Esa situación incide en el empleo. En 2022 la ganadería empleó a 79.025 personas, pero aún no sabemos qué pasará en 2023, “posiblemente se mantenga o baje, difícilmente vaya a subir”, dijo el coordinador del Anuario Estadístico Agropecuario.
A fines de setiembre se presentó el Anuario Estadístico Agropecuario 2023, edición 26ª, que consiste en un compilado de datos e información referida al sector, de tal volumen que es imposible abordar en un solo artículo.
El coordinador del Anuario Estadístico, el Ing. Agr. Gonzalo Freiría, dijo a La Mañana que, si tiene que expresar su contenido en pocas palabras, corresponde decir que “es un documento que se resume en ‘todos los años, todos los números’, porque se publica desde hace casi 30 años. Pasaron diferentes gobiernos y el Anuario se realiza siempre de la misma manera y se publican muchos datos de manera tal que quien quiera o necesite puede contar con toda esa información y variables que se captan de igual modo, lo que le da confiabilidad”.
Uno de los aspectos publicados por el Anuario refiere a los puestos de trabajo. El documento exhibe los puestos de trabajo directos, sean principal o secundarios, en fase primaria agropecuaria e industrias del sector agropecuario (o sea no solo en el campo) desde 2012 a 2022
Consultado sobre el trabajo referidos a la ganadería, el entrevistado señaló que ese sector generó en 2022 un total de 79.025 puestos de trabajo, lo que representa más del 50% de los trabajados directos principales y secundarios (total 139.849), en la fase primaria agropecuaria.
“Lo podemos desglosar, pero esa misma relación se mantiene en años anteriores”, comentó, y si se analiza en al área agroindustrial, “es un poquito menos de la mitad del total”.
Respecto a la variabilidad de los puestos de trabajo referidos a la ganadería, lo cual no pareciera representar la sequía que ha golpeado a Uruguay en los últimos años, comentó que “en 2022 se dio algo muy relevante, fue un año en que todos estábamos deseando alejarnos de la pandemia y los mercados de bienes en el mundo se fortalecieron mucho en los precios, también los commodities, y ese fue un año en el que Uruguay exportó como loco, a diferencia del final de 2022 y sobre todo este año 2023 que venimos pagando el precio de la sequía y del comportamiento del dólar, además de que se enfriaron los precios en el mundo”, lo cual incide en el trabajo disponible.
“Los precios y la situación de 2022 hicieron que las empresas tomaran gente porque había que aprovechar el momento”, subrayó, y quienes quieren aprovechar un año bueno toman personal”. Sin embargo y siempre referido a la ganadería, “quiero ver qué va a pasar con esos 79.025 puestos de trabajo de 2022 cuando se haga la encuesta continua de hogares 2023”. “Ese es un dato que ahora no lo tenemos, posiblemente se mantenga o baje, pero difícilmente vaya a subir”, conjeturó a la luz de los puestos de trabajo de los años anteriores que eran inferior en unos cuantos miles de personas ocupadas: 70.162 en 2020 (8863 menos) y 71.550 en 2021 (7475 menos).
Trabajo por edad y sexo
“Otro cuadro que arroja datos interesantes es el que muestra la proporción de la edad de la gente ocupada en cada área. Por ejemplo, en ganadería (carne y leche) de campo, es interesante ver que sigue un patrón similar en las edades”, cosa que “también pasa en otras áreas agropecuarias” y es que “el grueso de la gente ocupada en la ganadería está en las franjas de 35 y 44 años y de 45 a 54 años. Es decir, gente joven y gente también joven pero un poco más madura. Esa es una constante en casi todos los sectores”, observó.
El Anuario también discrimina por sexo. “Sabemos que en general las actividades agropecuarias siempre fueron bastante masculinizadas”, lo que se explica “por como es el trabajo, pero en la ganadería ya hay 22% de presencia femenina sin perjuicio de que dentro del total de ocupados en el país la mujer representa casi la mitad”.
El efecto de la tecnología
Cuando se mira el trabajo, un componente que influye es el desarrollo tecnológico, dijo el Ing. Freiría. “Además del tema costo, el trabajo está muy afectado por la evolución tecnológica”, subrayó.
“Tenemos que tener claro que lo que actualmente conocemos como muchas plazas de empleo tradicionales, progresivamente van a desaparecer, pero van a ir apareciendo otras de naturaleza diferente. Ese es uno de los temas en los que debemos pensar en términos dinámicos”.
“La maquinaria agrícola autónoma, el tractor robot, esas cosas existen y se ven cada vez más porque la evolución del conocimiento lleva a eso y no se puede detener. Si el conocimiento no evolucionara todavía estaríamos con palos y piedras, y no hay que tenerle miedo a eso, por el contrario, hay que subirse al caballo de esas oportunidades”.
Por lo tanto “trabajo va a haber, pero de otra naturaleza, es algo que se está instalando”, en el mundo, ante lo cual “no podemos caer en la trampa de la revolución industrial donde la gente iba a romper los telares porque se terminaban los artesanos, pero no es por ese lado, sino que hay que cambiar la cabeza”, opinó.
El desarrollo de la tecnología “es un tema de costo y beneficio”. “Miremos por qué en la década del 40 se popularizaron los tractores y se dejó de trabajar con bueyes. Fue porque se terminó la Segunda Guerra Mundial y los que hacían tanques ya no podía continuar haciéndolos, el resultado fue que se masificó la producción de tractores. Acá en Uruguay, durante la Presidencia de Tomás Berreta (marzo a agosto de 1947), que era un hombre de campo, promovió la mecanización agrícola y fue el inicio de la desaparición del buey como herramienta de trabajo y la sustitución por el tractor a nafta”.
El desarrollo de la tecnología en el mundo laboral se va a dar “en la medida del costo beneficio, que no es solo plata, también es condición de trabajo, comodidad, eficiencia. Y cuando aparezca maquinaria que se pueda manejar desde un dispositivo en la comodidad de la chacra, ese equipo se impone solo en el mercado”.
“No hay que ser catastrofista, hay que abrir la cabeza” y evaluar los “tres factores básicos que son la tierra, el trabajo y el capital. El factor trabajo, o sea toda la modalidad de trabajo, va evolucionando en función del conocimiento. Ya hay drones que hacen observaciones, tratamientos de herbicidas, fungicidas, y si no hacen más cosas es porque todavía no hicieron drones más grandes”, dijo.
Además, “a Brasil ya llegó maquinaria esta autónoma, llegó desde Estados Unidos y los operarios están sentados en el porche del rancho que es desde donde realizan sus trabajos, eso es cuestión de un rato para que llegue acá y se ponga en práctica”, comentó.
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