Ante la segunda mayor inundación de la historia de Treinta y Tres, con varias zonas bajo agua y afectación de la producción ganadera y agrícola, los productores esperan por la declaración que genere facilidades.
El Ing. Agr. Guillermo Rovira, presidente de la Sociedad Fomento de Treinta y Tres, dijo a La Mañana, sobre la situación que viven los productores agrícolas y ganaderos de ese departamento, que la institución planteó al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Fernando Mattos, la declaratoria de emergencia que finalmente fue atendida el martes 21.
Subrayó que lo ocurrido en Uruguay no tiene nada que ver con lo sucedido en el sur de Brasil donde las pérdidas fueron totales, pero “sirve como comparación”.
“Acá no tuvimos un cien por ciento de pérdidas porque se perdieron pasturas que se van a poder recuperar, se perdió algo de grano y se siguen teniendo los ganados. Con esto no digo que no sea para preocuparse, sino que a veces uno mira para el costado y ve gente pasando peor”, reflexionó.
Respecto a Treinta y Tres, la Sociedad Fomento esperaba la declaración porque de esa manera puede haber planes para la compra de raciones, fardos, puede haber beneficios, postergación de pagos, todo pensando en lo que los productores van a tener que enfrentar”.
El martes el Ministerio firmó la declaración de emergencia agropecuaria por 120 días para 12 seccionales policiales en los departamentos de Rocha y Treinta y Tres en las zonas con exceso hídrico, específicamente para las seccionales policiales 2ª, 3ª, 4ª, 5ª, 6ª y 9ª (Rocha) y 1ª, 2ª, 3ª, 7ª, 9ª y 10ª (Treinta y Tres).
A partir de ahora los productores comprendidos en esas seccionales podrán acceder al Fondo de Emergencia Agropecuaria que queda activo una vez declarada la emergencia.
Agregó que la última inundación importante en Treinta y Tres, incluso más grande que la actual, fue en el año 2007, cuando el río Olimar alcanzó 10,05 metros. Este año se llegó a 9,60 metros, la diferencia es de 45 centímetros.
Sin embargo, “algunos vecinos del arroyo Yerbal aseguran que este año el agua llegó a niveles que no había llegado en 2007”, pero “yo también vi la inundación de 2007 y me parece que aquel año el nivel del agua fue menor. Por ejemplo, este año circularon videos del puente del ferrocarril donde el agua estaba prácticamente pegando en los durmientes de la vía, cosa que en la anterior no recuerdo haber visto eso”.
Una diferencia de 2007 con la inundación de este año es que “ahora tenemos muchas redes sociales y uno recibe muchos videos a diario mostrando las diferentes realidades, y en 2007 había celulares, pero no tantos ni estaba asumido culturalmente que ante algo que se ve se tomen fotos o se hagan videos para enviar inmediatamente a varios destinatarios. Ese tema tecnológico quizá incida en la percepción de la gente, pero el dato objetivo es que la inundación de este año fue 45 centímetros inferior”.
Que haya sido una inundación menor a aquella otra histórica “no le resta importancia porque realmente ha tenido impactos muy importantes con más de 2000 evacuados en la ciudad de Treinta y Tres. Los registros oficiales hablan de 1300, pero hay mucha gente que se moviliza por sus propios medios y no se declara, no sumando en el número”, precisó.
Ese total que supera las 2000 personas “muestra el gran impacto social que tuvo, con las familias que debieron dejar sus casas. Hubo y hay familias que antes de retirarse suben los muebles a un piso superior con la esperanza de que el agua no llegue, pero luego sobrepasa y moja todos los muebles, ropa, frazadas, por lo que hubo pérdidas importantes, con barrios enteros bajo agua”.
La ganadería está en una situación muy complicada
Consultado sobre si hay registros más o menos concretos de la afectación que las inundaciones tienen en la producción y las pérdidas causadas, Rovira dijo que al momento no posee esa información, pero llamó la atención sobre “toda la zona de campos bajos que estuvo con agua durante muchos días y que todavía sigue estando, aunque el río haya bajado”.
Expuso que “el agua del río se fue, pero el agua de los campos bajos tiene una dinámica distinta y demora más tiempo en retirarse. Eso pasa porque al ser una zona baja el agua no se va por desnivel, sino que filtra hacia abajo, pero con el suelo saturado no tiene capacidad para absorber más agua y el secado lleva mucho tiempo”.
La permanencia del agua en los campos tiene consecuencias en la producción: “Pensemos en una pastura natural o sembrada que está diez o quince días bajo agua, cuando esta se retira del todo la pastura está en mal estado porque la pradera necesita respirar y requiere del sol para su fotosíntesis y generar energía para vivir. En la medida que le falta el aire la planta no puede respirar y muere, y en caso de que alguna haya quedado viva tiene problemas de recuperación porque estamos entrando en un período en que estamos por ingresar al invierno, donde el crecimiento de las pasturas es muy bajo”.
