Desde su establecimiento en Cerro Colorado, departamento de Florida, el productor Francisco Sanguinetti dialogó con La Mañana sobre la difícil situación en que los bajos precios de las lanas ponen a los empresarios del sector.
Para Sanguinetti, la peor parte se la lleva la cultura del trabajo que se pierde cuando los productores, abatidos por la falta de rentabilidad, van dejando paulatinamente el rubro y dedicándose a otros que les ofrecen una mejor seguridad económica. Aun así, Sanguinetti está convencido de que en algún momento los vientos cambiarán de dirección y los productos naturales como la lana tendrán una mejor oportunidad. Mientras tanto, hay que seguir resistiendo.
¿Cuál es la situación de su establecimiento respecto a la producción de lanas?
Básicamente, tenemos dos majadas que trabajamos de toda la vida en forma separada, Corriedale y Merilin. Para nosotros la Corriedale es una majada sumamente cómoda para trabajar, estamos acostumbrado a trabajar con ella desde siempre. La oveja es una gran madre. Estábamos teniendo ovejas de 5 y 6 kilos de vellón limpio, con muy buena mecha, tendiendo a no ser muy gruesa, una lana muy suave. Así que imagínate que para nosotros es un dolor horrible este contexto. Pero bueno, las cosas son como vienen y definitivamente desde hace unos años estamos cruzando todas las ovejas Corriedale con Merilin. De cualquier manera, como todos los productores, hemos tenido una dificultad enorme para colocar la lana. Hubo momentos, como el año pasado y el anterior, en que ni siquiera hubo precio.
¿Quiere decir que tuvo varias zafras acumuladas esperando precios acordes a los costos de producción?
En su momento tuvimos tres zafras guardadas en el galpón, actualmente tenemos dos zafras acumuladas. Así que imagínate que el desánimo que tenemos con la producción de lana es tremendo. Estamos pagando la esquila, que no es barata. Me da gracia, en el fondo, porque lo que me pasa a mí le está pasando a todos los productores del país. Incluso sabemos de lanas finas que tampoco están teniendo una colocación fluida, están con precios bastante deprimidos. Hay momentos en que no hay precio y cuando te lo pasan es irrisorio. Estamos esperando que esta situación pase. De alguna manera la carne nos defiende.
¿Qué es lo que se está perdiendo con esta difícil situación por la que están pasando los productores laneros?
Creo que se está perdiendo una cultura de algo que generaba mucha mano de obra como era la esquila, los fletes de la lana, la exportación de lana sucia, limpia y peinada. Son momentos históricos en que uno, de algún modo, se tiene que amoldar a la realidad. Creo que en el fondo va a haber siempre un mercado para los productos naturales. Generalmente es un mercado caro y puntual. Uruguay produce millones y millones de kilos de lana, que en una época era el mayor producto de exportación del país. Así que de alguna manera te produce cierta nostalgia y tristeza, pero también hay que sobreponerse, hacer análisis de la situación que te toca vivir y meter para adelante.
¿Cuáles son los precios que se manejan actualmente?
A unos amigos que tienen una majada exclusiva de ovejas Merilin les pasaron como precio US$ 1,30 y 1,35. Ellos tienen cuatro zafras de lana guardadas en el galpón. Se trata de ovejas de muy buena calidad, con buen cuerpo, con muy buena lana de 23 y 34 micras. Hace 50 años que trabajan con la oveja. Por supuesto, con esos precios no agarraron viaje.
Si le preguntara qué precios serían los adecuados, ¿qué me contestaría?
Yo creo que US$ 3 sería buena plata para este tipo de lanas medias. Entre US$ 3 y 3,50, yo creo que te cambiarían las cuentas radicalmente.
¿Qué tan desafiante es tener varias zafras de lana guardadas en los galpones?
La lana en los galpones ocupa lugar. Además, debés tenerla en muy buenas condiciones. Tiene que ser un galpón muy seco, no se te puede llover, no puede pasar nada raro. La gente se defiende como puede, se amolda a las nuevas circunstancias. Hay mucha gente cruzando con razas carniceras. Para mí, la mayor pena es que se pierda la cultura. Es una manera de trabajar. Se pierde el ser baqueano, porque las generaciones pasan y los que vienen atrás no están mamando cómo se trabajaba la oveja, cómo se hacían las tareas, cómo se ganaba dinero con este tipo de producción.
¿Qué visión tiene sobre el futuro del rubro? ¿Hay forma de lograr un cambio que ayude al resurgimiento de la producción lanera?
Estoy convencido de que la tecnología y la gente que se prepara le van a encontrar la vuelta. Será para vestimenta o será para otra cosa. Pero estoy seguro de que va a tener una utilidad con la cual, de alguna forma, vamos a poder sacarle rédito a este asunto. Como todo en la vida, tiene su vuelta y podrá servir para aislar casas, aviones, barcos, cámaras frigoríficas, no lo sé. Pero seguramente haya algunas cosas para la cual la lana sirva y sea de mucha utilidad.
Se lo ve muy optimista. ¿Qué tan importante puede ser que las personas vuelvan a consumir productos naturales y acordes con el medioambiente?
A la gente generalmente le gusta los productos naturales. Se trata de mercados más puntuales, pero que de alguna manera van a mantener vivo al rubro. Hay muchos mercados para descubrir. Aunque parezca mentira, siempre hay muchas cosas para hacer y a la gente definitivamente le va a gustar vestirse más con fibras naturales que con nailon.
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