Como es tradicional en cada mes de Diciembre, la Oficina de Programación y Políticas Agropecuarias (OPYPA), realizó la presentación de su anuario, donde destaca el comportamiento económico del agro, con análisis sectoriales y cadenas productivas, temas de políticas y estudios.
Esta oficina, que depende del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), presenta al documento que luego es tomado como referencia para analizar las políticas y proyectarse, teniendo en cuenta la evaluación primaria que realiza de cada sector hacia el año siguiente.
Allí la economista Ángela Cortelezzi, responsable del capítulo de situación y perspectivas de las cadenas agroindustriales, realizó un repaso del contexto internacional, donde reconoció que en este año el crecimiento económico mundial entró en una nueva fase de desaceleración sincronizada, tras un breve período de aceleración que se observó principalmente en el 2017.
La forestación sufrió la baja en precios de dos productos de la cadena, como lo son la pasta de celulosa y los rolos de eucalipto
Pese a esto, a nivel mundial la economía presenta una expansión de 3% respecto a 2018, lo que significaría el menor ritmo de crecimiento desde la crisis mundial del año 2008. En este sector se espera para 2020 un rebote para alcanzar un crecimiento de 3,4%. La explicación para la caída del 2019 es la creciente inclusión de barreras comerciales, un magro desempeño de las industrias manufactureras y una mayor incertidumbre en materia geopolítica.
Ante este escenario mundial, la economía uruguaya se mantuvo “virtualmente estancada en el primer semestre” si se compara con igual período del año anterior. Acá se observa una zafra de cultivos de verano recuperada en comparación con lo que dejó la sequía del ejercicio 2017-2018.
Durante este año, la industria frigorífica, la vinícola y la cervecera registraron aumentos promedios de volumen de producción, de 4,5%, 2,1% y 6,7% respectivamente. Por su parte, la industria láctea y arrocera cayeron en volumen de actividad 4,7% y 8,3% respectivamente. La actividad de la industria topista tuvo una caída de producción de 1,6% respectivamente.
Teniendo en cuenta únicamente el comercio de bienes agropecuarios, se observa que la competitividad-precio analizada mediante el Tipo de Cambio Real Agropecuario, tuvo una caída de poco más de 8% entre enero y setiembre, por lo que el encarecimiento relativo de la producción nacional respondió al mayor incremento relativo de los precios mayoristas agropecuarios que se registró en Uruguay.
Los sectores destinados a los cultivos, cría de animales, silvicultura y pesca tuvieron un incremento a excepción de los frutales de hoja caduca y cítricos, donde la recomposición de la oferta dio lugar a precios más bajos.
Con este escenario, el PBI agropecuario cierra el 2019 con una caída de 3,3% según la proyección primaria de OPYPA, aunque ya estima que habrá un repunte para el año 2020.
Forestación
La cadena forestal volvió a jugar un rol relevante en la generación de divisas para el país durante 2019, aunque su contribución fue menor a la observada en años anteriores, debido a la baja que tuvieron en precios los dos productos en la cadena, como lo son la pasta de celulosa y los rolos de eucalipto. Por lo tanto, tras venir de un muy buen registro en 2018, las exportaciones de la cadena forestal en su conjunto totalizarían US$ 1.900 millones, es decir 11% menos. De cara al 2020 las perspectivas lucen inciertas según OPYPA, debido a las condiciones cambiantes de los mercados, por lo tanto las exportaciones totales podrían caer 15% adicional
La remisión de leche a plantas tuvo en este año una contracción de alrededor de 4%
Ganadería
Si se analiza la producción de carne vacuna, se observa una caída de 2,8% en el ejercicio 2018/2019, en comparación con el anterior. Esto responde a un incremento interanual de la faena de 1,6% en el mismo período, un descenso significativo de las exportaciones de ganado en pie y una reducción de 3% de los inventarios, los cuales llevan 3 años de caída.
La oferta de animales enviados a faena cambió como consecuencia de la menor oferta de novillos, por lo que aumentó la actividad industrial con hembras de mayor edad y cayeron los machos. Con este escenario, las exportaciones de carne vacuna cierran el año con un incremento interanual en valor, impulsada por mayores volúmenes de venta y precios más altos como consecuencia de la peste porcina africana.