La falta de pasturas nos lleva a que el ganado no tiene qué comer. “Si no hay pasturas, ¿el ganado que come?”, preguntó, porque “la situación forrajera de esos campos no es mala, es crítica. Pudo haber pasado que a algún productor la corriente le haya llevado algún ganado, y eso sin dudas que es importante para quien lo sufrió, pero en general la pérdida más importante no es esa, sino todo lo que no se va a poder producir de aquí para adelante, todos los kilos que faltarán” porque no hay condiciones adecuadas.
Los productores que puedan “van a sacar su ganado de ese predio buscando otros campos altos que sí tengan pasturas”. Rovira dijo haber “recibido llamadas de productores” que le consultan si sabe de campos que estén en condiciones de recibir ganados a pastoreo, contó.
Otra opción es “encarar un plan de suplementación con forraje y ración, y eso significa un costo muy importante”.
También habrá quienes “salgan a vender ganados, aunque no lo tenían planificado, y salir a vender apurados ese ganado que está pasando mal significa que no lo van a colocar al mejor precio. Los ganaderos están en una situación muy complicada”.
Rovira especificó que la complejidad “lo es por sí misma, pero más aún por la época del año que se produce. Si hubiera pasado en el verano no sería tan complejo como en la entrada del invierno. En el verano es más fácil recuperarse de eventos así, pero en invierno se necesita mucha comida para mantener la temperatura corporal”. En el ganado “el metabolismo a 30 grados es diferente a 5 grados o para aguantar una helada a la intemperie. Y si el ganado no come lo suficiente empieza a perder kilos”, lo que se traduce en un “perjuicio serio”.
“En un invierno normal, una vaca a campo natural pierde el 10% de su peso corporal. Si el animal tiene 400 kilos termina el invierno con 360 kilos, pero esa caída de 40 kilos se da con alimento disponible, si no lo tiene va a perder mucho más. Hay que poner número a todos esos kilos perdidos y cuando la cifra se conozca va a impactar mucho en una zoma muy amplia”.
La agricultura
El Ing. Rovira aclaró que el problema “no es solo ganadero, también lo sufren los cultivos de arroz que quedaron baja agua en un porcentaje que queda por cosechar. Aquellos productores que quedaron con la chacra bajo agua tuvieron pérdidas muy importantes en rendimiento y calidad, igual que la soja, que en este caso aguanta menos el exceso hídrico y por eso las pérdidas fueron mayores”.
Cuando el agua se retire de los predios cultivados y se pueda ingresar con las máquinas, “aparece un nuevo problema, y es que los camiones que deben llegar hasta las chacras no siempre pueden hacerlo”. Hay casos en que el grano se debe “trasladar por 5 o 10 km hasta un camino principal que es hasta donde puede entrar el camión. Hay una complicación logística en todo sentido”.
Hay otros costos que se observan menos pero que están y son reales, por ejemplo, en los alambrados: “Como hacía tiempo que no había una creciente tan grande en los montes había una cantidad importante de palos, troncos, restos secos, mugre, todo eso el agua lo fue llevando y rompiendo alambrados que deben ser reparados”.
Consultado si las inundaciones no generaron para el productor una situación similar a la sequía en cuanto a que se debe invertir en alimento animal, Rovira dijo que desde ese punto de vista sí, con la salvedad de que la seca tiene una afectación generalizada y las inundaciones solo en las zonas bajas, pero al que le toca le afecta tanto o más que la sequía.
Congreso de la Federación Rural
El próximo fin de semana se realizará en la Sociedad Fomento Rural de Treinta y Tres, el 107º Congreso Anual de la Federación Rural.
La actividad del sábado 25 será abierta a todo público con exposiciones desde las 8.00 horas de referentes jóvenes de los precandidatos a la Presidencia; a las 09.30 el Ec. Milton Ramallo se referirá al tipo de cambio y el dólar; a las 10.00 horas, el Ing. Walter Baethgen expondrá sobre el cambio climático; a las 10.30 horas la Ing. Agr. Verónica Durán hablará sobre desarrollo sostenible en ganadería; y a las 11.00 el Ing. Rovira lo hará sobre el presente y futuro de la Fomento de Treinta y Tres.
En horas de la tarde se realizará la proclamación de acto eleccionario, luego hará uso de la palabra el subsecretario de Ganadería, Ignacio Buffa, y el presidente de Federación Rural, Jorge Andrés Rodríguez.
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