En el mundo hay 135 millones las personas que viven con hambre extrema, que es el nivel de hambre más grave que miden y calculan los expertos, pero como consecuencia de la pandemia COVID-19 ese total llegará este año a 265 millones, según la proyección del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.
El representante regional para América Latina y el Caribe de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Julio Berdegué, explicó que ese número de 135 millones son personas cuyas “vidas están en peligro inminente”, pero es un número “previo a la pandemia” por lo cual ya se está incrementando.
Según los registros de FAO previos al surgimiento del COVID-19, “en nuestra región hay 18,5 millones de personas viviendo en inseguridad alimentaria aguda”, y América Latina y el Caribe “requiere enfocar la atención en los países que es donde se concentra esta situación. Esos países son Venezuela, Haití, los países del Corredor Seco Centroamericano que son El Salvador, Guatemala y Honduras, y en menor manera Nicaragua. También es muy importante los migrantes venezolanos en Colombia y Ecuador”, dijo el funcionario en declaraciones a CNN y que difundiera la FAO en su sitio web.
Ante esa situación “lo que tenemos que transmitir es, primero, asistencia humanitaria; en segundo lugar, tenemos que ayudar a estos países a reactivar sus agriculturas y sistemas alimentarios, porque no es solo darles comida sino asegurar que haya buena cosecha, que haya transporte y comercio de alimentos”.
“Tenemos que sostener el ingreso de estas familias que tienen que recibir ayuda de los sistemas de protección social, porque estas personas que son 18,5 millones antes de la pandemia, ya estaban en peligro inminente”, subrayó.
“Todos los días los productores rurales, los trabajadores de las agroindustrias, los que transportan los alimentos se están jugando la vida en la pandemia para que todos tengamos comidas en nuestras mesas”, dijo Berdegué, y es esencial asegurar que todo ese sistema” que llega hasta los comercios donde compramos el alimento “se mantengan activos”. Ese es algo “que los países están haciendo”.
Aquí en la región, “hace unos días, realizamos una reunión con 34 ministros de Agricultura y todos están trabajando en forma colaborativa” para que la producción y la distribución de alimentos “no se detenga, porque si se detiene es una calamidad total”. Las cosas “se están haciendo bien” y “somos optimistas de que eso no va a parar”, expresó. De ese evento participó el ministro Carlos Uriarte en representación de Uruguay.
De todas maneras, “aunque eso funcione, vamos a tener a estos 18,5 millones de personas más los que se están agregando porque han dejado de trabajar y han dejado de percibir ingresos, y aunque la agricultura funcione no van a poder comer porque no tienen ingresos para comprar la comida que están en los comercios. Esas son personas a las que hay que darle asistencia alimentaria y también programas de protección social con carácter de urgencia”, finalizó.