En algunos supermercados hay un sobreprecio en el pollo, pero el consumidor prefiere comprar ahí, aunque la producción nacional mantiene los parámetros de calidad, que es inferior cuando se trata de pollos importados.
En el corazón avícola del país se encuentra La Cabaña Avícola, un emprendimiento familiar iniciado hace 18 años y cuyos responsables son Gabriela Balbi y Santiago Luc. La empresa hace todo el ciclo de la avicultura, desde el pollito BB, el molino que elabora las raciones y frigorífico.
No es de las empresas más grandes del país, pero tampoco de las más pequeñas. En la actualidad está pasando por un período de crecimiento, en un proceso que tuvo uno de sus puntos altos con la planta frigorífica, o más recientemente en 2021, cuando inauguró la planta de incubación. La próxima inversión será la planta de raciones.
Consultado sobre la razón de las inversiones y si estas obedecen a que la avicultura está comenzando a despegar en el país, Santiago Luc respondió que “hay un conjunto de cosas” y que la avicultura está teniendo “un proceso de cambios que la está llevando a despegar con la apertura de algunos mercados; se están procesando habilitaciones, como en Hong Kong, que van a tener su repercusión” en el sector.
De todas maneras, “el consumo promedio en Uruguay por persona es de 24 kilos, lo que es muy poco” para lo que es el consumo de carne en Uruguay, y también en comparación con nuestros vecinos. Argentina consume 47 kilos y Brasil aún más. “El problema de Uruguay es que somos pocos y consumimos poco, eso limita el mercado interno”, precisó, y agregó que en verano es cuando más se consumen los productos avícolas, en especial la suprema, que se usa para preparar “platos livianos”, considerando que “la carne de ave es de las más saludables”, lo cual “hoy tiene una importancia mayor que hace unos años porque hay conciencia en el cuidado de la salud y las personas nos cuidamos más que antes”.
Un mercado saturado
En Uruguay hay ocho empresas para un mercado que está saturado y no da posibilidades de crecimiento. “En el mercado local, si una empresa crece es porque le saca a otra”. Por eso “es fundamental la exportación, primero como una válvula de escape del sector y después como país, pero si analizamos las posibilidades de exportar nos encontramos con el problema de los precios, que son altos en la producción”, además de que “los países a los que vendemos no pagan los mejores precios”.
“Es costoso producir y los mercados exteriores para los que estamos habilitados no son los mejores, a veces se vende más caro en Uruguay que afuera”, subrayó, porque no entramos a Europa ni Estados Unidos. Un dato positivo es que se está trabajando para exportar la garra del pollo a Hong Kong, lo que con el tiempo permitirá agregar otros productos.
Producción de Uruguay
Uruguay se destaca por la buena producción de sus carnes, de todas las especies. Luc subrayó que uno de los valores de nuestro país “es la sanidad”, particularmente en materia avícola: “Somos un país muy sano. Cuando ingresó la gripe aviar, Uruguay reaccionó rápidamente, se aislaron los focos, se vacunó y se tomaron las medidas de control”. Esa garantía sanitaria es importante, “nos identifican por nuestra sanidad”, pero “para competir nos falta avanzar en el volumen” de producción.
Por otra parte, Luc dijo que el alimento del pollo es la ración, y eso es así en todo el mundo. Esa característica difiere del ganado vacuno u ovino, que tiene la posibilidad de alimentarse a pasto, lo que le da a la ganadería un diferencial porque otros países no cuentan con esa opción. Sin embargo, el pollo tiene que alimentarse a ración. La producción de pollo a campo no es positiva “porque lo que convierte en el campo no es lo mismo que con ración. El pollo de campo es más artesanal, pero lleva muchos más días” llegar al tamaño adecuado, lo que obliga a otras inversiones que hacen que sea inviable.
Otro tema es el espacio: “Una chacra puede tener un número limitado de pollos en el campo, pero la industria cría miles de pollos semanales”. En el mundo tampoco hay granjas que críen aves a campo, a excepción de producciones muy puntuales para determinado consumidor que paga más por ese producto, pero no es así como crece y se desarrolla la avicultura.
Bajara los costos de producción
La ración del pollo está compuesta en un 90% por maíz y soja, el resto son minerales. El grano para su elaboración se compra en plaza o se importa de Argentina, Bolivia o Paraguay.
