La caída de los precios obedece a la oferta y demanda, pero hay posibilidades de trabajar con seguros de precios que dan tranquilidad ante un mercado cambiante.
Federico Morixe, gestor de riesgo en Gletir, dijo a La Mañana que la baja en los precios de los granos “ya se veía desde el año pasado por la mucha producción que hay en Estados Unidos, a la que se sumó mucha producción de América del Sur y eso automáticamente hizo bajar los precios”.
La soja bajó, desde noviembre hasta ahora, de 521 a 422 dólares, casi cien en los precios de Chicago; el maíz pasó de 193 dólares en noviembre a 157, que son 36 dólares de diferencia; y el trigo de los 238 dólares que valía en noviembre cayó a 209, una diferencia de veintinueve dólares. Sobre el maíz, Morixe recordó que la “paridad de importación” respecto al precio es lo que cuesta en países vecinos “más traerlo a Uruguay”, pero “si tenemos buena producción, va a ser paridad de exportación, por lo que puede llegar a bajar cien dólares”.
Los precios varían por diferentes factores, pero en esa oportunidad la mayor producción global es lo que determina los valores actuales: “Tenemos a Brasil, que anualmente crece en su producción, lo que genera más oferta para una misma demanda, haciendo que los precios bajen”.
Respecto a cómo inciden los problemas climáticos, Morixe dijo que la producción también siente ese tipo de desafíos, pero que no se ha dado una afectación global. Hay que ver dónde y cuándo se dan sucesos climáticos, porque “si Uruguay está seco o no, no le cambia a nadie, pero si eso pasa en Brasil o Estados Unidos sí importa”.
¿Qué puede suceder de aquí en más con los precios? “Pueden continuar bajando porque ahora está la cosecha en las diferentes regiones de Sudamérica y luego continúa en el hemisferio norte”.
El eslabón que más sufre la baja de los precios “siempre es el productor”, mientras que “el exportador nunca pierde porque si compra a cien vende a 110 y su factor de riesgo es mínimo”, no sufre el movimiento de los precios, “a no ser que tenga algún error en los costos de algún barco”, pero su pérdida es limitada. “El productor siempre es más vulnerable: porque el comprador siempre quiere comprar más barato, y porque los compradores son pocos contra muchos vendedores”. Además, el productor no mitiga muchos riegos, solo los productivos, dado que el productor “no trabaja en riesgos comerciales como los de precio o de calidad”.
Ante la pregunta de cuál es el camino de salida, y si una posibilidad es aumentar la producción para lograr un equilibrio con los costos, explicó que “producir más es contraproducente porque tarde o temprano hay más oferta y eso baja los precios. En realidad, lo que debería pasar es que otro país cuya producción pese en el mercado tenga algún problema productivo o una sequía, para que haya menos oferta en el mundo”. “A nivel global, a veces también pasa, que bajan muchos los precios de algunos productos y en esa área el productor cambia a soja”, agregando existencias al mercado, pero si “por ejemplo, suben y se mantienen los precios del arroz y el algodón, el productor puede dejar de plantar soja y volver a aquellos, incidiendo en la suba de precios de la soja porque se reducirá la producción y por tanto la oferta”.
Para que el precio se corrija al alza, cualquiera de los factores mencionados –el clima o el cambio de producción– “debe darse en países que son grandes productores, porque si ocurre en Uruguay, Paraguay o Bolivia, el mundo no se entera. La producción de Argentina sí tiene alguna incidencia y son muy importantes Brasil y Estados Unidos”.
Otras piezas del puzle, aunque con menor incidencia, son la logística marítima y las dificultades en los canales de Panamá y de Suez, el primero con trabas operativas por razones climáticas y el segundo sufriendo las consecuencias de un conflicto ajeno, pero “impactando en los costos”. También “la bajada de los ríos o la variación del dólar, porque si se encarece los commodities tienden a bajar”.
Sobre el arroz dijo que “va en sentido contrario” al resto de los granos porque hay países productores que no quieren exportar, lo que “hace que haya menos oferta y suban los precios”.
El sector productivo debería enfocarse más en el área comercial
Morixe comentó que cuando los precios bajan se genera una disyuntiva: “Se busca producir más, pero ¿producir más no profundiza la baja de precios?”. Quizá el sector productivo “debería enfocarse un poco más en el área comercial, porque se dedica a aumentar la producción y no tanto a vender mejor”. ¿Cómo es eso de vender mejor?, por ejemplo “en el momento en que se elabora el presupuesto con lo que se va a sembrar, hacer seguros de precios en el ochenta por ciento de la producción. En Uruguay hay productores que lo hacen y estas bajas no les molestan”.
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