Hace diez años, sin saber nada sobre el tema, decidieron producir ganado de cría. Con esfuerzo lograron resultados positivos con tasas de preñez que este año llegan al 88 %. “Nos formamos y escuchamos buenos consejos de los amigos”, dijo Álvaro Márquez.
El establecimiento se llama Mamá Mirta y está ubicado a 20 kilómetros al norte de la ciudad de Melo. “El nombre es por la madre de mi señora”, y la producción es “de cría, terneros y terneras, también producimos nuestras propias madres, y de vez en cuando sacamos una tanda de toros”. Así resumió Álvaro Márquez la esencia del predio familiar al que se dedica desde hace diez años, y como “los valores cristianos se aplican a todas las actividades” humanas, logra combinar la producción con su trabajo en la diócesis de Melo donde lleva más de 20 años. “Nuestra vida es muy simple, somos gente de trabajo y vivimos tratando de dar de nosotros lo mejor que tengamos”, añadió.
Seguramente el dato más curioso es que cuando recibió ese “pedazo de campo”, como le dice él, en su núcleo familiar todos ignoraban hasta las cosas más elementales de la producción ganadera, ahora no duda en afirmar que están “superconformes con el resultado” logrado.
“Somos nuevos en el rubro, hace diez años que estamos, y apuntamos a un negocio que funcionara porque el ternero siempre interesa a los que quieren una madre o quieren criar un novillo”, dijo. Pero antes de que mi señora recibiera el “pedazo de campo no teníamos nada que ver con ese tipo de actividad. La disyuntiva era arrendarlo o explotarlo, y decidimos armarnos de coraje”, contó.
“Hubo y hay ganas, y después uno de a poco se va formando e informando, y por suerte hay muchos amigos que se acercan a dar una mano, un consejo, y gracias a Dios uno puede escuchar y aceptar los buenos consejos. Todo eso ha contribuido al buen funcionamiento a la explotación que tenemos hoy y que es una iniciativa familiar, que “nos ha gustado mucho como fue evolucionando”, expresó Márquez.
Desde el punto de vista de la producción, “tenemos dos metas muy importantes, una es tener una excelente sanidad, y la otra, una excelente alimentación, además de cuidar la genética para mejorar el ganado. Sabemos que sin sanidad y alimentación no vamos a tener un buen rodeo, entonces nos jugamos mucho a eso”.
Más del 90 % de los casos”, el ternero aprende y se adapta muy rápido, es la categoría que anda más rápido”. dijo Álvaro Márquez del establecimiento Mamá Mirta
Argumentó que “de los estados de la vaca, además de su propia supervivencia que sería su primer etapa, tiene que tener un estado corporal como para levantar celo, un estado corporal como para preñarse, y un estado corporal como para alimentar un hijo. Una vaca que no está bien alimentada va a ser difícil que de un ternero bueno. Por eso tratamos que en todos los estados la vaca esté cubierta en lo sanitario y en la alimentación, con su medicación para parásitos, vitaminas, sales, ración, y todo lo que necesita”.
Cuidando esos aspectos los resultados han sido satisfactorios: “en mayo hicimos ecografías y tuvimos 88 % de preñez, ahí apostamos a todas las cartas, en la máquina de generar terneros”, expresó, un índice que supera el promedio nacional, pero al que están acostumbrados porque los Angus de Mama Mirta “siempre tuvieron el 80 % y hemos llegado a tener 95 % de preñez”.
Márquez dijo que su señora y él tienen claro desde el primer día que la naturaleza sería “una socia muy importante” con la que tendrían que convivir. “Sabemos que hay épocas en que esa socia nos exige más como ahora con la sequía, y épocas en que nos favorece muchísimo. Entonces como que los tiempos complicados y muy fáciles, siempre son relativos. En la sequía uno apunta a cosas más necesitadas, más urgentes, y para eso tratamos de tener una planificación de 6, 8 o 10 meses para adelante, para que los cambios climáticos no nos sorprendan”.
“Lo más duro de la ganadería es someterse al clima, pero las épocas buenas también dependen del buen clima”, resumió.
El destete y la ración
En campos de cría el destete es un paso fundamental en el proceso productivo y en la vida de los terneros. “El destete lo hacemos con tres meses de nacidos, lo pasamos a las instalaciones y los dos o tres primeros días quedan solos encerrados con agua, luego se le da un poco de alfalfa” y sigue “el proceso de adaptarlo a la ración”. Posteriormente, “con tres meses y medio pasan a los comederos” iniciándose la etapa de la cría del ternero mientras “dejamos que la vaca siga con su buen estado para poder preñarse lo más rápidamente posible”.
Mayoritariamente, “más del 90 % de los casos”, el ternero aprende rápido, se adapta muy rápido, es la categoría que anda más rápido”, pero en esa adaptación por la que pasa el animal “hay que tener cuidado de no provocar diarrea, no provocar acidosis. Hay que controlarlos y que coman parejo”, observó.
Consultado sobre qué alimentación brinda a los animales para atender esa etapa fundamental, Márquez dijo que utiliza productos de Bioración, un proveedor local con 13 años en la zona, en los que “hemos encontrado un gran respaldo para la alimentación de los terneros”.
Esa educación implica “que les enseñamos a comer, les generamos las necesidades de consumir ración, y cuando ellos crean ese reflejo condicionado sobre la ración esperan que les abramos las porteras de los comedores y cada uno busca su lugar” para alimentarse.
“Como dije la alimentación es clave, tenemos instalaciones en las que los terneros aprenden a comer, hay que educarlos, y con Bioración se adaptan” sin problema.
Los valores
El vínculo de Márquez con la iglesia Católica es de toda la vida. “Voy a cumplir 56 años y mi relación con la iglesia es de la adolescencia. Mi trabajo en la diócesis de Melo, donde soy administrador, tiene más de 20 años”.
“La diócesis tiene toda una economía en la administración de los bienes, los servicios, hay colegio, policlínica, hogar de anciano, merendero, 16 parroquias, cerca de 90 capillas, todo un movimiento administrativo, y desde hace 24 años soy el encargado de que todo eso funcione”.
Pero “los valores cristianos” no se limitan a esa actividad, “se aplican en todos los trabajos, en el trato con el ser humano, con la naturaleza, en el respeto por el trabajo por los demás, el respeto por la vida”. Todo esto “me ha ayudado mucho en mi trabajo rural por todo lo que tiene que ver con el contacto con la naturaleza, con todo eso que es la obra del Creador, sin lugar a dudas es muy vinculante con la otra actividad que uno lleva”.
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