El legislador de Cabildo Abierto dijo que la producción de maíz se incrementaría en más de un millón de toneladas y la soja en 600.000 toneladas, por lo que estamos ante una inversión que requiere que “la energía tenga precios razonables”.
Al hacer uso de la palabra en la sesión del Senado desarrollada este miércoles 10, el senador Guillermo Domenech reflexionó sobre el valor del agua y de la riqueza acuífera de nuestro país. Además del cuidado y conservación también debemos tener la capacidad de hacer un adecuado aprovechamiento de ella en actividades productivas que son relevantes para el país.
“Las experiencias nacionales en el uso del agua han sido ricas en el cultivo de arroz y la horticultura”, pero esa herramienta “no ha sido tan difundida en el resto de la agricultura, en la lechería o en la ganadería”, ya que los cultivos en nuestro país en general son de secano y en la ganadería no se riegan las pasturas naturales o artificiales como tampoco los cultivos forrajeros, expresó.
No obstante ello, “en Uruguay hay experiencia y proyectos de riego, y en más de una oportunidad se ha dicho que el riego permitiría ponerle al campo un segundo piso y efectivamente es así”, opinó.
La información sobre el riego de soja y la combinación de riego de soja con arroz y ganadería lo confirma, y es importante “aprovechar el agua” en un riego generalizado, “no ya en los 16 millones de hectáreas que dedicamos a la actividad agrícola ganadera, sino del 1,5 millón de hectáreas dedicadas a la agricultura, las 900.000 hectáreas dedicada a la lechería y en buena parte de la superficie del país dedicada a la ganadería”.
Con e riego “no sólo se podría aplicar el agua necesaria en los momentos óptimos para los cultivos, también se podría utilizar para tareas de fertilización abaratando los costos de estas aplicaciones”, señaló el legislador.
Para regar soja se necesita tener “la posibilidad de regadío de 200 milímetros, lo que supone una importante reserva de agua a efecto de generalizar el riego e impone obras hidráulicas regionales”.
Domenech explicó que “en Uruguay se podrían regar alrededor de 1.800.000 hectáreas utilizando el sistema de pívot que generalmente se utiliza para el maíz y la soja, pero de manera inmediata se podría aumentar el área a regar en unas 300.000 hectáreas, lo que demandaría una inversión de unos US$ 700 millones y eso podría generar el impacto de unos US$ 2.000 millones en la economía del país”.
“Se estima que de cumplirse con esa superficie regada la producción de maíz se incrementaría en más de un millón de toneladas y unas 600.000 toneladas de soja”, porque “el riego aumentaría la producción de maíz en un 250% y la de soja hasta un 100%”, especificó.
Un interesante negocio para la UTE
Domenech aclaró que el riego requiere “un esfuerzo importante en consumo de energía eléctrica”, lo cual “podría significar un interesante negocio” para la UTE, “que según ha trascendido tiene exceso de producción de energía eléctrica”.
“El desarrollo del riego en Uruguay amerita la aplicación de políticas similares a la que en el pasado se practicaron para estimular la producción forestal”; además de que “esa inversión generaría una mejora en los ingresos por exportación de productos agropecuarios”.
Pero para que el riego se extienda, es necesario que “la energía tenga precios razonables”, además de que “los productores puedan acceder a los conocimientos ya existentes en materia de utilización de la tecnología”.
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