Uno de los proyectos en los que están trabajando propone regar 9300 hectáreas en las cuencas del río San Salvador y el arroyo El Águila. Aún restan los inversores que se hagan cargo de los US$ 22 millones que se necesitan para ponerlo en funcionamiento. Además de la productiva, la gremial mantiene una tarea social apoyando a la Escuela Agraria de la Concordia, donde tiene instalado un sistema de riego y aspira a que el año que viene el centro educativo cuente con una capacitación especifica en riego. Ya está todo listo para que en abril se desarrolle una nueva edición de Protagonista del Agro.
Desde hace algunos años se encuentran proyectando la expansión del riego en Dolores, ¿de cuántas hectáreas estamos hablando?
Nuestro proyecto permitiría aumentar el área regada en la cuenca del río San Salvador, en Dolores, y en el arroyo El Águila en unas 9300 hectáreas, pero no se ha avanzado nada. No hay quién ejecute el proyecto.
¿Eso quiere decir que el eslabón más débil de la cadena, hasta el momento, es la falta de inversores que apuesten por este ambicioso proyecto?
Lo que tiene de particular este proyecto es que es impulsado por privados y tiene esa necesidad de que aparezca un inversor que ponga la plata para ejecutarlo. Nosotros, desde la Asociación Agropecuaria de Dolores, somos facilitadores, no tenemos ni el dinero ni la vocación para ejecutar una obra de esta envergadura.
¿De cuánta inversión estamos hablando?
Estamos hablando de que en total son US$ 22 millones, incluyendo la UTE.
Sectores como la banca oficial, ¿se han mostrado interesados en el proyecto?
Tanto el Banco República como Afisa se mostraron interesados. Se quedaron con toda la información para hacer los números, pero hasta ahora no hemos tenido novedades al respecto.
¿A cuántos productores se beneficiaría con el proyecto de riego?
Entre 80 y 100 productores de diferentes perfiles. En el proyecto se buscó dibujar los diferentes posibles pivotes teniendo en cuenta los planes de uso y manejo de suelo. Porque uno podría dibujar pivotes más grandes, pero no sirven de nada si no coinciden con el productor. Se hizo un trabajo muy a conciencia en conjunto con la Renare [Dirección General de Recursos Naturales Renovables] del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Participaron los Ings. Finosi y Herrera, que dieron una mano muy importante utilizando la información que ellos poseen. Realmente el proyecto está muy prolijo.
¿El riego sería parte de la solución para enfrentar veranos cada vez más secos?
Yo no sé si sería parte de la solución, pero usted imagínese esto: como todas las cosas, estos veranos secos en algún momento se van a terminar. Yo no creo que de aquí en adelante todos los veranos sean Niña. Sin duda, es una rotación atmosférica y en algún momento volveremos a la neutralidad o volveremos a algún verano Niño también y nos encontraremos con otras situaciones. De todos modos, esto lo que sí hace es generar un proyecto que sin inundar tierras agrícolas de alto valor nos va a permitir regar 9300 hectáreas agrícolas de muy buena calidad productiva en la zona de Dolores. Ahí está la potencia de todo esto.
¿Piensan mantener reuniones con el próximo ministro de Ganadería, Alfredo Fratti, para acercarle el trabajo que vienen desarrollando?
Tuvimos una comunicación con el ministro designado y el viceministro, Matías Carámbula, los saludamos, les deseamos una muy buena gestión y nos pusimos a la orden para trabajar en todo lo que crean que podamos aportar. Seguramente en febrero tengamos una reunión con el equipo de trabajo del nuevo ministerio y le contaremos los proyectos en que estamos embarcados. Tanto los proyectos de riego, el tratamiento de los seguros agrícolas como el proyecto de encalado son tres temas muy trascendentes hoy en día para nuestra agricultura.
Precisamente, otro de los trabajos que vienen desarrollando es respecto a los seguros agrícolas, ¿de qué trata el proyecto?
