Cuando se circula por las rutas, incluso próximo a Nueva Palmira donde se encuentra el segundo puerto del país, se ve cómo impacta la mala zafra, con una importante disminución de las actividades conexas al campo.
La situación de sequía que atraviesa Uruguay no se daba dese hace 30 años, y por el momento es difícil estimar a cuánto ascenderán las pérdidas que a nivel país el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca ha estimado en miles de millones de dólares. Algunas de las consecuencias de la seca se ven ahora, pero continuarán dándose en el futuro a mediano plazo, dijo a La Mañana la Cra. Carla Carro, socia fundadora de Estudio C – Carro y Asociados, firma ubicada en la ciudad de Carmelo, Colonia, que ofrece servicios multidisciplinarios.
Respecto a su zona de trabajo que incluye el departamento de Colonia y el sur del país, la profesional dijo que a nivel nacional “la zafra de verano es la más importante por el peso que tiene la soja, de la cual cada año se espera que se tenga buenos precios y buenos rendimientos, pero en este año no sucede ninguna de las dos cosas”, porque los productores se enfrentan a una cosecha mala, con un producto que perdió calidad y que se levantó tarde, y sus precios están a la baja. “Hay productores que ni siquiera cosecharon y prefirieron dejar sus chacras como alimento animal”, expresó.
Por otra parte, “la cosecha tardía y la especulación de lo que sucederá con el clima en la zafa de invierno lleva a que haya un retraso en estos cultivos”, lo cual no es positivo.
Pero esa realidad adversa también se ve reflejada en la ganadería, desde ahora y lo que se viene en el futuro a mediano plazo “porque la falta de agua obligó a enviar a frigorífico ganado que no se pensaba, pero se hizo por las malas condiciones; además se aproxima el invierno y el ganado no está llegando en óptimas condiciones. Son muchas cosas y las pérdidas son de difícil cuantificación porque a lo que vemos hoy hay que agregarle la repercusión que se sentirá en el futuro”.
Carro agregó que además de las dificultades productivas y por lo tanto económicas que genera la falta de precipitaciones se suma cierto “temor” por el futuro. “Se nota un gran temor en lo que va a pasar en los próximos días y semanas, en los pasos que se van a tener que dar, hay una incertidumbre muy grande en el productor, en especial en aquellos que no tienen qué darle de comer a sus animales y tienen muchas dificultades”.
Tenemos una agropecuaria donde al agricultor demora en la toma de decisiones sobre la zafra de invierno, y al ganadero ignora cómo resultará el invierno.
Poco resultado de los seguros
Respecto al balance de las empresas agropecuarias, la contadora de Estudio C precisó que esos datos se tendrán a partir del 30 de junio que es la fecha de cierre, pero “ya se sabe que los resultados no van a ser comparables con los anteriores. Se venía de 2 o 3 años muy buenos, pero en este caso se van a ver resultados muy magros, incluso pérdidas por las condiciones climáticas”.
En otro orden comentó que “fueron muy pocos los productores que se inclinaron hacia los seguros por rendimientos, y quienes lo hicieron fueron principalmente los productores más grandes, ahora con el golpe de la sequía puede pasar que más productores los adopten porque son buenos seguros y esa sería una forma de amortizar un poco la perdida”, pero ya sería una estrategia a futuro.
Crecimiento del endeudamiento
Algunas de las medidas o herramientas puestas en marcha para ayudar a sobrellevar la seca son aquellas que brindan al productor financiamiento, como “los préstamos con garantía SIGA, el diferimiento de los plazos y vencimientos, también los préstamos particulares, todo eso lleva a que el endeudamiento crezca, a que haya refinanciaciones. Eso es algo que va a pasar porque incluso quienes no estaban bancarizados se van a bancarizar porque van a necesitar ese tipo de ayudas”, expresó.
Además, “a partir de ahora, también se va a ver mayor acceso a la financiación, porque con la cosecha de la soja se tiene que hacer frente a una cantidad de pagos, por ejemplo, los insumos que se adquieren para pagar contra cosecha, y le tener que hacer frente a esas deudas particulares puede llevar a necesitar un mayor financiamiento por parte de los bancos”.
Pero esa mayor financiación se dará “no solo a nivel de productores, sino que termina llegando a todos los que se ven afectados con una zafra tan magra como camioneros que hacen menos viajes, vendedores de insumos que no van a recibir en tiempo y forma los pagos, plantas de acopios que van a ver muy disminuidos la cantidad de granos”.
