La Ing. Agr. María Noel Martínez dijo estar unida al arroz con pasión y dedicación, un cultivo del que nunca pensó alejarse, y plateó la necesidad de que las mujeres productoras también tengan su lugar en la gremial que las representa. En diálogo con La Mañana compartimos la entrevista con esta joven y vocacional productora de Treinta y Tres.
Sobre la ruta 19, en el departamento de Treinta y Tres, se ubica el establecimiento Sucesores de Ademar Martínez que se dedica a la producción arrocera y ciclo completo en ganadería.
La Ing. Agr. María Noel Martínez tiene 40 años y tiene una dedicación total a la chacra. Explicó que la empresa tiene 600 hectáreas de arroz y 4.000 hectáreas de ciclo completo abierto, “a veces compramos vacas o algún ternero, aunque ahora desde hace un par de años los estamos produciendo nosotros”.
“Mi padre es la cabeza” de ambas producciones, “él toma las decisiones importantes; mi hermano se dedica la ganadería y yo a la agricultura que es lo más me gusta”, agregó y contó que “el origen” del establecimiento fue su abuelo que comenzó con Hereford luego cambiaron para Aberdeen Angus, actualmente “casi todo el rodeo es con toro Angus y se insemina con semen Angus”.
El cultivo del arroz comenzó “entre 1999 y el 2000, la bolsa valía 5 dólares y papá pudo entrar en el sector con 60 hectáreas en campo propio, durante años estuvimos plantando poco más de cien hectáreas. Ésta es un área netamente arrocera, los suelos son en su mayoría planosoles que retienen mucha agua” y eso los hace aptos para este cultivo.
El agua “es un tesoro para los arroceros. Parte de ella la obtenemos con el molino Casarone y regamos de la toma del río Olimar o la represa de Corrales; y en otra área que plantamos para Saman el manejo del agua la hacemos nosotros porque el campo tiene agua propia”.
Agregó que el Cebollatí “no es un río muy eficiente porque si hay seca el agua falta enseguida”, pero “los regantes del Cebollatí tienen seguro de riego y toman el agua de diferentes represas, entonces cuando el río merma esos seguros se activan”.
Se esperan buenos rendimientos
Respecto al estado de los cultivos y el avance de la cosecha, Martínez dijo que ya cosechó “la mitad del arroz” con un “rendimiento bueno, 240 bolsas de arroz en promedio que son entre 11.500 y 12.000 kilos por hectárea de chacra”. Sin embargo, advirtió que a ese total que se recoge en la chacra hay que ajustarlo por secado y calidad. “El molino paga sano, seco y limpio, por eso hay que esperar el resultado de los análisis para conocer el resultado exacto, pero andará en 220 o 225 bolsas sanas, secas y limpias”, estimó, lo que es un buen resultado final.
Agregó que “no hace laboreos de verano como la mayoría” de los productores: “Tenemos capacidad de trabajo, hacemos un glifosato en agosto, después a fines de agosto o inicios de setiembre entramos a arar. Se hace un laboreo convencional, se siembra, se hace taipa y se aplica un herbicida preemergente. Ahí esperamos que emerja, a los 25 días se hace una urea y un herbicida, y a las 24 horas se moja porque los herbicidas se activan con el agua. El riego empieza con una lámina de agua bajita, y se sigue hasta marzo, pero depende de la fecha de siembra”.
“Nunca pensé en dejar el arroz”
María Noel nunca se planteó dejar la producción arrocera. “Es algo que se lleva y se siente, nunca pensé en dedicarme a otra cosa, es algo a lo que se pertenece”, dijo, en un vínculo que se ve fortalecido poque “mi pareja también es agrónomo y arrocero”.
Además de la pasión, “es un rubro que por sus características no es fácil entrar o salir como otros, por ejemplo la soja que un año la plantas y al siguiente si preferís haces otro cultivo. Con el arroz hay una dependencia del agua y de los molinos, dependes de los molinos porque te financian el cultivo, o no te financian pero es a quienes se lo vendes, o el molino te proporciona el agua, entonces se da una interacción muy activa”.
Eso lleva a que si un arrocero deja el rubro “le va a costar volver por varios factores, uno de ellos que el molino le dio a otro productor el agua. Y menciono el agua porque sin ella quedaste afuera del sistema”.
Además de esas consideraciones económicas y estratégicas que son totalmente válidas, Martínez insiste que “por encima de todo es un cultivo apasionante, por eso a pesar de que hay situaciones económicamente complejas el arrocero sigue y sigue y sigue. Eso sólo se entiende con pertenencia y pasión, es como un arte, regar es un arte, no cualquiera planta arroz, no cualquiera sabe regar, no cualquiera se la juega porque es un cultivo muy caro. Evidentemente hay un tema vocacional”, enfatizó.
La mujer y el arroz
La productora reivindicó su participación como mujer en un rubro en el cual hay un fuerte componente masculino. “La mayoría de las mujeres de las chacras arroceras de esta zona de Treinta y Tres hacen trabajos administrativos, pero para mí el trabajo de campo es totalmente normal porque siempre estuve, pero en realidad no es tan normal” en otros establecimientos.
Para la mujer “es difícil pero hay que tener carácter e impronta para que te respeten”, dijo, y agregó que en su experiencia personal no ha tenido problemas, “esto es lo que me gusta, me siento cómoda y en el sector, en la zona, me han dado mi lugar”.
No obstante reflexionó sobre la participación de la mujer productora en a la asociación que nuclea a los productores: “Donde no tengo mucho lugar es en ACA (Asociación de Cultivadores de Arroz). A las reuniones no van las mujeres”, dijo. Es verdad que allí está la Ing. Agr. María Bica (gerente de ACA) “pero para tomar las decisiones importantes está la directiva de ACA que son todos hombres”.
“Eso no significa que tenga mal vínculo con la Asociación, por el contrario, tenemos una relación fluida y normal, estoy en comunicación, voy a cada rato, tengo relación con el presidente, con la familia del presidente y otras personas de ACA. Lo que digo es que para la mujer es difícil ingresar en el gremio. Veo que a la mujer productora le falta un lugar, no se ha dado que haya una mujer en ACA” como en otras instituciones como la Federación Rural o las Cooperativas Agrarias Federadas, que tengan la “capacidad de decidir en las cosas importante. Fuera de eso el vínculo con la directiva es excelente”.
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