En varias zonas del país no ha llovido lo suficiente para que los cultivos logren el mejor desarrollo, incluso hay zonas donde algunas chacras ya han registrado pérdidas.
“A pesar de que somos un país chico, parece que con el tema del agua hay cuatro o cinco Uruguay diferentes”, dijo el Ing. Agr. Martín Álvarez Lourenco, que ejerce como asesor o técnico en varias empresas además de tener producción propia. Su trabajo profesional abarca los departamentos de Soriano, Durazno, Flores y San José.
Consultado sobre cuál es la situación productiva, Álvarez dijo a La Mañana en lo productivo, el litoral y centro sur que es el área en que se desempeña, que “hay dos situaciones diferentes. En el centro, si bien no estamos con deficiencia hídrica en los cultivos, estamos con el agua justa. En el litoral oeste (Dolores, Nueva Palmira, Carmelo), esa zona sí tiene deficiencia, a lo que se suma que los cultivos están en la etapa en que más agua necesitan y la están extrayendo del suelo”. Y en el sur “estamos al día” con el agua, “no es que estemos necesitando precipitaciones urgentes pero estamos en el límite, y hacia el litoral está faltando”.
“Los cultivos que estamos trabajando en las chacras son los de invierno: cebada, trigo y canola. Todos están en plena etapa reproductiva que es cuando más necesidad de agua tienen y a su vez han acumulado una biomasa interesante con lo cual hay una demanda interesante y diaria de agua”, explicó.
A su vez, “hay siembras de maíces de primera que ya estamos terminando y se han dado situaciones que no se han podido sembrar por falta de lluvias”. También “hay casos de chacras que han debido encender los equipos de riego para lograr la emergencia del cultivo. Estos los sembramos pensando que iba a llover y en consecuencia iban a nacer, pero no sucedió. La lluvia pronosticada para la semana anterior no se dio” y el nacimiento del cultivo se logró gracias al riego. “Esto sucedió en la zona litoral oeste”, precisó.
Canola, cebada y trigo
Respecto al centro Álvarez dijo que “los cultivos están bien y aunque falta se les ve con mucho potencial. Ahora no muestra deficiencia hídrica, pero si en diez días no llueve vamos a estar en la misma situación que en el litoral oeste”.
La canola está toda en etapa reproductiva; las canolas primaverales están terminando la floración en su gran mayoría; las canolas invernales están en plena floración y es cuando más demanda de agua tienen esos cultivos, y por ahora vienen con bastante potencial”, aunque falta para logren completar el proceso.
Las cebadas “en su gran mayoría están espigadas, entrando en la etapa reproductiva”, añadió.
“Los que viene más atrasados son los trigos, sobre todo los del sur”, pues “están en el embuche y recién llegando a largar la espiga”. Pero si vamos a la zona de Soriano “ahí se los ve más espigados, pero aún no están en flor, el ciclo demora un poco más”. Los trigos “también muestran potencial y si la primavera viene relativamente buena ese potencial se debería concretar”.
La falta de agua “les pega a los tres cultivos, pero el más resistente a la sequía es la cebada”, eso se da “por su origen ya que es una planta de desierto y por ende soporta más la falta de precipitaciones”.
Se han perdido kilos de canola
“La más demandante es la canola, sobre todo las invernales por el desarrollo de biomasa” que tiene. Advirtió que “en el litoral ya se están perdiendo algunos kilos y lo mismo va a comenzar a pasar en el centro si no se dan lluvias en unos días”.
En el litoral oeste la falta de precipitaciones “ya está impactando, no hay que tener dudas de eso y de hecho algún productor ya aprontó sus equipos de riego para la canola invernal. Aquellos que no tienen sistema de riego “lo único que pueden hacer es mirar para arriba y rezar, no hay otra alternativa”.
Sobre cuánta canola se ha perdido por la falta de lluvias, Álvarez dijo que “es muy difícil estimar” porque también “puede haber una pérdida en calidad” ya que en la canola “parte del negocio está explicado por el contenido del aceite, y si falta agua seguro que va a haber una afectación en la materia grasa”.
En caso de que haya una reducción en la producción o una caída de la calidad, “la situación de cada productor va a depender de si tiene comprometidos determinada cantidad de kilos o no. Si no los tiene comprometidos no pasa nada más allá de la pérdida en sí, pero si los comprometió tendrá que negociar con la empresa con la que acordó para ver qué opciones se pueden manejar”.