Toda la menor actividad que se genera a partir de una mala zafra “se nota al circular por las rutas, y se nota mucho”, subrayó Carro, que durante mucho tiempo trabajó en Nueva Palmira, y el movimiento de ahora “no es comparable” al de épocas de normalidad hídrica.
El rol de Banco Central del Uruguay
En el aspecto financiero, otro efecto de la seca es cómo influye en la categorización que los bancos hacen de sus clientes. “Si el Banco Central (BCU) no busca e implementa una alternativa sobre cómo calificar las categorías, ese es otro fenómeno que incidirá negativamente”, advirtió la contadora.
Aquellos productores que pierdan categoría se van a ver perjudicados en el acceso al financiamiento: “Con una categoría mala o no tan buena como la que se tenía, va a ser más difícil acceder al financiamiento y cuando se acceda se hará en otros términos porque las tasas de interés van a ser más altas”.
“Creo que el BCU tendría que considerar el panorama ante el que estamos y empezar estudiar la posibilidad de que las calificaciones tengan en cuenta no solo el reflejo del balance del 30 de junio que no va a ser bueno, sino manejar la posibilidad de darle más importancia a las proyecciones y al comportamiento histórico de ese cliente, ver es buen pagador, si cumple los vencimientos, etc., y basarse también en lo que se espera a futuro de ese cliente”.
“Si no se maneja ese tipo de ideas, lo que va a suceder es que habrá muchos clientes que necesitarán del apoyo financiero sin poder acceder o accederán en no muy buenas condiciones, con una tasa de interés muy alta, y eso no es lo que se necesita en este momento”.
La decisión sobre la categorización del cliente depende del BCU, por lo que es este quien tiene la última palabra sobre el asunto, subrayó.
El tipo de cambio también es una variable que obedece al BCU, sobre la cual Carro dijo que es un tema complejo porque cualquier medida que se tome el respecto repercute en todas las actividades económicas.
“El sector agropecuario cobra en dólares y mucho de lo que paga lo hace en pesos, por lo que un tipo de cambio más alto lo beneficiaría, pero el resto de la economía tal vez no se vea tan beneficiada, por ejemplo se perjudicaría el consumo o la inflación”, por lo que “la medida más apropiada y eficaz serían la mencionada” en cuanto analizar y evaluar los balances y el historial de cada caso en particular.
No hay riesgo de que se corte la cadena de pagos
Consultada sobre si visualiza algún riesgo en el corte de la cadena de pagos, la Cra. Carla Carro de Estudio C dijo no ver esa posibilidad en el corto plazo: “Hoy no veo que haya una variación en la morosidad, pude pasar que si el productor no logra financiarse podría empezar a incumplir deudas particulares como el pago de los insumos, o podría limitar la compra de esos insumos necesarios para la próxima zafra, otra posibilidad es el retraso en el pago del arrendamiento o algún servicio”.
Pero esa es una eventualidad que “ahora no se ve como una situación próxima a ocurrir porque los productores se están agarrando de las herramientas financieras que se les ha dado con buenos términos y muy oportunos en el tiempo que salieron”.
Respecto a si se han dado casos de productores que evalúen liquidar sus establecimientos y dejar la producción, Carro dijo que no conoce a nadie que maneje esa posibilidad “porque muchos se apoyan y buscan diferentes alternativas como las herramientas de ayuda que se han generado. La sequía existe, la emergencia agropecuaria está y es una realidad, pero también se salió a tiempo con un abanico muy grande de ayudas para los productores afectados”, expresó.
“Estamos en un escenario que no es alentador, pero la ayuda que se ofreció se recibió de forma real por parte de los productores, como la prórroga del Banco de Previsión Social, las medidas del Banco de Seguros, la entrega de agua que se hizo por parte de OSE en coordinación con el Sistema Nacional de Emergencia, el financiamiento de UTE, la entrega de raciones, la limpieza de tajamares por parte de las intendencias, el tema financiero, el diferimiento de los vencimientos. Son medidas que forman un todo y en su conjunto se recibió por parte de los afectados que se han ido apoyado en ellas”, concluyó.
La decisión sobre la categorización del cliente depende del BCU, por lo que es este quien tiene la última palabra sobre el asunto, subrayó Carro.
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