Uruguay produce muy buena calidad de leche y en los últimos años se mantiene el volumen de la producción a pesar de que hay una permanente pérdida de tambos, y en caso de abrir alguno, los cierres siempre son en un número mayor.
En Paysandú los productores de leche integran dos instituciones hermanas, la de Parada Esperanza y la Asociación de Productores de Leche de Paysandú. La diferencia principal está en que la mayoría de los productores que integran Parada Esperanza son remitentes a Conaprole, en tanto que la de Paysandú lo hacen a otras industrias. Esa es una característica que se da, pero no es una condición, remitir a una y otra empresa o cooperativa, para asociarse a alguna de las instituciones.
El Ing. Agr. Federico Montauban, presidente de la Asociación de Productores de Leche de Parada Esperanza (Aplpe), dijo a La Mañana que el vínculo de ambas asociaciones “es excelente” y ambas instituciones buscan “la forma de empujar juntos para el mismo lado en atención de las necesidades de los productores”.
El origen del nombre “Parada Esperanza es porque allí había una planta de Conaprole”, contó. “Actualmente tiene 45 productores remitentes ubicados en toda la cuenca lechera de Paysandú, la mayoría de ellos pequeños y medianos, con algún tambo de mayor porte, pero estos son un número pequeño, aunque productivamente tienen una significancia mayor.
Consultado sobre la situación de la lechería en esa zona del país, el litoral norte que abarca Paysandú y Río Negro, Montauban dijo que “actualmente los tambos remitentes a Conaprole son unos 120”, y advirtió que “el descenso del número de matrículas de tambos viene bajando desde hace tiempo, de 2022 a la fecha hay un 10% menos de tambos, sin embargo, la producción se ha mantenido, algo que también pasa a nivel nacional”.
“Yo creo que esos números son más graves en Paysandú” que en el conjunto del país. Concretamente en Paysandú, luego del cierre de Pili “muchos tambos cerraron y otros pasaron a colocar su producción en otras industrias”, de éstos, “muchos se pasaron a Conaprole, otros a Claldy y otras industrias”.
Esa caída del 10% se da principalmente en “los llamados tambos chicos o familiares, pero también han cerrado algunos de un tamaño mayor, y los que siguen en carrera vienen aumentando la producción. Eso hace que cada año el total de leche remitida se mantenga a pesar de que haya menos tambos. Pasa en el Paysandú y es una copia de lo que vemos a nivel país, un fenómeno que también es mundial”.
Los productores que dejan el rubro “se mantienen en el campo, reconvirtiéndose a otra producción, ya sea ganadería o agricultura, y hay casos de algunos que ingresaron al sector contratista a brindar servicios agropecuarios”.
También es verdad que “aparece algún tambo nuevo, pero en la globalidad son más los que cierran que los que abren”, advirtió.
Aumento de la producción
Montauban aclaró que el mantenimiento de la remisión se ve en el análisis histórica de los últimos seis años, con algunas fluctuaciones, por ejemplo “este año, en nuestra zona, venimos con un 6% o 7% por debajo de la producción del año pasado. En el otoño, en los meses abril mayo, un período marcado por las lluvias, tuvimos un pico de baja del 10% o 13%, y ahora en agosto seguimos con una producción por debajo del año pasado”.
Esa menor producción “es por temas básicamente climáticos, en la primavera pasada veníamos bastante bien, pero las precipitaciones de otoño desplomaron la producción y no se ha podido levantar. Esa es otra realidad que pasa acá, pero a nivel nacional también”.
Respecto a qué esperar en lo que queda del año, el productor dijo que “los indicadores muestran una recuperación, pero dependerá de cómo se de la primavera “que es un período muy importante par la lechería y “no descartamos que se pueda igualar la producción de 2023, o superarla”.
A la espera de respuestas
Montauban también se refirió a la situación de los tambos sanduceros en la actualidad luego de un período de seca histórica seguido de abundantes y excesivas lluvias.
Recordó que con la sequía los productore tomaron muchos créditos y se postergaron pagos para la primavera pasada. Pero eso coincidió con una caída de los precios que pagan las industrias.
“Este año el precio comenzó a subir, de todas maneas estamos por debajo de valores de años anteriores, y otra vez nos volvió a pegar el clima con el exceso de precipitaciones”, por tanto “es un panorama con dos variables de baja, en el precio y la caída productiva”.
