“La solución pasa por la devolución de impuestos, por acceder a créditos más baratos, por ser competitivos en energía y en todos los costos internos que se han disparado de forma brutal”
Citrícola Salteña es la empresa que da más trabajo en Salto, sólo por detrás de la Intendencia, su quiebra afectaría a grandes empresas, pero también a los comercios barriales e incluso al Estado, dijo el presidente del Centro Comercial e Industrial de Salto, Atilio Minervine.
“Lo que está pasando con Citrícola Salteña afecta a todos por el derrame económico a nivel departamental y nacional que tiene esa empresa”, expreso al ser consultado por La Mañana sobre cómo los salteños viven una posible liquidación de la citrícola.
Los trabajadores están “preocupados” por la pérdida de fuentes de trabajo, y a “impulso de un sector de los trabajadores” se realizaron reuniones de la que participaron todos los referentes del departamento para tratar la situación generada a partir del dictamen de la justicia, expresó.
Para conocer los términos de la liquidación de Caputto, La Mañana intentó comunicarse con la Liga de Defensa Comercial (Lideco), sin tener respuesta hasta el momento. Minervine por su parte ve con preocupación que la liquidación de la empresa lleve a que las quintas se vendan por un lado y el packing por otro porque éste fue hecho “con dimensiones para trabajar determinada cantidad importante de fruta, y no habría interés en él” si se desmantela la producción, explicó. “Ese packing tiene razón de ser con todas las quintas juntas y apuntando a más”, si esa unidad se desmiembra “no sería bueno para nadie, ni social ni económicamente”, aseguró.
“El citrus empuja todos los rubros, por eso la movida social y esa carta que se entregó al presidente” Dr. Luis Lacalle solicitando soluciones, la que fue entregada en una reunión que mantuvieron con el mandatario el intendente Alejandro Noboa, el senador Germán Coutinho (Partido Colorado), los diputados Rodrigo Albernaz (Cabildo Abierto), Álvaro Lima (Frente Amplio) y Omar Estévez (Partido Colorado), y Carlos Albisu de Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.
Minervine explicó que los trabajadores del citrus, en un alto porcentaje, son “personal que tiene muy buena calificación y expertiz para la cosecha y los citrus”, pero no tienen calificación para ser absorbido en otros lugares de trabajo, por lo que “toda esa gente que todos los días sube al ómnibus, que lleva en sus mochilas el alimento que compra en el almacén del barrio, que cuando cobran vierten sus ingresos en los comercios locales”, dejará de hacerlo si pierde su fuente laboral.
Minervine: “La liquidación de Caputto genera grandes perjuicios para el Estado, para los proveedores del más grande hasta el más chico, incluso el almacenero de barrio”
El citrus “mueve todo, desde el trabajador más humilde en la empresa más chiquita, hasta el más grande”, mencionó. “Las empresas de transporte que trasladan personal, como las empresas de transporte que llevan la fruta a Montevideo, y las estaciones de servicio. Se deben sumar los técnicos, los ingenieros que trabajan en las plantas o en las quintas, empresas tercerizadas que hacen los movimientos de tierra, que con los tractores cortan el pasto, los que arreglan los alambrados”, además de afectar “las empresas grandes del país que producen las cajas para la exportación, hasta el que vende el lustre para las naranjas” insistió como ejemplo de esa larga lista de trabajadores y oficios que se verán perjudicados.
¿Cuál es la salida a una situación tan compleja?
Pierre Darricarrère está retirado pero fue productor y exportador citrícola en Sandupay S.A. durante varios años y como tal sigue interesado en el rubro. Consultado por La Mañana dijo “el problema de las citrícolas es parecido a otras empresas que se dedicaron a la exportación”. Esas empresas deben invertir en tecnología y atender las exigencias del mercado mundial, y en Uruguay “se encuentran con que el costo país es altísimo por el atraso cambiario, con los costos internos que crecen en desproporción al dólar, la energía es carísima, quizá la más cara de la región. Entonces sumar todos esos factores, hace que las empresas no sean rentables. El costo financiero de poder dar trabajo y mover la máquina es de tasas terriblemente altas. ¿Cuál es la salida a esta situación compleja?”, se preguntó.
