La asamblea de los productores de arroz analizó los temas trascendentes del sector, como las consecuencias de los cambios en el clima, con pérdidas que equivalen a dos barcos completos de arroz; también los costos industriales y del país.
El jueves 27 de junio la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA) realizó la asamblea anual extraordinaria, que tuvo lugar en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (Inia) Treinta y Tres, en la que se abordaron los distintos asuntos que hacen al sector arrocero del país.
Al comenzar la asamblea, en la que se hace un repaso de todo lo actuado en el año, ACA informó que en abril se enviaron cartas a dos industrias en las que se identificaron problemas de recibo y una demora superior a lo que se puede considerar dentro de la normalidad. Esas industrias, que no eran todas sino un par, no estaban atendiendo las necesidades de los productores que querían entregar el arroz cosechado, en especial en un año tan complejo por el exceso de lluvias. A pesar de que el volumen era menor que la zafra anterior, la descarga ocurría de manera más lenta.
Las industrias involucradas respondieron de diferente manera ante el reclamo, una corrigió la situación rápidamente y otra informó que analiza soluciones para no repetir esa demora a futuro.
El presidente de ACA, Alfredo Lago, valoró como muy preocupante esa demora porque las pérdidas que se generan por la ineficiencia de la industria “solo son asumidas por parte del productor”.
60.000 toneladas perdidas
Por otro lado, las pérdidas totales del sector, como consecuencia de las lluvias en la siembra y la cosecha se cuantificaron en 60.000 toneladas. “Eso estaba para cosecharse y por distintos factores, básicamente climáticos, se perdió en un volumen equivalente a dos barcos completos de arroz que quedó en las chacras”.
Esa magnitud “no tenemos cómo compararla hacia atrás respecto a zafras anteriores porque no tenemos una cuenta precisa, pero medido en volumen este es de los años que más arroz se perdió”, y también “es cierto que los que somos mayores nunca vimos un otoño tan malo como el de este año”.
Se comentó que la intención de siembra para este año era superior a las 160.000 hectáreas, lográndose concretar 148.629 hectáreas, con un rendimiento promedio nacional de 8816 kilos secos y limpio, que son 176 bolsas por hectáreas, lo que hace una producción total de 1,3 millones de toneladas. El 90% del área se sembró en fecha óptima, en octubre; el 10% restante se vio retrasado y la siembra finalizó a mediados de diciembre.
La cosecha fue de las más largas de las últimas zafras con condiciones climáticas y operativas hostiles que impactaron en los resultados de las chacras.
Lago subrayó que a pesar de los problemas que se sufrieron y se siguen sufriendo, porque aún queda alguna chacra por cosechar, “este es el cuarto mejor resultado de la historia”, un dato que “es bueno mencionar” porque “tuvimos el año climático más adverso” básicamente durante el trimestre de cosecha.
Si no se hubiera dado esa pérdida de 60.000 toneladas, el rendimiento hubiera sido superior a los 9000 kilos, agregó, con lo que estaríamos “en la tercer zafra”. Así y todo, los resultados obtenidos “hablan muy bien del sector y de los materiales que estamos utilizando”, alzando “resultados que nos mantienen entre los mejores del mundo”. La eficiencia es algo que “nunca se puede descuidar”, reflexionó.
Costos productivos: US$ 2400
Este año, el costo productivo promedio total nacional es de US$ 2220, que si se consideran solo los arrendatarios, sube a US$ 2400 por hectárea.
Respecto a la zafra pasada hubo una baja en los insumos y un alza en los costos en moneda nacional. En 2023 se pagó el aporte de salarios que fue la más alta en la última década, y el aumento del dólar fue del 13% con un incremento del 19% en el año anterior. Es muy importante el costo de los salarios.
En el global, los costos son 2% menos que la zafra pasada, pero se mantienen entre los más altos de los últimos diez años. Al momento se lleva el 59% de la zafra vendida, que son 421.000 toneladas cáscaras tipo elaborado, a US$ 685,35; y 21.918 toneladas de arroz cáscara tipo Paddy a US$ 480.
El 49% blanco, 29% cargo parboiled, 20% cargo y blanco parboiled 2%.
El principal destino del arroz elaborado fue la Unión Europea (54%), le siguen Brasil (20%), Perú (12%) y México (9%). El arroz Paddy se colocó en Venezuela (70%) y Panamá (30%).
