria de un escritorio rural muchos años, y mi padre es de quien heredé el amor por los caballos criollos, pero por ambas partes siempre estuvo presente” dijo.
La Comisión de Jóvenes de Caballos Criollos, dijo Eduarda, “es un trabajo que viene de años, de varias generaciones, y trata de seguir construyendo la historia de la raza, que no en vano el año que viene cumple 80 años. Yo me fui metiendo no específicamente en jóvenes, sino más por el lado de las plantillas y de comunicación, pero una cosa fue llevando a la otra, y hoy me toca estar al frente de la comisión de jóvenes, que tiene mucho a explotar porque el futuro está ahí”.
Lo importante, aseguró, “es que los jóvenes se mantengan motivados y que entiendan el valor que son para la raza, y lo importante que es su participación activa, no solamente en lo que tiene que ver con participar de actividades, pero también en el detrás de escena que no es menor para que las cosas salgan bien. Se ha ido formando un equipo de gente joven que ayuda y colabora en las actividades. Que los jóvenes estemos presentes en toda la raza es muy importante”.
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Agregó que la Comisión nunca va a estar cerrada, y “siempre aquel que quiera venir a dar una mano, será más que bienvenido”. “Actualmente somos seis, el vicepresidente es mi amigo Agustín Furest, y a partir de ese vínculo por ambos lados fuimos sumando gente que teníamos en común. Pero obviamente esto va más allá de los que estamos en la comisión, es más bien colaborar, no importa de dónde ni cómo, y continuar la historia que hay detrás de esta raza”. En el grupo hoy hay más de 100 jóvenes.
Eduarda destacó la importancia de que se realizara la Expo “porque para muchos cierra un ciclo de producción y comienza otro. Aparte de criollos me quedé re contenta porque vi un montón de jóvenes ayudando en las diversas razas. Nosotros este año tenemos morfología y paleteadas, es importante tratar de estar en los detalles, ayudar en lo que sea, en el armado de la pista, control de las fotos. Vamos a tener también participación ayudando con el tema de la secretaría de paletadas, que van a ser jóvenes. Los secretarios de Morfologías también son jóvenes, va a haber bastante presencia de jóvenes” comentó.
“Para cada sector del campo es muy importante que los jóvenes estén, por el hecho de que continúan la historia que esos veteranos que nos preceden y por ahí hoy no pueden estar por la pandemia. Pueden estar tranquilos porque saben que se siguen haciendo las cosas, porque en su momento hicieron un buen trabajo y supieron sembrar la semilla en nosotros” razonó.
“Esta semana que estuve en el Prado miraba a los jóvenes de ARJU, la participación que ha tenido, y en las otras razas lo mismo, los jurados de jóvenes que son un éxito. Los más jóvenes todavía, los cabañeritos de Texel, un montón de actividades que reflejan que la historia va a seguir y eso no es menor” concluyó Eduarda.
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