Sabiendo que los precios de la carne son variables y que Uruguay es mayoritariamente “tomador de precios” ¿estamos en condiciones de pronosticar cinco venideros “buenos años” para el sector?
En el contexto del mundo globalizado actual es muy difícil hacer previsiones a un plazo tan largo, donde en una cadena comercial como la de carne vacuna, juegan fuertemente los fundamentos del mercado, pero también de forma importante factores geo políticos, muchas veces difíciles de anticipar. También juegan aspectos sanitarios y climáticos, que cada vez con mayor frecuencia juegan afectando la oferta de carne vacuna y las demás carnes. Si nos enfocamos en los fundamentos del mercado, lo más importante es que en una mirada de 20 años, el aumento de las cantidades de carne importada ha aumentado a razón de un 2,3% acumulativo anual, principalmente por la demanda de Asia. En el año 2000 se importaban unas 6 millones de toneladas (equivalente peso carcasa) y en el año 2018 unas 10 millones de toneladas. Esta tendencia continuará, tanto por el aumento del consumo (más población, más consumo per cápita) como por el hecho de que Asia tiene un desbalance tierra agriculturizable/ habitantes que determina que no es capaz de cubrir su mayor demanda con producción propia. Lo interesante de Asia es que el consumo aumenta no solamente en los países emergentes (China, Vietnam, Filipinas, Indonesia, Malasia) sino en los países más desarrollados como Japón y Corea, en estos últimos casos por cambio de hábito de consumo de los jóvenes y por caída en su producción local por envejecimiento de la comunidad de ganaderos.
Prácticamente la única región del mundo capaz de aumentar significativamente la oferta de carne vacuna es América del Sur, principalmente Brasil, pero sin despreciar lo que en forma acumulada podrán aportar también los demás países del Mercosur, Bolivia y Colombia.
Lo anterior que da una visión de largo plazo de demanda y oferta relativamente equilibradas, ha sido quebrado por una situación sanitaria inédita como es la fiebre porcina africana en Asia, que está diezmado la población de cerdos de China y sus vecinos, y hasta amenaza instalarse con menos impacto en Europa. El faltante de carne de cerdo que está ocurriendo en China es mayor a todo el comercio mundial de carne de cerdo, siendo imposible llenar el espacio. Por otro lado, las características de la enfermedad por un lado (su virulencia, persistencia del virus, y ausencia de vacuna en el mediano plazo) y por otro del sistema de producción de cerdos de China (mayormente pequeñas explotaciones familiares con pocas posibilidades de aplicar medidas estrictas de bioseguridad) determinan que el faltante será importante durante varios años, y no será posible llenarlo ni con carne de cerdo importada ni con carne vacuna importada. Esto presiona al alza los precios de la carne vacuna al menos durante todo el 2020 y parte del 2021. Habrá que seguir de cerca los acontecimientos para actualizar las expectativas en forma permanente.
“Prácticamente la única región del mundo capaz de aumentar significativamente la oferta de carne vacuna es América del Sur”
¿Cuáles son nuestras ventajas y desventajas con respecto a nuestros competidores globales?
Los oferentes significativos de carne bovina son relativamente pocos en el mundo, América del Norte, Mercosur y Oceanía son los jugadores principales. Dejamos aparte a India, porque la carne que ofrece es bufalina, y se mueve en general en mercados de bajo valor. Cada uno de los tres bloques mencionados presenta para nosotros distintos desafíos y amenazas. América del Norte (básicamente EEUU) juega en nichos de muy alto valor, donde normalmente no estamos accediendo con nuestro producto. Oceanía (principalmente Australia) compite de forma más directa con nosotros y ha logrado en mercados relevantes (Japón, Corea, China, por ejemplo), acuerdos comerciales que les dan ventajas arancelarias importantes frente a nosotros, y poseen un mayor prestigio que Uruguay en la combinación sanidad-inocuidad-calidad, que se traduce en mejores valores de sus productos. A lo anterior debemos agregar que vienen trabajando hace más de 15 años posicionando la marca de su producto a nivel del consumidor, y eso también les reporta una ventaja importante.
Con respecto al Mercosur, Uruguay muestra un mejor posicionamiento sanitario, contando con acceso a mercados en forma exclusiva o casi exclusiva (EEUU, Corea, Japón, México). El mayor prestigio sanitario del Uruguay determina a su vez, que aún compartiendo acceso a determinados mercados con sus vecinos, las condiciones que se le dan a Uruguay son más amplias en términos de productos (carne con hueso, menudencias). La trazabilidad tal como se ha desarrollado en Uruguay, sin dudas es un elemento que contribuye categóricamente a esto.