De la zafra pasada a la actual, el precio del arroz elaborado subió 15%, de US$ 440 a US$ 506. Los costos industriales representan el 32% del ingreso, el restante 68% va a la cuenta del productor.
Lago aclaró que la gráfica “puede parecer muy atractiva, pero el escenario de costos industriales, lo caro que es el país y la estrategia de la industria de priorizar negocios elaborados, todo eso incide en casi que un tercio de lo que genera la venta de arroz. A estos niveles de precios la industria también tiene un incremento en la utilidad”.
“En Uruguay es inviable agregar valor a través de los procesos industriales”
En otro momento de la asamblea, el representante de los productores se refirió a las opciones que Uruguay tiene para generar exportaciones. “El arroz elaborado llevado a Paddy equivalente son US$ 506, o la venta cáscara a US$ 480, teniendo en cuenta que el último negocio fue de US$ 525, pero solo hay 22.000 toneladas de arroz cáscara vendida”.
Entonces “si solo tengo US$ 26 en el arroz cáscara equivalente, no logro elaborar arroz, entonces, aun con la estructura de la industria que no se ajusta solo a la venta de cáscara, al sacarle el costo de la cáscara para almacenarla, llevarla a puerto y cargarla en un barco, va a ser más redituable al productor. Si todo el arroz que se vendió hubiera sido todo cáscara el precio sería de unos US$ 19 por bolsa, considerando el costo de US$ 80 para llevarlo hasta el puerto (flete, secado, silo, etcétera). Está claro que por los altos costos que tiene el país y por las estructuras demasiado rígidas que tienen las industrias, en Uruguay es inviable agregar valor a través de los procesos industriales”.
“Si el año pasado se vendieron 145.000 toneladas arroz cáscara, ¿por qué este año solo llevamos 22.000 y se nos dice que no pretenden vender cáscara?”, se preguntó. “Este es un tema vigente cuando el arroz vale US$ 10 y cuando vale US$ 20”.
“Dejar plata en el camino para mantener una industrialización ineficiente no tiene justificativos”, enfatizó, y añadió que esas son algunas de las cosas que reclamamos continuamente al gobierno y que “muchas de las cosas que planteamos en 2019 siguen sin hacerse, y a la industria le cuesta generar estructuras diferente, por eso ACA fomenta la posibilidad de que haya una competencia en ese sentido, con operaciones que logran capitalizar al productor en los US$ 19 referidos. Empresas que se dedican solo a la venta cáscara porque el mercado está”, aunque se diga lo contrario. “Hay mucho negocio que se hace si vendemos cáscara”, subrayó.
No hay años neutros
La incidencia del clima en la producción no faltó a la agenda de los planteamientos. “La incidencia del clima es muy grande”, dijo el presidente de ACA, eventos que son “cambios radicales, pasando de un año Niño a un año Niña y de vuelta al año Niño sin años neutros”, y no hay que saber ni ser especialista en clima para entender que “se afecta la producción mundial de alimentos”.
“Un año Niño golpea en el Cono Sur, en la costa del Pacífico, en Ecuador y Perú, y pega mucho en Asia de forma opuesta. Cuando acá el Niño nos trae exceso de lluvia, en Asia genera escasez”, y es una región en la cual los volúmenes de agua que llueven son fundamentales cada día, “porque en gran parte de Asia no hay sistemas de riegos, sí taipas que captan la lluvia que cae ese día. Si esas lluvias determinadas por los monzones no se generan con la regularidad que deben tener, la producción cae notoriamente”.
Sobre la infraestructura, Lago dijo que la hidrovía bajará costos y el segundo puente sobre el río Yaguarón “también puede generar salida arroz cáscara al puerto de Río Grande en tránsito”, de manera tal que “en vez de descontar US$ 80 para llegar al puerto de Montevideo sean US$ 50 o US$ 60. Toda esa rebaja en el costo logístico es utilidad para el productor”. De ahí la insistencia de ACA sobre la hidrovía, el segundo puente, el uso de bitrenes, tritrenes, cosas en las que no hemos logrado avanzar. Pero en “un negocio determinado por la logística y los costos, todos esos asuntos son demasiado impactantes”.
Es el momento de cambiar el financiamiento
De parte de uno de los asambleístas se planteó si no era posible buscar propuestas financieras bancarias y ya no con la industria.
Dado el valor del arroz, hay productores que ganan independencia financiera y por eso es buen momento de salir de la industria y presentarse ante el Brou, logrando un cambio en el financiamiento.
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