“La solución para este tipo de empresas pasa por la devolución de impuestos”, por acceder a “créditos más baratos, pero también tenemos que ser competitivos en energía y en todos los costos internos que se han disparado de forma brutal”, opinó.
“El Banco República fue creado como un banco de desarrollo de la actividad”, sin embargo “ahora resulta que es un financiero más de la plaza”, y lo que la citricultura necesita es que se tomen “medidas que podrían desahogar” esas empresas con problemas. “La primer medida debe ser una gran refinanciación de la deuda a largo plazo”, definió Darricarrère.
Darricarrère: “La solución para este tipo de empresas pasa por la devolución de impuestos, por acceder a créditos más baratos, pero también tenemos que ser competitivos en energía”
Coincidió con Minervine al señalar que “el 80 % de la gente que trabaja en torno a la citricultura” no tiene preparación para reciclarse en otra actividad, pero además agregó que “no hay una actividad que los está esperando en caso de que dejen una empresa como Citrícola Salteña. No, todos terminan en el Mides, terminan en planes de gobierno con seguros de paro extendidos” por tiempo indefinido como sucede con algunas empresas que pasan los años y “siguen en el seguro de paro”. “Esas son cuentas que parece que nadie hace”.
“Si quieren seguir cerrando empresas es cuestión de dejarlas caer, pero hay que usar la imaginación, darse cuenta de lo difícil que es armar una empresa con 50 años de desarrollo tecnológico como para simplemente no importarse porque cierra”, apuntó.
Desde que sale a la cancha a competir, el sector exportador “está mal herido” y acude al banco para pedir que le estiren los plazos “para poder pagar, porque además tiene que seguir invirtiendo en variedades, en abrir mercados”, pero “cuando sale del banco está descalificado y con la categoría cambiada”. Es “un círculo vicioso”, definió Darricarrère.
“Ahora es fácil decir que la empresa se administró mal y por eso está como está, pero nos olvidamos de 15 años de atraso cambiario”. Es verdad que en todos los sectores hay empresas mal manejada que quiebran y cierran, “pero cuando todas las empresas exportadoras están en el horno porque no cierran los números, ¿se puede pensar que es un problema de manejo? Seguramente hay causas mayores a esa”, reflexionó. “¿Qué pasó con la lechería, por qué cierran los tambos y las industrias?, ¿son ineptos y todos hacen mala administración?”, cuestionó.
También interpeló sobre por qué “no nos preguntamos cuánto cuestan los sindicatos, cuánto las regalías de todos los días, cuánto cuesta la energía, cuánto cuesta todo”.
Agregó que en Uruguay ha de haber unas 10 o 15 empresas citrícolas exportadoras y “las 10 o 15 tienen problemas financieros y de endeudamientos pesados”. No hay ninguna que se salve de dificultades financiaras, “salvo la que viene del exterior y con capitales de Perú o Argentina, pero ¿cuál sería la rentabilidad de esas empresas si no tuvieran quien las mantenga desde afuera?”.
¿Qué pasa si cierra Caputto?
Para Darricarrère la pregunta que debemos hacernos es “¿qué va a pasar al otro día de que la empresa cierre? ¿El brazo ejecutor le va a entregar al BROU la plata de la deuda que tiene Citrícola Salteña con el banco?” No, el banco “no va a recuperar ni el 15 % y ¿qué gana con eso? Deja un mundo de gente en la calle y no cobra la deuda. ¿Cuál es la filosofía de eso?”, planteó.
“Sale muchísimo más barato que esa gente trabaje, financiar la zafra a tasas normales y se dé tiempo a la empresa para que pueda pagar el endeudamiento causado no por mala gestión sino por atraso cambiario y por el pecado de dar muchísima mano de obra”.
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