El alza del precio de la soja en el mercado internacional ha generado en algunos sectores de la sociedad la idea de que ese es el pago que recibe el productor, en cambio la realidad indica que se lleva a su bolsillo menos de 100 dólares por hectárea.
A comienzos de mes, el productor y dirigente gremial, Jorge Andrés Rodríguez, analizó en entrevista con La Mañana los resultados de la zafra sojera 20/21 y los magros rendimientos que “a nivel nacional varían entre los 1.600 y 1.800 kilos por hectárea, frente al año pasado que fue superior a los 2 mil kilos”, no llegando a satisfacer las expectativas esperadas.
Menciono también que cuando la soja llega a valores altos como ahora es un error creer que todo va al bolsillo del productor porque hay que considerar todos los ítems que se deben restar, “creer que el productor recibe el valor que indica Chicago es como decir que el productor de leche en Uruguay cobra 30 pesos por litro porque es lo que el consumidor paga en la góndola”, dijo Rodríguez.
“Un monto muy lejano del valor que figura en Chicago”
Federico Holzmann, productor del departamento de Paysandú, explicó a este semanario que la venta de la soja se va haciendo de forma escalonada comenzando al inicio de la siembra a un valor muy inferior que el actual. “Las ventas comenzaron, en el entorno de los 420 dólares, en el momento en que se hizo la siembra y los cultivos nacieron favorablemente, fue ahí cuando la gente comenzó a vender”.
Desde entonces el precio “tuvo una evolución al alza de los 420 a 550 dólares”. Por otra parte el rendimiento promedio de la zona litoral fue de 1.700 kilos por hectárea que se vendieron a un precio promedio de 441,90 dólares la tonelada; ese promedio se formó de los diferentes escalones de ventas desde los 420 a los 550 dólares. “Sólo un 6% de la producción que quedaba sin vender se pudo colocar a 530”, precisó.
De ese precio promedio (US$ 441,90 la tonelada) “el productor tiene que descontar el flete, el secado, la prelimpieza, sin contar los problemas de malezas cuarentenarias que es otra penalización aparte, por lo que recibe en su bolsillo 390 dólares, precio final libre de impuestos”.
Cabe señalar que el costo por hectárea fue de 420 dólares en campo propio y 570 en campo alquilado.
En resumen, son 390 dólares por tonelada, a un rendimiento de 1.700 kilos genera US$ 663 por hectárea, menos 570 por costo en campo alquilado, el margen es de 93 dólares, además de los impuestos. Un monto muy lejano del valor que figura en Chicago, subrayó.
Santiago y Ma. Eugenia Fernández: “Una seca que quedará en la historia de nuestro Uruguay”
En la zona de José Enrique Rodó se encuentra el establecimiento agropecuario La Garúa SG. Su responsable, Santiago Fernández y su hija, María Eugenia, estudiante de 3° año de Agronomía en la Universidad de la República, comentaron que debido a la gran seca que sufrió esa zona del país el rendimiento promedio de la soja de primera y segunda fue de 1.800 kilos, un 30% menos de los rendimientos históricos de la empresa que es de 2.600 kilos por hectárea. “La seca fue muy grande, una de las que va a quedar en la historia de nuestro Uruguay. Recién tuvimos la primer lluvia buena el 25 de marzo”, recordó Santiago.
Desde el punto de vista comercial, María Eugenia dijo que la soja se va vendiendo paulatinamente, “el año pasado los precios fueron muy bajos, y cuando llegó a 320 pensamos que era un muy buen precio. Las primeras toneladas las vendimos a 340 dólares y sólo 225 toneladas a 500 dólares, el resto fue por debajo y el promedio de toda la venta fue de 420 dólares”, expresó.
“Eso pasó con la gran mayoría de los productores”, son muy pocos los que pudieron colocar al precio máximo de Chicago. “Por lo tanto no es real decir que la soja es rentable porque se vende a 550”, apuntó Fernández.
“El precio de venta se va formando a lo largo del proceso, y es algo que hace la mayoría de los productores”, a excepción de aquellos que “son más inversionistas, que no viven del agro, que dejan para vender todo al final, pero la mayoría empieza a vender cuando el valor comienza a subir y así va fijando precio y al final se hace un promedio que no va a hacer el mejor pero tampoco el peor”.
Santiago señaló que el costo directo por insumos fue de 500 dólares por hectárea. “Si hubiéramos vendido la soja cuando llegó a los 500 dólares, hubiéramos precisado 1.000 kilos para pagarlos, pero la vendimos a un valor menor” lo que significa que necesitamos más volumen.
“El margen bruto de ganancia fue de 170 dólares libres” por hectárea sin contar renta y los impuestos. “Ese no era el resultado que se esperaba”, dijo.
¿Qué es el washout?
Holzmann explicó que cuando un productor asume el compromiso de vender determinado volumen de soja pero luego por los bajos rendimientos no puede cumplir se aplica lo que se denomina washout.
Es el caso del productor que vende a futuro a un precio de US$ 400 pero por bajos rendimientos, por ejemplo debido a la sequía que fue lo que pasó en diversas zonas del país, no logra cumplir. El productor entonces debe pagar la diferencia no al precio que comercializó, sino al actual, lo que reduce aún más su margen.
Es por eso que “se trata de vender pocos kilos por hectáreas, para que no ocurra” ese incumplimiento, agregó María Eugenia Fernández. “Es una precaución del productor no vender más de 1.000 kilos por hectárea. Pero si te pasa que no podés cumplir con la venta tus precios se van a deprimir. Si te quedas sin entregar 100 toneladas de soja a 340 dólares y al momento en que se debió hacer la entrega está a 500, el productor tiene que pagar la diferencia de ese costo”, porque la empresa con la que se hizo la venta de “soja futura”, va a tener que salir a comprar esa soja que le falta, en el caso que se hubiera comprometido a entregar a un cliente cierta cantidad de toneladas.
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