La producción ganadera está en la esencia del desarrollo del país. Cualquier modificación que ponga en riesgo su transparencia y libre formación de precios tendrá consecuencias en toda la cadena cárnica.
A fines de agosto se conoció el interés de Minerva por adquirir tres plantas de Marfrig en Uruguay, paso que daría como parte de una estrategia continental que implicaría la adquisición de un total de 16 plantas: a las tres de Uruguay se agregarían once en Brasil, una en Argentina y otra en Chile.
Sobre la posibilidad de que las plantas de Marfrig pasaran a mano de Minerva, varios actores del sector cárnico como de actividades afines e inclusos referentes políticos y económicos se han manifestado en alerta por el perjuicio que se generaría en la ganadería.
“La Asociación Rural del Uruguay (ARU) se expresa en contra de la concentración de la faena”, así lo expresó categóricamente el presidente de esa institución, Patricio Cortabarría, al ser consultado por La Mañana sobre el tema.
Agregó que “ya no estamos hablando de la concentración per se sino que se trata de un actor demasiado importante en el mercado, el cual pasaría a poder faenar el 45% de la faena”. Ese número puede variar, aclaró, pero si se toman los frigoríficos que la firma compradora tenía el año pasado más lo que adquiriría, da una faena superior al 40% de las cabezas.
Por eso “entendemos que el mercado perdería su condición de equilibrio con un actor tan importante, y el segundo en tamaño pasaría a ser un frigorífico que faena el 10% o 12% del total”.
Los números son claros: “Este actor es responsable casi media faena anual y eso para la formación de precios es complicado, se puede perder el equilibrio por haber una parte dominante”.
Un dato fundamental para comprender el alcance de la comercialización es que “todos los precios que se pagan en el sector ganadero dependen y venden según el valor del ganado gordo que es la hacienda que va a frigorífico, y en la medida que más vale esa hacienda también aumenta la reposición, el ternero, la vaca que produce el ternero”.
Por lo tanto, concentrar más del 40% de la faena en un solo participante y a partir de esa faena fijar el precio del gordo y condicionar al resto de la cadena no parece ser “prudente”, porque “seguramente el precio fijado por ese actor no va a ser tan bueno como el que se puede lograr con un mercado de mejor competencia y más equilibrado”. No alcanzar un precio genuino significará “que el ganadero pierda mucho del valor en la cadena hacia atrás”, razonó.
Consultado sobre qué herramientas tiene la Asociación Rural en caso de que la transacción se concrete, Cortabarría dijo no va a analizar ahora esa eventualidad porque está “buscando de la mejor manera dar toda la información necesaria a la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia (del Ministerio de Economía y Finanzas) que es la que va a realizar el informe técnico para demostrarle que esto no debía concretarse y que el mercado debería cuidarse para beneficio de todos los productores rurales de todo el país. Yo no quiero que esto se” y en ARU “estamos buscan que no se dé”, enfatizó.
La Asociación Rural confía en que no se avance en la concentración de la faena, y “estamos jugando el partido para que no ocurra, si ocurre ese será otro partido y ya veremos, pero hoy el partido es este”.
Reunión con la Comisión de la Competencia
Cortabarría adelantó que ARU se reunirá con la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia: “Vamos a llevarle un trabajo técnico que estamos elaborando para demostrar lo que puede implicar” avanzar en la venta de los frigoríficos, y “aportar nuestros argumentos a la Comisión para que tome la mejor decisión en beneficio del país, que entendemos lo correcto es no permitir esta venta”.
ARU y la Comisión ya han mantenido conversaciones a fin de acordar el encuentro, pero “estamos esperando que se de el alta al expediente para poder comparecer”.
Agregó que algunos medios de comunicación han informado que el trámite de la negociación entre frigoríficos ya comenzó, pero “nosotros formalmente no tenemos certeza de que se haya iniciado y la Comisión no ha dado como abierta” la solicitud para la operación entre Minerva y Marfrig. Asimismo, ARU espera poder reunirse con la Comisión en los próximos 15 días, aproximadamente.
Consultada la página web de la Comisión de Promoción y Defensa de la Competencia, la última comunicación de esta sobre la operación Minerva / Marfrig es del 1° de setiembre, cuando se informó que “no ha recibido en sus oficinas la Solicitud de Autorización Económica para la operación proyectada entre Minerva y Marfrig”.
Corrales
Por otra parte, La Mañana consultó al presidente de la Asociación Rural del Uruguay sobre la pertinencia de los corrales en manos de frigoríficos y si eso afecta de alguna manera la competencia y formación de precios.
Contabarría dijo que la Asociación no tiene una opinión sobre el tema y que hay integrantes de la Comisión Directiva que están a favor y otros en contra. Agregó que “los corrales dan cierta independencia a los frigoríficos, le dan capacidad de autoabastecerse, pero el volumen de animales que la industria puede hacer no es del tamaño que cambia radicalmente la formación del precio del ganado”.
Sin embargo si “pude haber un beneficio en un momento puntual de año y puede dar seguridad de faena”.
A su vez comentó que los frigoríficos “han manejado mucho el tema de la cuota, pero entendemos que no es algo tan fuerte que pueda perjudicar la formación de precios como sí puede pasar con la concentración de la industria”.
Monopolios
En una mirada histórica y tratando de ver si en el pasado nuestro país vivió alguna instancia similar, el presidente de la Asociación Rural del Uruguay, Patricio Cortabarría, dijo que no es estudioso de ese tema pero que originalmente Uruguay comenzó con una industria muy acotada, “estoy hablando de 1900”, precisó, en circunstancias que no son comparables en absoluto con la actualidad
Efectivamente, la primera planta frigorífica se establece en 1902, en el barrio Cerro de Montevideo, fue la planta La Frigorífica Uruguaya. Era una época de comienzos del desarrollo industrial por lo que la concentración de la faena es lógica y hasta forma parte del proceso natural.
El último monopolio del sector se genera en 1928 cuando se funda el Frigorífico Nacional que ejerció el control total en Montevideo durante 50 años, hasta 1978. Desde entonces el comercio de carnes se liberalizó en todo el país y el Estado abandonó su función regularizadora de precios, cosa que se mantiene hasta la actualidad.
TE PUEDE INTERESAR