s que existen en Uruguay representan casi la mitad del total de las escuelas públicas, esto significa que cada 10 kilómetros hay un centro de estudio de primaria. Para poder abordar esta densidad de escuelas, es necesario tener líneas de acciones fuertes y organizadas que tomen en cuenta no solo las escuelas de las ciudades sino las que se ubican en el interior más alejado.
Más de 800 escuelas rurales poseen maestro único, por efecto directo de la despoblación del campo. Pero el docente no es únicamente maestro, sino que debe cumplir más roles que solo la enseñanza. Esto lo comentó a La Mañana el maestro Limber Santos, director del Departamento de Educación Rural del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP).
Debido a que el 100% de las escuelas rurales tienen aula multigrado por la escala reducida de alumnado que presentan –entre 5 y 10 niños- una de las líneas que se trabaja desde el departamento de Educación Rural es la de formación permanente para maestros, para que logren estar capacitados específicamente para esa realidad de tener alumnos de todos los grados y, por otro lado, adaptarse al componente social que eso conlleva.
Según Santos, el desafío de las condiciones de la baja escala es lo que más rápidamente habría que mejorar. “Digo esto pensando en las escuelas que están en el umbral crítico, es decir, las que poseen menos de cinco niños. Cuando una escuela tiene cerca de 10 niños no hay mayor problema, porque no corre riesgo de que vaya a cerrar porque para la realidad rural ocho niños está bien y no se generan problemas de enseñanza o socialización”, explicó.
Pero cuando hay menos de cinco niños, aseguró el entrevistado, se empiezan a generar problemas de socialización al no verse con otros chicos. Esto genera en el maestro problemas para hacer motivadora la enseñanza a través de aprendizajes interactivos. Es en ese sentido es que se busca crear agrupamientos escolares. Se trata de agrupaciones de alumnos de territorios cercanos, para generar proyectos en común y compartir recursos, nucleando a las comunidades para que los niños se vean con otros y superen desafíos que la baja escasa presenta.
Actualmente existen cerca de 200 agrupamientos rurales, “ya que algunas actividades son difíciles de hacerlas por escuela”, aseguró el director del departamento. “El desafío va por el lado de que no siempre es fácil alcanzar a esas escuelas de bajo alumnado y generar proyectos donde la movilidad sea asidua y el transporte pueda darse, eso queda muy sujeto, a veces, a las comunidades y posibilidades locales, además son de las escuelas que están más lejos de las capitales y es más difícil de acceder”, detalló.
El rol social como pilar
La escuela, por ser la única institución pública para la mayor parte de las comunidades, tiene un papel social fuerte que tiene que ver con ser referencia para esa comunidad o centro de reunión para actividades sociales. Para cumplir ese papel “hay que formar bien a los docentes y que conozcan el territorio de manera de sacarle el mayor provecho al hecho de trabajar allí”, indicó Santos.
Cotidianamente, para ayudar a cumplir la meta social, en cada territorio rural existe una línea de apoyo técnico para los maestros. “Tenemos una estructura con Centros de Apoyo Pedagógico Didáctico (Capder) para escuelas rurales, hay en todos los departamentos del interior. Allí tenemos maestros con experiencia en educación rural que brindan apoyo en territorio o en los agrupamientos escolares, acercando lo que la escuela necesite y también para que no se sientan tan solos y trabajen con otros docentes”, dijo el maestro.
Uruguay ha sido, históricamente, ejemplo en América Latina de construcción pedagógica. Se reconocen varios autores que fueron pedagogos y que hoy son referencia para la educación. “Han cambiado mucho los campos y la sociedad pero a pesar de eso hay cuestiones como lo social y didáctico que alimentan la pedagogía uruguaya. La comunidad se apropia de las escuelas y cuenta su historia a través de ellas. Aún con la baja escala, la dimensión social tiene mucha fuerza”, analizó Santos.
El aula multigrado y la motivación magisterial
La formación inicial es igual entre maestros urbanos y rurales, pero en la carrera hay un componente de educación rural a través de talleres y una práctica en escuelas rurales. Pero como eso no es insuficiente para que alguien salga preparado para trabajar en las características de la escuela rural, lo que se hace es brindar cursos de educación permanente y continua para maestros que ya ejercen en el medio rural o ejercerán.
Desde el Departamento de Educación Rural se plantea el multigrado como algo positivo, que si bien puede ser difícil para que un maestro lo aborde, si está bien formado, estas aulas para el aprendizaje ofrecen un gran potencial, según el director del organismo. “Desde la universidad hemos hecho investigaciones al respecto que demostraron que juega a favor y no en contra, pero necesita mucha formación permanente”.
Esa formación puede realizarse a nivel departamental, pero a nivel nacional existe el centro de formación de maestros rurales, Agustín Ferreiro, ubicado en Canelones, y es donde, periódicamente, asisten a formarse en diferentes cursos que se realizan por algunos períodos del año.
En la formación inicial en magisterio, además de lo que los institutos ofrecen, se realizan jornadas de sensibilización sobre educación rural. “Los invitamos a los estudiantes de todo el país a que hagan una pasantía y los motivamos para que elijan escuelas rurales y se sientan atraídos por las cosas buenas y los desafíos. Es ahí donde muchos estudiantes o maestros obtienen los elementos para motivarse y optar por enseñar en ellas”, expuso el entrevistado.
“No hay mayores motivaciones económicas, salvo que los maestros rurales ganan un poco más, pero no es una motivación por sí misma. Más bien lo que los impulsa va por el lado de las posibilidades que brinda enseñar en aulas multigrado, que es una nueva forma de hacer escuela”, puntualizó Santos.
El problema del transporte, el arte y la educación física
Las escuelas rurales tienen un presupuesto similar al que se maneja para el contexto urbano en cuanto a personal docente y directores o quien cumpla ambas funciones, lo mismo sucede con el presupuesto para el auxiliar de servicio, las personas que se encargan de la cocina -porque las escuelas rurales van de las 10:00 a las 15:00 horas y todas elaboran la comida para los niños-. También existe el presupuesto vinculado a Ceibal y es igual al de las escuelas urbanas.
“Donde sí hay un problema y es otro desafío a nivel presupuestal, es en la disponibilidad de transporte para que los niños se muevan y se generen más agrupamientos escolares”, dijo Santos.
Otro asunto problemático es el hecho de poder dotar en mayor medida de profesores de educación física o arte, como también de segundas lenguas, que son tres rubros que en las escuelas urbanas se ha avanzado pero en la rurales aún hace falta. “Y eso es un tema presupuestal, aunque también interfiere la situación geográfica de la escuela generando que los profesores no elijan esas zonas”, argumentó el director.
Muchas veces, cuando una escuela rural cierra, la comunidad la toma para seguir generando actividades allí y mantenerla con uso. “Otra cosa que sucede es que todos los años se reabre alguna escuela cerrada, si bien con el tema de la inmigración del campo a la ciudad se cierran escuelas, pero desde hace 10 años se ha empezado a ver que se abren porque una comunidad que se quedó sin niños vuelve a tener chicos y la escuela los alberga”.