En la inauguración de la cosecha de arroz, ACA planteó al gobierno sus puntos de vista sobre el gasto, la competitividad, los costos de producir y del transporte, riego y certificación, entre otros.
Este año la inauguración de la zafra de arroz se realizó en la chacra Don Jacinto, de los ingenieros agrónomos Juan Varalla y Álvaro Ribas, en el departamento de Treinta y Tres.
Guillermo O’Brien, presidente de la Asociación de Cultivadores de Arroz (ACA), destacó que el arroz ha llevado el desarrollo donde antes no lo había, o era muy reducido, porque es un cultivo que puede prosperar en “zonas que antes producían pocos kilos de carne y lana”, y hoy “viven y crecen pueblos y ciudades a través de las industrias y comercios vinculados a los servicios en torno al cultivo”.
“Somos un sector que vive de la exportación, con lo cual la competitividad con la que logramos una tonelada de arroz es clave a la hora de vender. Esta depende de los kilos de producción de arroz por hectárea y a qué costos se logran”, explicó, y destacó que Uruguay tiene “uno de los rendimientos de arroz más altos del mundo, entre 9 y 10 toneladas por hectárea, y los costos de producción siguen siendo un problema en Uruguay. Sobre todo en años en que se deprimen los precios internacionales, como tenemos en esta zafra”.
El desafío de ACA es “trabajar estrechamente con el gobierno nacional para encontrar alternativas que permitan adecuar los costos de energía”, tanto eléctrica como de los combustibles; además de que “es fundamental recordar que el atraso cambiario representa una carga significativa para toda la cadena y que se profundiza con los precios internacionales del arroz cuando estos disminuyen y no hay margen ni kilos por hectáreas que amortigüen ese desfasaje”.
“No habrá plan nacional de riego que pueda prosperar sin antes adecuar el costo de la energía –subrayó O’Brien–, siendo Uruguay un país exportador de los excedentes de energía, en varios momentos del año a precios más bajos que los del mercado interno. Los beneficios tarifarios de UTE para el riego se deben mejorar sustancialmente y extenderlos a la fase industrial para estimular el procesamiento de arroz elaborado”.
“Debemos mejorar” los costos de logística, “habilitando el transporte en bi y tritrenes que permitan bajar el costo de la tonelada a puerto”; además de que el ferrocarril “debería ser un objetivo lograble. Los costos portuarios de Montevideo, de los más caros de la región, son otro punto que debemos trabajar”, apuntó O’Brien.
Ante la competencia creciente, especialmente de Paraguay y Argentina, señaló que Uruguay debe mejorar su oferta partiendo del “reconocimiento internacional de su producto”. ACA entiende que se debe dar un paso más “en la diferenciación de nuestro arroz para el mundo”. Los mercados “más exigentes, como el europeo, demandan cada vez más que los alimentos que consuman cuenten con certificaciones que garanticen buenas prácticas agrícolas y sostenibilidad en sus tres aristas de impacto: económico, social y ambiental. Ha llegado la hora de dar este paso fundamental: certificar nuestro proceso de producción e industrial bajo normas aceptadas en mercados exigentes como Europa”. “Aspiramos a que esa certificación sea de todo el sector integrado” y a los productores “les pediremos embarcarnos con ímpetu en esta desafiante nueva tarea”.
En otro orden, pidió que el gobierno “adecúe el gasto”. Somos un país “con un grave problema en las cuentas de su seguridad social, somos caros para producir lo que sea, debemos atraer inversión para generar trabajo y aumentar esa fuerza laboral activa”.
En ese escenario dijo no creer en la disminución de la jornada laboral a seis horas y subrayó que “de una vez y sin demoras debemos mejorar el nivel de la educación de nuestros niños, ese será el pilar fundamental sobre el que podremos construir un país que les permita volver a jugar en las grandes ligas. La cultura del trabajo se inicia en la escuela”.
En materia comercial, aseveró que “debemos continuar abriendo y profundizando mercados. México y los países de Centroamérica son deficitarios en arroz y en los últimos años han conocido y valorado la calidad de nuestro producto, y es en esa zona del mundo donde deberíamos tener un trabajo mucho más profundo de Cancillería con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, en conjunto con los actores comerciales de nuestras industrias. Con México tenemos un tratado de libre comercio, pero demos profundizar los acuerdos sanitarios para agilizar la entrada de nuestro arroz mucho más fluidamente de lo que viene siendo”.
El arrocero es un sector “altamente demandante” de financiamiento. El Banco República financia unas 50.000 hectáreas, “debemos seguir buscando, con las nuevas autoridades del BROU, el apoyo para que ese financiamiento siga creciendo”.
Sobre el final de su discurso, el presidente de ACA hizo referencia al manejo del agua: “Para que nuestro sector pueda expandir el área sembrada, es clave apostar por aumentar la capacidad de almacenamiento de agua para riego” y manifestó lo positivo que sería concretar el proyecto de represa multipredial Palo a Pique, que “podría beneficiar en aumentar las hectáreas” de varios cultivos “además de ser un muy buen regulador de las crecientes del río Olimar que afectan la ciudad y zonas productivas”.
Guillermo O’Brien finalizó haciendo un llamado al gobierno de “estar permanentemente interactuando en busca de mejoras que permitan seguir desarrollando al sector arrocero”.