La desventaja principal de Uruguay es su escaso tamaño y la falta de crecimiento o crecimiento muy lento de la producción que le impide aprovechar cabalmente las oportunidades.
¿Existe la denominada “Cadena Cárnica”? Si existe ¿qué debemos mejorar de la misma?
Es un tema que se ha prestado para mucha polémica. En este caso, prefiero dar una respuesta más a título personal que institucional. Si uno se refiere a “cadena” en el sentido de que existe coordinación por la vía de contratos que unen proveedor y comprador a lo largo de la cadena y un acuerdo sectorial de distribución de los ingresos, la respuesta es no. Se pone muchas veces como ejemplo al sector arrocero, donde casi la totalidad de la producción de materia prima se hace bajo la modalidad de contrato con la agroindustria, y hay un acuerdo sectorial sobre la forma de distribuir los ingresos por ventas que logran las agroindustrias, para remunerar el proceso agroindustrial y al productor de materia prima, donde, además se establecen los criterios de calidad de la materia prima por contrato. Los productores tienen certeza, antes de sembrar, sobre donde colocarán su producción, tienen claro los requisitos de calidad de materia prima y como se formará el precio para su producción. Las agroindustrias tienen claro con que área contarán para abastecerse y planificar por anticipado su estrategia comercial y con qué calidad contarán para administrar mejor sus costos de producción.
“Hace cuarenta años exportábamos el 20% de la producción y consumíamos internamente el 80%, hoy es a la inversa”
Esto no existe a nivel del sector de carne vacuna de manera formal e integral. Pero tampoco ha habido una voluntad explícita del sector como un todo para organizarse de esta manera.
Por el contrario, se observa de manera creciente modalidades de coordinación particulares, donde industriales y productores buscan acordar mayores certezas de volúmenes por fecha y calidades, sea por acuerdos individuales o bajo la modalidad de productores que se agrupan para coordinar con plantas de faena para establecer volúmenes de entrega de hacienda por época, criterios de valor carnicero de las carcasas y criterios de escala de precios que premian las carcasas de más valor, que parten de alguna referencia del mercado. No tenemos información acabada de cuánto representan en el total de la producción, pero debe estar cercano al 15-20% de la faena.
Tenemos también conocimiento de acuerdos, aún de manera muy incipiente, entre invernadores y criadores/recriadores para lograr algo similar. En la medida que estos acuerdos se generalicen este concepto de “cadena” se irá consolidando en los hechos.
Si uno se refiere a “cadena” como el estado en el cual no existe asimetría de información fácilmente disponible para que los distintos eslabones tengan los elementos para interpretar y anticipar el comportamiento de los “sub mercados” que existen a lo largo del encadenamiento, entiendo que el sector cárnico tiene una situación privilegiada frente a otros países, y se acerca mucho a una situación casi perfecta que permite el encadenamiento de los eslabones con mucha transparencia. En esto juega un rol muy importante el INAC, pero también juega un rol muy importante el sistema de remates virtuales de categorías de reposición.
En una visión muy personal, creo que cuando ocurren caídas de precios a lo largo de cualquier eslabón, éstos se atribuyen erróneamente a intencionalidad de la parte compradora (sea cual sea), que se coordina para bajar los precios, en lo que entiendo es una simplificación de como funcionan los distintos submercados. De hecho, a todos los niveles existe poca comprensión sobre cómo se forman los precios y se han hecho pocos esfuerzos por echar luz en esto.
¿Los uruguayos deberán acostumbrarse a comer menos carne por los próximos años, en el supuesto que la misma se siga encareciendo?
El consumo de carne está íntimamente ligada al poder adquisitivo del consumidor. Si se debilita el ingreso familiar, eso se refleja en un menor consumo. En segundo lugar, al hábito y las preferencias de los consumidores. En Uruguay seguimos siendo carnívoros por excelencia, pero también hay una tendencia que aflora en las generaciones más jóvenes a cocinar menos, comer productos más prácticos, y a dietas con menos carne. En tercer lugar, hay una nueva realidad: hace cuarenta años exportábamos el 20% de la producción y consumíamos internamente el 80%. Hoy es a la inversa. Y es algo positivo, considerando el peso que tiene la carne en las exportaciones de bienes de Uruguay (20%). La contracara es la tensión que puede generar en el mercado interno. No obstante, esta tensión ha sido aliviada en parte por la importación de carnes. Este sí es un fenómeno que parecería haber llegado para quedarse y que ayuda a que el consumidor uruguayo tenga la oferta necesaria para consumir. El comercio abierto permite no solo poder contar con opciones más económicas para el bolsillo del consumidor, sino también más variadas.