La dependencia de esos granos condiciona el costo de producción, además de que las compras se hacen en dólares, pero el producto final se vende en pesos. “Es imposible tener un costo fijo; si el maíz sube, suben los costos, igual que con el dólar, y ahí hay otro beneficio de exportar, porque al colocar en el exterior se compra y se vende en la misma moneda”.
Un permanente reclamo del país entero, no solo el sector productivo o industrial, es que se bajen los costos. Sobre el tema, Luc dijo que “la mano de obra y la energía eléctrica son los mayores gastos, seguidos de la ración”. De esos ítems “la mano de obra y la energía no se pueden bajar, quedando como posibilidad la ración a través de un grano más barato, reduciendo algún impuesto”.
De todas formas, no se descarta y “sería bueno tener” algún beneficio en el consumo de energía eléctrica, como tienen otros sectores de la producción nacional. “Sería muy positivo porque hay mucho consumo de energía eléctrica en la fábrica de raciones, en el frigorífico y también en las granjas de producción, que cada vez son más automatizadas”.
Mano de mano de obra y la falta de veterinarios
En San Bautista, el 90% de la población vive de la avicultura, algunos son empleados directos de una empresa avícola, otros en vínculo a la avicultura en el sector comercial, el transporte, etcétera.
Respecto a la calidad de la mano de obra, el empresario comentó que “hay varios factores y tipos de trabajo: la incubación, el molino con la fábrica de ración, el frigorífico, los cortadores de pollos, son varias tareas todas sencillas, algunas más complejas que otras, pero se aprende y se realizan sin problema”.
“Lo que está faltando en el sector es educación veterinaria. La Facultad de Veterinaria no prepara a sus alumnos para el sector avícola y son contados con los dedos de una mano los que se dedican a las aves. La mayoría va por la ganadería vacuna, ovina, equina o a atender animales de compañía”, apuntó. “Se necesitan veterinarios”, reclamó, y si la duda es las posibilidades de trabajo, Luc aseguró que “hay mucho trabajo” para un profesional de la medicina avícola.
Sobreprecio al consumidor
En lo local también hay desafíos comerciales, con algunas grandes superficies que venden el mismo producto, de igual calidad, a precios mayores que el de mercado con el fin de obtener mejores ganancias.
Sobre ese punto, Luc dijo que eso ocurre y que “el precio plancha (sacado del frigorífico) de hoy es de $ 95, pero hay supermercados en que está a $ 130, generándose un margen de plata sobre el cual suele culparse al pollero, pero en realidad ese precio es del supermercado, y la ganancia es de él o del distribuidor”.
Es un tema que “escapa a las avícolas”, porque las grandes superficies marcan el precio, “pero todos van ahí a comprar, aunque salga más caro. Es el consumidor quien elige agregar $ 30 o más en un kilo, es un disparate”, definió.
La calidad del pollo uruguayo mantiene una paridad más allá de la marca que lo identifica. Sí hay algunas diferencias que pueden darse por la ración con que se alimentan los animales, “pero dentro de un margen tenemos un estándar parecido”.
Importaciones y contrabando
La calidad cambia respecto al pollo importado, “el nacional es mucho mejor. El importado es un pollo que viene congelado, mientras que el nacional sale del frigorífico todos los días y fresco”. Otra diferencia es el tamaño, porque “el pollo importado es mucho más chico”. Esas son cosas que “el consumidor conoce porque lo ve” al momento de comprar.
“Somos un país pequeño y podemos trabajar de la forma que lo hacemos, las distancias son cortas y en poco tiempo estamos con el producto fresco en la carnicería o el supermercado”, agregó el entrevistado. Uruguay “no tiene necesidad de importar, la producción nacional abastece el mercado interno sin problemas. El problema es que todo pollo que llega importado es menos trabajo para la producción nacional”.
El contrabando es otro problema para el rubro, que agravado por la ausencia de controles sanitarios se convierte en un peligro adicional.
Proceso de producción
En La Cabaña Avícola el proceso de producción comienza con la importación de la gallina, madre del pollito, desde Brasil. Se cruza la gallina con el gallo, pone el huevo y este va a la incubadora por 21 días. Nace el pollito y pasa a las granjas, donde está un promedio de 48, 52 o 54 días según la época y la empresa. El fasonero los cría y cumplido ese tiempo van a faena.
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