En Mundo Gaucho coincidieron pequeñas y medianas empresas nacionales que desarrollan su actividad entorno a las más ricas tradiciones nacionales. Cada uno de estos emprendimientos condice con el quehacer y la diversidad de los uruguayos en sus múltiples facetas.
Los caballos de Soledad Malgor
Tal una obra de arte en sí, los caballos retratados por Soledad Malgor son una de las principales atracciones en cada una de las presentaciones de la artista uruguaya. Justamente Mundo Gaucho en Punta del Este sirvió como escenario para que el público volviera a deleitarse con lo que ella define como “una pasión” heredada de su madre desde muy pequeña. Justamente. sus fotografías son la forma en que puede compartir con su público esa pasión que tantas satisfacciones le ha dado.
Con un estilo único y particular, inició este camino con el distanciamiento social que impuso la pandemia, cuando con una sensibilidad a flor de piel logró combinar arte y tradición en su máxima expresión. “Yo lo que quería era lograr impacto”, contó la artista a La Mañana y vaya si habrá alcanzado su objetivo desde sus primeros trabajos en una cabaña de caballos criollos.
Sus retratos artísticos nacen en las propias cabañas, hasta donde llega con todo su estudio fotográfico para trabajar durante largas jornadas, que pueden ser varias. Malgor prefiere los lugares cerrados para que el clima no sea un impedimento que interfiera con su labor. Contó que los cuidadores de los caballos son sus grandes aliados a la hora de obtener esa foto pretendida que a veces se logra en cuestión de segundos.
La artista afirmó que en Uruguay se puede vivir de la fotografía sin lugar a duda. Como sucede con muchos emprendimientos, el boca a boca sigue siendo su mayor publicidad, aunque en los tiempos que corren las redes sociales también son un aliado. La pueden encontrar a través de Soledad Malgor Photography.
Los cuadros de Patricia Damiani O’Brien
Únicos en el mundo, los cuadros de Patricia Damiani O’Brien están llamados a ser siempre un punto de encuentro estén donde estén. Varios de ellos ya se encuentran en el exterior y muchos lucen en casas de familia o empresas uruguayas. Esta disciplina artística, heredada de su madre, sirve para mostrar en miniatura los distintos elementos que pueden formar parte de la vida cotidiana o que formaron parte de la historia nacional.
Desde Ecilda Paullier, en el departamento de San José, donde reside actualmente, la artista contó su experiencia en la pasada edición de Mundo Gaucho, en la que no solo conoció artistas de las más variadas disciplinas, sino que sirvió para reencontrarse con clientes y amigos.
Para lograr proyectos de altísima calidad artística, Damiani O’Brien está al frente de un equipo conformado por trece personas de las más variadas disciplinas (talabartero, ebanista, fotógrafa, modista, entre otros). Se reconoce muy exigente en el diseño de sus trabajos, respaldada por un “ojo muy crítico” a la hora de llevar adelante cualquiera de sus proyectos. Sus trabajos recorren las más variadas disciplinas como el criollismo, pasando por varios deportes, vinos, habanos y hasta café.
Tan importante como el diseño son la nobleza y delicadeza de los materiales con los cuales Damiani O’Brien trabaja. Sobre todo, tiene un cuidado especial a la hora de utilizar materiales amigables con el medioambiente. Se trata de lo mejor que puede conseguirse en el mercado local. Cuero baqueta vegetal, maderas nacionales con dos años de estacionamiento y dorados bañados en oro 24 son tres de los ejemplos que muestran la excelencia que se busca en cada cuadro y que asegura su permanencia por varias generaciones. Tan es así que actualmente se encuentra reparando uno en manos de los nietos de sus primeros propietarios.
Cuatro de Julia
Tan emparentados con el mundo gaucho como el arte o la fotografía, son los sabores. Entre ellos el alfajor se ha ganado su espacio gracias a emprendimientos como Cuatro de Julia, que no deja de ganarse adeptos, pero también reconocimientos en el país y en el exterior. Julia fue una de las emprendedoras que participó en la última edición de Mundo Gaucho y para quien fue “una pegada” para seguir mostrando sus productos.
Esta historia comenzó el 9 de enero de 2019, cuando decidió ponerse al frente de su propia producción de alfajores obligada por una situación familiar que imponía salir a trabajar. Una estación de servicio en su ciudad de Flores fue el primer cliente que aceptó sus alfajores, no sin antes poner una condición: si se vencían tenía que cambiarlos. Luego, llegaron otros locales comerciales de esa ciudad, otros departamentos y la capital del país. Julia entiende que haber llegado a Montevideo fue un antes y un después en su emprendimiento. A pesar de algunos contratiempos, por ejemplo, no tener permiso de Bromatología para vender en esa ciudad y haber desistido por algún tiempo, el camino del éxito ya no pararía más.
Su expansión comprende, además, una propuesta de alfajores de varios sabores. Apostando también a lo no tradicional, Cuatro de Julia ofrece alfajores con sabores de zanahoria, zapallo, membrillo, crema de maní, durazno, frutilla, naranja y Martín Fierro. Sin conservantes, todo se hace a mano. Dependiendo de la época del año, se llegan a vender catorce mil alfajores por mes. Julia, ayudada por cinco chicas más, permanentemente explora nuevas posibilidades para mejorar sus productos y renovar las propuestas para los paladares uruguayos, que también incorporan nuevas preferencias. En un globo terráqueo tiene marcado todos los países en los que ya han llegado sus alfajores, que con sus hijos son sus debilidades.
Contó que goza de buena relación con sus seguidores en las redes sociales y como la gran mayoría de los emprendimientos del país, el Estado sigue siendo un mal socio que por momentos le quita las ganas de seguir adelante. Julia sugiere impuestos escalonados acordes al tamaño de las empresas para dar respiro a aquellas que como la de ella recién están empezando.
Los bordados a mano de Adriana Volarich
Para mujeres elegantes, las prendas bordadas a mano de Adriana Volarich son una invitación al buen vestir. Confeccionadas con materiales naturales, tales como lana o algodón, en “cada prenda que confecciono cuido todos los detalles”, revela la artista. Se trata de piezas únicas, porque los diseños del bordado no se repiten “y surgen de la observación de la naturaleza que me rodea”. La diseñadora de San José dijo que cada prenda “es un lienzo en blanco”, donde “el bordado va surgiendo en cada puntada hasta lograr un equilibrio en el diseño”.
“Este emprendimiento surge casi sin darme cuenta. Desde niña veía a mis abuelas remendar la ropa de trabajo que se usaba para las tareas del campo y a mi mamá confeccionar prendas para mí hermana y para mí, las cuales ‘adornaba’ con sencillos pero muy lindos bordados. Volarich dijo a La Mañana que fue en ese momento que surgió su interés y sus primeras puntadas.
“Con el material que había en mi casa (zona rural alejada de la ciudad o del pueblo en aquel entonces) me las ingeniaba para crear, a veces no lo lograba, pero seguía insistiendo hasta quedar conforme con el resultado”. Así lo hizo con diferentes técnicas, como el tejido a mano con dos agujas, crochet, telar, fieltro en lana y alguna otra. Con esa mirada refinada y la delicadeza que solo pueden tener las creadoras Volarich dijo que a cada una de las prendas siempre les agregaba “un bordado”.
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