Durante toda la semana pasada fue noticia que cientos de jinetes llegaban a Montevideo provenientes de todos los puntos del país. Primero se dijo que serían mil, luego se afirmó como un número certero 1.500, y los más optimistas estimaban dos mil, pero al final resultaron más de tres mil, en una convocatoria espontánea y sin precedentes en la historia reciente.
El sábado 29, una multitud de jinetes y caballos se reunió en la Rural del Prado a esperar la ceremonia del cambio de mando que sería al día siguiente. En aquella vigilia oriental, hombres, mujeres y niños compartieron fogones y guitarreadas, conversaciones en rueda de mate, y la espera ansiosa por que amaneciera el domingo 1º.
Sobre las 21.00 horas llegó al Prado el Dr. Luis Lacalle Pou que aún no había sido investido como presidente. Cuando la gente reconoció su presencia se agolparon a su alrededor para saludar, felicitar y tomarse una fotografía. Eran tantos los que se acercaban y a todos les dedicó un tiempo, necesitó una hora y media para recorrer unos doscientos metros.
Finalmente llegó a una suerte de estrado que se había preparado, recibió algunos obsequios y dijo un breve discurso porque no había ido a hablar, sino sólo a saludar.
“Es emocionante ver a la paisanada llegada desde distintos puntos del país”, dijo, y añadió que “Uruguay es de todos, es de los que se pueden organizar para hacer una manifestación y Uruguay es de los que están tierra adentro y no tienen voz, que se dedican a laburar y a empujar el carro”.
“Yo me alegro de que haya aquí dirigentes políticos, senadores, ministros de diferentes partidos que formamos esta coalición, porque creo que gran parte del éxito electoral fue el de unir, no el de dividir”, expresó, e interpretó aquella movilización como un “mensaje de tierra adentro, de que hay un Uruguay que se cansó de la división artificial del campo y la ciudad, y eso es algo que tenemos que zurcir”.
“No sólo es un cambio de gobierno, también es un cambio de paradigma”
Consultados algunos paisanos sobres cómo había surgido la iniciativa de llegar hasta allí, palabras más, palabras menos, la mayoría contestó que se habían enterado de que muchos viajarían “y nosotros teníamos que estar”. Así, sin más apronte que el de ensillar el caballo, salieron hacia Montevideo.
En cuanto a la forma en que los recibió la capital, todos contestaron que bien, y alguno profundizó un poco más explicando que los hombres a caballo llegando del interior siempre son bien recibidos por el pueblo montevideano.
Luis, de 60 años y oriundo de Lavalleja ofreció una explicación más profunda: “no hay nada que conmueva más a la gente que ver a un jinete en actitud libertaria. Ésta es nuestra apología de la vida”, expresó.
Además, aquellos hombres sabían que estaban haciendo historia. Alberto Manini, uno de los que estaba llí con su caballo, dijo que era “una fiesta de la democracia y de la alternancia en el Poder Ejecutivo”. “Estamos apoyando con entusiasmo, civilidad, y tolerancia el cambio de época”, subrayó.
Migue Ángel Cotto por su parte destacó “el espíritu” y “la fe de siempre, sean quienes sean las autoridades del país, siempre estamos con la misma fe de batallar, de luchar por nuestros nietos y por los niños del país”.
“Recién yo le decía a un amigo que hoy me encuentro contento porque ando disfrutando de nuestra identidad, lamentablemente han llegado otras cosas que nos están como alejando de ellas, pero mientras pueda vamos a seguir luchando”, reflexionó.
Las tres urgencias de Uruguay son “la inseguridad, la recuperación del país productivo y el combate frontal a la corrupción”
Uno de los dirigentes políticos presente en el Prado el domingo 29 fue el senador Guido Manini Ríos (Cabildo Abierto) quien describió aquella instancia como una “jornada histórica, con mucha expectativa y hasta se puede decir de euforia”.
Histórica porque “no es un cambio de gobierno más, no es lo mismo esto que hace cinco o diez años, esto es un cambio de ciclo, de época, creemos que eso la ciudadanía lo vive intensamente y esta es una oportunidad para estar junto a la gente”, reflexionó.
Destacó “tres problemas centrales que tiene Uruguay” y que deben ser solucionados: “la inseguridad, la recuperación del país productivo y el enfrentamiento frontal a la corrupción. Esos son los tres temas esenciales para Cabildo Abierto”.
“Seguridad para que los uruguayos puedan vivir sin miedo, sea donde sea el barrio que vivan y a la hora que sea”; pero también es fundamental “que los uruguayos tengan acceso al empleo, que el que trabaja, que el que está de sol a sol luchando contra la naturaleza no termine fundido y obligado a vender para irse al cordón de miseria en una ciudad, sino que termine dignamente en su trabajo que a veces es de varias generaciones”, concluyó.
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