Respecto al tema de los seguros agrícolas, tenemos un contacto con la Universidad de Tennessee, de Estados Unidos, por el cual hablamos con un experto económico que se dedica específicamente al área de seguros y la verdad es que nos pasó un montón de información muy interesante. Hoy tenemos bastante claro cómo debería funcionar un sistema completo de seguros para generar lo que estamos necesitando. Nuestra intención es generar una propuesta y acercársela al nuevo Ejecutivo para que la analice y ver si podemos encontrar la forma de generar para el sistema agrícola uruguayo un seguro robusto y que tenga una cobertura que al productor le permita trabajar con tranquilidad.
¿Qué valor tiene un buen seguro para mejorar toda la cadena del negocio?
Es fundamental porque la inestabilidad productiva, no solo en Uruguay, sino en el mundo, es lo que deja al productor fuera del mercado. Si nosotros encontramos maneras de amortiguar esos años malos, el seguro no es caro. Yo no conozco ningún productor que se esté quejando del precio del seguro. El productor se queja de la cobertura del seguro por el precio que paga. Estamos pagando un precio muy alto por una mala cobertura. Entonces, si usted le dice a un productor pague US$ 70, 80 por hectárea, pero tiene cubierto los dos mil kilos de soja, entonces ese productor lo paga saltando en una pata.
¿En qué consiste el proyecto de encalado que forma parte de la agenda que ustedes están implementando?
Nos hemos encontrado con que tiene una dimensión bastante superior a la que le inferíamos al principio. Es sin dudas, junto con el riego, la tecnología más disruptiva que le podemos poner hoy en día a una hectárea de tierra. Llámese pastoril intensiva, lechera intensiva o agrícola intensiva. Los suelos uruguayos se han ido acidificando por el uso y la fertilización para lograr altas producciones, tanto de pasto, carne, leche como de granos. Eso está haciendo que los suelos empiecen a acidificarse, lo que genera una pérdida de la productividad. Cuando nosotros encalamos, recuperamos parte o toda la productividad natural que ese suelo debería tener. Entonces, el encalado pasa a ser una herramienta fundamental para que los suelos vuelvan a ser todo lo productivos que podrían ser. Ahí es donde se necesita una mano muy importante debido a que encalar una hectárea, con la información que nosotros estamos recabando, anda en el eje de los US$ 600. Imagínese con lo barato que están los granos y lo costosos que están los cultivos, gastar US$ 600 por hectárea se hace muy difícil. Tenemos que encontrar herramientas que le permitan al productor exonerar o descontar la inversión, pensando en el bien general y no en el particular. Si el productor tiene la certeza de que puede recuperar la inversión, no importa que el campo sea arrendado, el productor lo va a encalar. Y si al otro año le toca irse porque no se arregló con el dueño del campo, no hay problema, el productor se va a ir y va a entrar otro que recibe el beneficio del suelo encalado. Y el productor que encaló no perdió la inversión porque la recuperó de alguna manera.
¿De cuánta recuperación de productividad estaríamos hablando?
Todo esto redunda en un beneficio productivo para el país en el eje de un 20% por hectárea. Estamos hablando que recuperaríamos productividad en un eje del 20%. El área que hoy se encuentra con problemas severos es prácticamente un tercio del área agrícola, ganadera y lechera. Estamos hablando de muchas toneladas de producción que estaríamos recuperando. Tenemos que abrirle los ojos a quienes les tocó dirigir los próximos cinco años de este país porque es muy importante que esta herramienta se tenga en cuenta y se entienda cómo es el sistema productivo uruguayo y por qué la necesidad del apoyo para poder encalar.
¿En qué etapa se encuentra el proyecto?
El proyecto está finalizando. Seguramente vamos a entrar en una última etapa técnico-económica para tener un argumento de peso para presentarle a quienes toman decisiones en este país para que entiendan mejor qué camino debemos tomar.
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