El vicepresidente del Inavi dijo que “la evaluación final” sobre cuánta uva se produjo de menos se tendrá cuando termine la vendimia. También aseguró que “la calidad de los vinos de la cosecha 2023 será extraordinaria”.
En Uruguay “hay 200 bodegas activas inscriptas” en los registros del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), de las que “140 vinifican uvas propias y de terceros”. Es un “número que ha decrecido a lo largo de un período prolongado de tiempo de varias décadas, y es un fenómeno multicausal. Una posible razón, me animaría a decir, es la falta de recambio generacional, que es un tema insoslayable y abarca a toda la actividad productiva”, dijo a La Mañana Oscar Perdomo, vicepresidente de esa institución.
“Una de las características de los vinos uruguayos es la diversidad, ya que en su territorio se cosechan más de 65 variedades de uva para vino”, agregó.
En tintos, las variedades “más significativas en volumen son Tannat, Merlot, Cabernet Sauvignon, Marselán, Cabernet Franc y Pinot Noir; en blancos tenemos Sauvignon Blanc, Chardonnay, Albariño y Viogner. También se destacan los vinos rosados y espumosos naturales. Todo esto en vinos finos o VCP, además de vinos de mesa, vinos gasificados y vinos fortificados, como el licor de Tannat”.
“A su vez, en todas estas variedades, encontramos vinos elaborados en el marco del Programa de Viticultura Sostenible, un ambicioso programa que lleva adelante Inavi, apuntando a la mejora de los estándares de producción”, acotó Perdomo.
Los efectos de la sequía
Respecto a la situación del sector vitivinícola en el marco de la sequía, la forma en que ésta afecta a las plantas y su producción en uvas, y la elaboración del vino en cuanto a volumen y calidad del producto final, señaló que “las plantas son las más perjudicadas por la sequía”.
Ante esa realidad en Inavi “estamos desde ya evaluando medidas para los próximos años”, anunció.
“En cuanto a la uva, nuestras estimaciones preliminares nos sugieren que, a consecuencia de la sequía, habrá una disminución en kilos que superará el 30%, aunque la evaluación final la tendremos una vez culminada la vendimia. Sin embargo, la calidad de los vinos de la cosecha 2023 será extraordinaria”.
Consultado sobre la posibilidad de cambiar a variedades de vid para introducir plantas resistentes a la falta de agua, Perdomo explicó que “la vid es un cultivo de secano” que tiene la particularidad de “adaptarse a todo tipo de clima y de suelo”.
En Uruguay se ha dado que “el régimen de lluvias ha variado con el paso de los años” y “sin dudas debemos adaptarnos al cambio climático procurando riego en las plantaciones y adaptar los cultivos a menores producciones por hectárea. Además, en suelos con baja capacidad de acumular agua se debe instalar riego por goteo”. La inversión o costos que requiere introducir esas tecnologías en los predios productivos “pueden ser muy variables dependiendo la fuente de agua”.
Lo que está “claro” es que “habrá que planificar sobre distintos escenarios, no hay medidas automáticas de corto o largo efecto”.
Mercado interno y exportaciones
Cuando Uruguay se enfrentó a lo peor de la pandemia se registró un incremento en el consumo de vino, Perdomo explicó que eso se debió al encierro al que todos debimos atenernos: “Al haber una reclusión voluntaria se consumió más, hoy estamos en una meseta de consumo y es importante estudiar las tendencias de los consumidores para lograr un crecimiento: por ejemplo, vinos con menores valores de alcohol o directamente sin alcohol (0°)”.
En los últimos años “las importaciones están estables; en tanto, en las exportaciones hemos crecido en litros de vino exportado envasado y precio a lo largo del tiempo, basados en tres mercados importantes: Brasil, Estados Unidos y Reino Unido. Además de otros mercados con tendencia a crecimiento, es el caso países nórdicos, Canadá y México”.
Turismo y tipo de cambio
En febrero se lanzó en la sede de Inavi en Canelones la temporada de la vendimia 2023, donde se destacó la importancia del enoturismo, porque el visitante que llega del exterior ahora tiene la posibilidad de recorrer bodegas, participar de una cata y aprender sobre el vino nacional.
Perdomo dijo a este semanario que el enoturismo “es un modelo de negocio que corre en paralelo al de viñedos y bodegas, y está dando muy buenos frutos”.
Sostuvo que “la particularidad de esta modalidad de turismo, es que potencia la actividad de los visitantes durante todo el año, y no solo a quienes vienen por sol y playa, y esto es muy bueno porque logra desestacionalizar y diversificar el turismo. Hay un nicho de mercado muy importante, tanto del turista interno que creció durante la pandemia, como el internacional, especialmente el brasileño, que ofrecen una gran oportunidad para su desarrollo. Inavi tiene un área exclusiva dedicada al enoturismo, que está trabajando directamente en pro de su crecimiento y gestión”.
Sobre el debate sobre el valor del dólar, consideró que “claramente el tipo de cambio es un factor que impacta directamente en los agronegocios pero es una variable que no podemos controlar. Lo que sí podemos controlar es una estrategia para que nuestros vinos lleguen a los mercados más exigentes y puedan valorarse tanto en Uruguay como en todo el mundo”.
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