Con ese escenario “toda medida que se tome siempre es bienvenida. Conaprole anunció una postergación en los vencimientos y el pago de una prima, también hubo medidas para tambos con una remisión de menos de 3.000 litros diarios, y lo fuerte que se está tramitando ahora con el Banco de la República (BROU) es una línea de financiación”, con la idea de apoyar a un sector de mayor producción, “para que los tamberos puedan solventar las deudas y poder impulsar la parte productiva”.
Esa medida se vincula a los litros que se remiten por año, pero hay cosas que no están definidas, anunció; la idea “es dar oxígeno al productor”, estimándose que se concretará a partir de noviembre próximo.
Los recursos naturales no son limitantes
En Paysandú “el potencial productivo” de la lechería “es igual al que se ven en el sur. Tenemos los recursos naturales para eso, y los tambos son en sí empresas rentables que luego no terminan siéndolo tanto por la demanda de trabajo y especificación que requiere la lechería”.
También “hay un tema cultural” que hace la diferencia “porque el sur es más lechero y tiene más recursos humanos” para esa área de producción; “acá es más complicado, aunque ahora hay alguna escuela agraria que está trabajando más la formación en lechería”.
En otro orden, no hay que desconocer que “la lechería compite con la agricultura, y Paysandú tiene una y otra producción en un porcentaje elevado, y ni que hablar en Río Negro y Salto. Los recursos naturales no son limitantes para el desarrolla de la lechería en el litoral norte”.
En lo productivo, con el trabajo de Conaprole o la Red Tecnológica de la Cadena Láctea, se ha generado mucha información que es útil para el trabajo, pero los tambos “tienen una productividad muy heterogénea, unos con buenos números y otros que no los logran. Si se quiere corregir es desfasaje entre los que producen bien y los que no, hay que aterrizar toda la información disponible, hacer llegar a todos los datos que se poseen para que sirvan a los productores. Se hace mucho en ese sentido, pero se precisa más. Hay mucha información generada, falta trasladarla a los productores”.
Variables que no se puede controlar
Otros temas importantes son los “económicos financieros, como los climáticos”. Sobre lo económico financiero, Montauban dijo que “el 75% de la leche se exporta” y que “el mercado interno es importante pero no explica el funcionamiento del sector, y siempre estamos atados a la variabilidad de los precios internacionales”.
Esa “variabilidad del valor internacional, más la inestabilidad climática nos trae a los tumbos a todos los productores, y son variables que no podemos controlar”.
Para responder a los desafíos climáticos, “lo que sí se puede hacer es asegurar la reserva [alimentación de las vacas] para afrontar una seca o un exceso de lluvia. Ya sabemos lo que hace una seca, pero si ocurre lo contrario y llueve mucho el ganado no se puede salir a pastorear, el ganado tiene que quedarse en un potrero y llevarle la reserva [el alimento]. Esa reserva es cara y necesita financiación. Son cosas para las que necesitamos más apoyo”.
Tampoco se puede “desconocer todo lo que se ha avanzado. Antes no existía créditos a largo plazo y las tasas de interés no iban acorde a la producción. En ese sentido hubo avances también en la banca privada, pero se tiene que seguir en ese camino y se necesita más”, continuó.
Sobre qué esperar climáticamente, dijo que cuando se acerca el final del invierno, “lo que queremos es una primavera con las características propias de esa época del año, que es en la que se produce leche y pasto más barato; el pasto es fundamental para hacer buenas reservas, pero las lluvias excesivas también complican. Necesitamos un régimen de precipitaciones adecuadas y normales para ese período, con un promedio de 300 milímetros en setiembre, octubre y noviembre”.
Hacer reservas todo el año
En la zona de Paysandú no hay muchas experiencias de riego ni seguros, sí la hay en los aspectos de producción como herramientas de ordeñe y maquinaria: “La lechería incorpora mucha tecnología”.
Sobre el uso de seguros de producción, Montauban dijo que “es una herramienta que no se usa” y en el tambo “el seguro es tener reservas” y “saber aprovechar las oportunidades que se van danto en el año, porque es difícil que se repita lo que pasó recientemente que hubo dos años malos, lo general es que haya momentos donde poder acopiar reservas. Antes las reservas se hacían solo en verano, ahora cada vez se tiende más a hacerlas también en invierno con cebada forrajera o avena”.
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