El desempeño productivo de los próximos años de la cadena de carne vacuna dependerá de la trayectoria de las tasas de procero y de extracción, por lo tanto el escenario más optimista permite asumir que si para el próximo ciclo el procreo aumenta a 68%, la faena a 22% y las ventas en pie se reducen aproximadamente a la mitad, habría un crecimiento de la producción y del volumen exportador de carne del orden de 4,5%. Por otro lado, el escenario más pesimista marcaría una caída de procreo, menor oferta de ganado para faena y una estabilidad en la exportación en pie, la producción caería 4% y la exportación de carne 20% en volumen.
Ovinos
En el ovino, hubo un desempeño productivo disímil en la zafra que termina. Por un lado la producción de lana creció 5% en comparación con el año anterior. En contraposición la faena comercial de ovinos se redujo 5%, por lo que acumula el sector una década de descenso de actividad industrial, que inició en 2009, cuando se faenaron 2 millones de cabezas.
En lo que refiere al comercio exterior, las exportaciones de tops y lana sucia se redujeron en valor 10% y 30% respectivamente. China siguió siendo el principal demandante del sector, siendo la carne ovina el productor que aumentó de valor respecto a 2018.
Para este rubro se pronostica aumento de exportación de carne por creciente demanda de Asia, y en lanas un mercado de estabilidad de oferta.
Lechería
La remisión de leche a plantas tuvo en este año una contracción de alrededor de 4%, en un contexto de reducción de predios lecheros, del área y del tamaño del rodeo animal destinado a esta actividad. Esta menor producción determinó una baja en los volúmenes exportados, lo que combinado con precios promedio de venta estables, determinó una caída de 9% en el valor exportado respecto al 2018. Pese a este escenario, se prevé que en el próximo año la remisión de leche refleje una recuperación y se expanda 3% interanual, hasta superar el umbral de los 2 mil millones de litros procesados.
El clima permitió obtener un aumento en la producción de soja, lo que dio dinamismo a la cadena oleaginosa en su conjunto
Agricultura
En lo agrícola, el clima permitió obtener un aumento en la producción de soja, lo que dio dinamismo a la cadena oleaginosa en su conjunto, repuntando las exportaciones, los resultados de los agricultores, la demanda de servicios logísticos y el compromiso financiero, lo cual se había visto fuertemente afectado por la sequía del sector. Esto se dio pese a un área inferior al millón de hectáreas y una producción de 2,9 toneladas por hectárea, por lo que la producción se duplicó en un año. El aumento de ingresos por concepto de exportación se dio por mayor volumen, ya que la referencia promedio bajó.
En el caso de productos como el maíz y sorgo, la producción reflejó un fuerte crecimiento debido al aumento de la superficie cultivada y de los rendimientos promedios que se vieron favorecidos por el clima. El maíz en particular alcanzó un máximo histórico de 819 mil toneladas en este ejercicio, con más del 50% de aumento en área y un rendimiento de 7,6 toneladas por hectárea.
El 2020 se presenta como auspicioso para la cadena del trigo, teniendo en cuenta la posibilidad de aumento del área sembrada en 16%, y rendimientos por encima del promedio nacional, lo que incidiría positivamente en la industria local, que volvería a disponer de buenos volúmenes de materia prima y se mantendría la corriente exportadora.
Otros productos
La faena de aves detuvo la tendencia decreciente registrada en años previos, y a nivel de precios tuvo una tendencia al alza a partir del segundo semestre del año. Por lo tanto al cierre de este año las exportaciones de carne y despojos comestibles registrarían una contracción interanual en valor.
En la faena de suinos se da este año la cuarta caída anual consecutiva, y se ubicó próxima a las 11 mil toneladas. La fiebre porcina africana registrada en China tuvo impactos al alza en los precios tanto en pie como a la carne y al consumo, ya que a nivel interno hay un crecimiento sostenido en la demanda.
En la producción frutícola hubo una recuperación en precios tras la fuerte afectación que reflejo años antes. A nivel citrícola la producción aumentó 12%, lo que generó una caída de precios a nivel de mercado interno. La producción de frutales de hoja caduca también tuvo una recomposición este año tras una mala campaña anterior.