Las características naturales de la lana “son industrialmente irrepetibles en los sintéticos” por lo que es una fibra que se va a ir desarrollando, lo que va a significar que “habrá una mayor utilización, aunque no necesariamente mejores valores”.
El 1° de julio comenzó la zafra 2021/2022 del mercado internacional de lanas luego de un período de afectaciones negativas por distintos factores como la guerra comercial de Estados Unidos y China y la posterior aparición del COVID-19, ambas situaciones golpearon el mercado y afectaron el consumo de los distintos productos entre los cuales la vestimenta juega un rol importante. Mirando esos antecedentes cercanos y el futuro próximo, podemos ver que “hay algunos parámetros que nos permiten ser optimistas por lo menos en las expectativas de algunos sectores de los distintos micronajes”, dijo el José Luis Trifoglio, responsable del Departamento de Lanas de Zambrano & Cía. al ser preguntado al respecto.
En los últimos meses, “la demanda estuvo muy concentrada y con muy buenos valores por lanas finas y superfinas”, entendiendo por tales las de 19 mciras y más finas, expresó, y comentó que para éstas “hay demanda a nivel mundial”, en China y Europa, “más allá de algunos signos de interrogación que nos genera el COVID y el posible surgimiento de algunos contagios en determinadas zonas del mundo”.
“De todas maneras, el de las lanas es un sector que vemos muy firme, y más allá de los altibajos que puedan verificarse creemos que en la primera mitad de la zafra 2021/2022 el mercado de lanas finas se va a mantener porque la demanda está muy estable y por la disponibilidad mundial en esos micronajes no es de las mayores”, agregó.
Para las lanas superiores a las 19 micras “tenemos por los menos dos escenarios”. El primero, es que son lanas que “en algún momento de los primeros seis meses de la zafra pueden ser necesarias en China o Europa”, pero eso dependerá de las compras y las tendencias de los países del hemisferio norte, “y si bien no van a llegar a tener los excelentes precios que pueden alcanzar las lanas finas y super finas creemos que es un mercado donde puede haber demanda y colocación a valores relativamente buenos”.
El otro escenario lo “vemos complicado para las medias y muy complicado para el caso de las gruesas, de las cuales hay una disponibilidad mundial muy importante”. Por ejemplo, “Nueva Zelanda tiene mucha materia prima y está vendiendo esas lanas gruesas a muy bajo valor, lo que hace que la demanda que está un poco retraída y con falta de productos para la utilización de esas lanas se vaya abasteciendo principalmente con lanas de ese país”.
En Uruguay “tenemos dificultades de colocación porque las expectativas de los productores en esos micronajes altos están por encima de los valores que vienen desde el exterior”. Esa situación “va a mantenerse por lo menos en esta primera mitad de la zafra y hasta el 30 de diciembre”, vaticinó, “después veremos si hay algún tipo de desarrollo que permita la utilización de esas lanas, y veremos cómo se inscriben en la segunda mitad de la zafra”.
La lana gruesa tiene usos que no se aprovechan
Trifoglio destacó que “una de las características más importantes” en la formación del precio de la lana, “es el micronaje, pero no es el único”. En la lana para vestimentas, “más del 60% está determinado por el micronaje. “La vestimenta de alto valor se hace con lanas finas y super finas”.
Además, “Australia y la Federación Lanera Internacional han trabajado mucho en cuanto al desarrollo de nuevos productos para la incorporación de las lanas más finas, y creo que de alguna manera eso es lo que está permitiendo que se desarrolle un mercado bastante demandado para ese tipo de lanas”, cosa que no sucede con las gruesas para las que “falta que se desarrollen productos que requieran su uso y genere una mayor demanda”.
Las lanas finas y superfinas “hace años” que se han “incorporado a la vestimenta formal, pero también deportivas o de uso casual. Esa incorporación de productos nuevos es lo que ha permitido el desarrollo y la evolución de los buenos valores que se han visto en los últimos meses”, explicó.
Respecto a las lanas gruesas dijo que éstas “tienen muchas cualidades que permitirían su desarrollo, pero no se aprovechan”. Además, se da la situación de que los productores de lanas muy gruesas “tienen su ingreso mayor en la carne ovina, y la lana es un subproducto”.
Pero las características de la lana “son industrialmente irrepetibles en los sintéticos” por lo que “creo que de alguna manera se van a ir desarrollando productos donde la utilización de esas lanas se incorpore”, eso va a significar que “habrá una mayor utilización, aunque no necesariamente mejores valores”, aclaró.
En estos momentos “está faltando demanda, pero si ésta se agilitara sería el primer paso para retomar la comercialización más allá de que tiene que ser una fibra barata porque en el proceso industrial se encarece y el producto final no llega con un precio competitivo”.
El sobrestock es un fenómeno no solo uruguayo
Trifoglio también se refirió a la lana que permanece guardada en los depósitos de Uruguay, un fenómeno que no sólo se da a nivel de productor y que ocurre en otros países.
“En Uruguay hay un importante stock” y eso se explica por la pandemia que “colaboró para que la demanda se redujera”, además de que “hay países que no compran determinado tipo de lana desde hace tiempo”. Es el caso de China que “redujo de forma considerable las compras de lana peinada de los tipos tradicionales para Uruguay: 26,8 micras, 28,8 micras, ese tipo de exportaciones se redujo bastante provocando que haya stocks practicamente en la mayoría de los eslabones de la cadena textil lanera, empezando por el productor”.
“En nuestro país tenemos volúmenes importantes sin comercializar de la zafra pasada y en algún caso de la zafra anterior, ese sobrestock también se ve a nivel de industriales y exportadores, y no solo ocurre en Uruguay”, dijo.
Para comenzar a mover la cadena lanera nacional -y mundial- es necesario que el consumidor final comience a demandar, porque “los industriales posteriores al tops, los hilanderos, los tejedores, también están tratando de adquirir la materia prima en base a los pedidos que vienen del siguiente eslabón, o sea que lo que estamos necesitando es que el consumidor final se empiece a mover, empiece a consumir productos de lana y eso mueva toda la cadena que en sus primeros eslabones está muy abastecida”. En resumen, “la demanda es reducida y los precios no son atractivos para algunos tipos de lanas”, subrayó.
Diferente es la situación de las lanas finas y con certificación de bienestar animal y orgánica, algo que “hace varios años nuestro país ha desarrollado y ahora la pandemia colaboró para que el consumidor final empezara a buscar esas certificaciones”. Son lanas finas y superfinas, cuyo stock “se ha ido vendiendo y a muy buenos valores”, destacó.
Las lanas finas “tienen un mejor horizonte”
Sobre cuál es el camino a seguir por los productores ovinos, Trifoglio dijo que cada uno “determinará cuál es el rubro que deja mayor ingreso a su establecimiento, porque la carne ovina tiene un ingreso importante, un valor significativo, también la lana, y cada cual verá qué rubro sirve a su ecuación”.
Pero “tomando la lana en forma genérica y por ser una fibra natural, tiene una cantidad de fortalezas cualquiera sea su característica”, aunque “las finas y superfinas tienen un mejor horizonte”.
Es importante que “se empiecen a desarrollar productos nuevos que de alguna manera generan mayor demanda, sin olvidarse que la ecuación de gruesas y muy gruesas también entra la carne que genera un ingreso importante”, finalizó.
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