Otro posible “no cumplimiento de compromiso por una mala cosecha se da a nivel de renta”, indicó, y agregó que “el 70% de la agricultura nacional está hecha en tierras arrendadas y hay que tener presente que venimos de la peor campaña de la historia de verano”.
Por eso “es fundamental que todo lo que se plante tenga una buena cosecha, eso es muy importante para todos los productores porque se necesita hacer caja y revertir que se viene de un año en el que se sembró, invirtió y no poder rescatar nada. Fueron pocos los productores que lograron algún resultado” en el verano pasado, y quienes lo hicieron fue “porque tenían seguro, mientas que quienes no contrataron seguros perdieron casi el total o el total de la inversión”. Por otro lado, “lo que respaldó el sistema y evitó el colapso” fue que previo a esas pérdidas “el año fue muy bueno”, pero “este año se necesita que los cultivos sean rentables”.
Por parte de la cebada “se da la misma situación” que con la canola, con “productores que han vendido kilos y otros que no”, y también hay que decir que hay una afectación en la calidad de los granos. “Uno de los parámetros de recibo es el calibre y eso se afecta directamente porque quedan granos mucho más chiquitos, entonces la cosecha ya no es cebada maltera sino forrajera por la que pagan menos y que además tuvo una caída en el precio. La diferencia entre la cebada para maltería y la cebada forrajea es de unos US$ 40 por tonelada, una diferencia de 40 en US$ 200 es mucho”.
“Si llueve en los próximos días el grueso de la producción de cebada no tendría problemas, pero sí puede haberlos en alguna cebada muy temprana que ya está llenando granos. Dependemos si las lluvias que esperamos sean de 20 o 30 milímetros, y cuando antes lleguen mejor”, pero debemos saber que ese volumen de agua “aplaca la situación pero tampoco es una solución definitiva”.
Con el trigo ocurre algo “más o menos similar” que con la cebada, pero este cultivo “da una segunda chance, y en caso de llover de acá a diez días no estaríamos tan afectados en el potencial, porque las características del ciclo son diferentes”.
Colonia y Río Negro
Consultado sobre cómo observa los cultivos en los departamentos de Colonia y Río Negro, Álvarez dijo que no trabaja en ellos, pero que en el caso de Colonia ha conversado con colegas que le han dicho que falta agua.
Sobre Río Negro comentó que hace una semana estuvo en la zona de Colonia Tomás Berreta “y los productores manifiestan preocupación porque está faltando agua a los cultivos y se está sintiendo” en una situación “parecida a lo que se ve en Soriano”.
“Es como que hay una orilla sobre el río Uruguay en la que se ha olvidado de llover”, pero “más al norte están un poco mejor”, sin embargo “la zona está muy cambiante y en una distancia de algunos kilómetros se pasa de estar muy bien a que falte agua, con zonas donde ha llovido bastante y otras en las que no”.
“A groso modo podemos decir que el panorama es diferente hacia el sur o norte del río Negro”. Esa característica de lluvias muy segmentadas “es típico de años Niña, y se da que en un mismo campo llueve en una parte y en otra no”.
El riego y los seguros
Regar es una solución, pero tiene problemas, algunos insalvables. Ing. Agr. Martín Álvarez Lourenco lo explicó así: “El riego no es una solución definitiva porque hay campos en los que el productor podría instalar los equipos y hacer las inversiones, pero no tiene acceso al agua. A eso se suma que es una inversión de US$ 1.500 la hectárea, y la gran mayoría de la agricultura está en campos arrendados y al no ser un campo propio hay que llegar a un acuerdo con el dueño, y eso significa que la relación tiene que ser muy a largo plazo para que sirva. Es verdad que la Comap ha sido beneficiosa, pero venimos a pedal y eso es una lástima porque se pierde mucha agua”.
Sobre los seguros comentó que “son un poco caros pero andan y funcionan, y creo que hay que seguir trabajando con las empresas aseguradoras para ir aceitando todas las diferencias que existan. Va a llegar el momento en que todos van a poder sembrar con seguros y ese va a ser el sistema más sano”.
“Todo agricultor que quiera tener futuro debe estar asegurado, sino es un negocio casi imposible, con un riesgo que ha subido muchísimo, cada vez más dinero por hectárea y un clima cada vez más errático. Tenemos que llegar a un sistema que nos permite sembrar casi que con la seguridad de que no vamos a perder dinero y si se pierde que sea poco”, concluyó.
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