El problema no es la silvicultura como tal; en Nueva Zelanda hay un lugar para los árboles y la silvicultura dentro de la agricultura, solo que se necesita poner algunos límites sensatos.
Kate Acland, presidenta de Beef + Lamb (B+LNZ), institución neozelandesa que representa a los ganaderos de ese país, se ha referido con preocupación al proceso creciente de venta de tierras agropecuarias con el fin de utilizarlas para la silvicultura, y pide que ese país ponga “límites sensatos” a la comercialización de tierras, para proteger la producción.
En octubre, un informe de Newstalk ZB, una emisora de radio de perfil informativo, se refirió a la “nueva investigación de Beef + Lamb, el cual revela que se han vendido más de 51.000 hectáreas desde finales de 2022. Se estima que se pierden casi un millón de unidades de ganado por cada 100.000 hectáreas plantadas”.
Kate Acland dijo a la emisora que el problema no es la silvicultura como tal, sino más bien la configuración del Régimen de Comercio de Derechos de Emisión. Consideró que definitivamente hay un lugar para los árboles y la silvicultura dentro de la agricultura, solo que se necesita poner algunos límites sensatos.
La semana pasada Rural News publicó declaraciones de Acland en ese mismo sentido, y la gremialista celebró que el Gobierno se comprometiera a tomar decisiones sobre el tema antes de la próxima Navidad.
Agregó que las 51.000 hectáreas comercializadas desde el sector agrícola al forestal supera con creces las 25.500 hectáreas que la Comisión de Cambio Climático ha recomendado que se vendan en un año determinado.
Entre 2017 y finales de junio de este año se han vendido un total de 261.733 hectáreas, planteó, y considera que esa cifra será mayor dado el retraso en la elaboración de las estadísticas. Hubo una disminución significativa en el número de existencias (de ganado) debido a la forestación en los últimos años, dijo a Rural News.
“Estimamos que por cada 100.000 hectáreas plantadas se pierden cerca de un millón de unidades de ganado. Si bien, por un lado, la disminución en el número de existencias significa que nuestro sector ya ha reducido drásticamente sus emisiones generales de gases de efecto invernadero y el impacto del calentamiento, la forma en que está sucediendo simplemente no es sostenible”, afirmó.
B+LNZ ni Acland están contra la silvicultura, por el contrario apoyan la integración de los árboles en la producción, pero sí entienden que debe haber algunos límites a la conversión de establecimientos enteros a silvicultura para obtener créditos de carbono.
“Acogemos con beneplácito la intención del Gobierno de anunciar medidas antes de Navidad”, dijo Acland a medios locales.
El gobernante Partido Nacional de Nueva Zelanda, al cual pertenece el primer ministro, Christopher Luxon, y el ministro de Agricultura, Todd McClay, ha marcado diferencias con su antecesora laborista Jacinda Ardern por cómo ésta llevó adelante el tema ambiental, sin embargo mantiene el compromiso de reducir las emisiones de carbono y llegar a cero en 2050.
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