Vemos de la salida de INAC a dar charlas al Interior del País: ¿por qué?
INAC no tiene un área institucional dedicada a la comunicación con el sector ganadero, y sentimos la necesidad de hacerlo. Para ello se realizó una encuesta a fines de 2017 y principios de 2018 a nivel de ganaderos con fuerte arraigo en el campo con la finalidad de conocer sus expectativas de la actividad ganadera, del rol del INAC, de la relación ganadero-industria entre otros aspectos. Se alcanzaron conclusiones muy claras. Entre las más importantes su disposición a que el INAC se acercara más al ganadero y el poco conocimiento que se tiene sobre el rol del INAC y en consecuencia, el bajo aprovechamiento que se hace de información que INAC maneja y que es uno de los activos más preciados del sector cárnico. Dado que se estaría poniendo en práctica el Sistema Automatizado de Tipificación de carcasas y siendo que la Tipificación es una medición simple del valor carnicero de las carcasas (Tipificación es la determinación de la Conformación I-N-A-C-U-R y de la terminación en grasa 0-1-2-3-4), y por ello interviene de alguna forma en la determinación del precio de la hacienda, se planificó realizar una serie de reuniones en el medio donde se informaría sobre este cambio tecnológico, pero poniéndolo en contexto de lo que significa el pasaje de ganado a carne, la valoración carnicera de las carcasas y como esto es importante en el aprovechamiento de las oportunidades del mercado mundial de carnes, dado que el ganadero uruguayo es un exportador neto, y su negocio está marcado por el éxito de la exportación. En coordinación con las gremiales ganaderas representadas en la Junta del INAC (ARU, FR, CAF y CNFR) se realizaron cerca de 20 reuniones con ganaderos, alcanzando a unos 1.000 productores. Se recogió una muy importante valoración de los asistentes sobre los temas que INAC comunicó, valorándose el acercamiento, contándose además con una muy buena evaluación por parte de las gremiales o asociaciones locales que lideraron la convocatoria.
“Es la invitación que nos hace el mundo para que produzcamos más y mejor, reafirmando nuestra vocación e identidad cárnica”
¿Es realmente conocida la labor de INAC por parte del Sector Productivo?
En general la labor de INAC es poco conocida. Se lo ve más bien como una entidad que “controla” a las carnicerías y es muy asociada al proceso industrial. Muy pocos productores usan el acceso que tienen a través del INAC a información sobre la producción de sus tropas, a la que pueden acceder de manera remota con su misma clave de SNIG. No se tiene claro el rol importante en el trabajo de mejora de acceso a los mercados y su fuerte trabajo para posicionar las carnes en el mercado mundial.
¿Cómo ve el Uruguay cárnico de mañana, un país de “Comoditties” o “Specialitties”?
La carne vacuna sin dudas está migrando hacia un producto de especialidades. Es decir, cada vez más se abren mayores posibilidades de diferenciación en la categoría, y se amplía de alguna manera la complejidad del producto. Tradicionalmente la carne como ingrediente para procesamiento posterior industrial (hamburguesas, embutidos) funcionaba en un mercado con una dinámica de commodity (entendido como aquel donde todos los productos son iguales y el precio es el que arbitra y condiciona el funcionamiento). Pero los mercados han evolucionado enormemente, los hábitos y las preferencias de los consumidores mudaron y eso ha abierto oportunidades de diferenciación y de trabajo en segmentos o nichos, para atender demandas específicas. Veo una tendencia acentuada en esto a futuro. Las carnes alternativas o las carnes cuyo costo de producción es menor (carne aviar y de cerdo) seguramente pasen primero a ocupar los espacios del commodity.
¿Qué mensaje le daría a la “Cadena Cárnica”?
Estamos en un giro único en la historia del comercio mundial de carnes, y este giro no tendrá vuelta atrás. El Uruguay productor y exportador de carne enfrentará un escenario que no tiene precedentes. Es la invitación más firme y contundente que nos hace el mundo para que produzcamos más y mejor, y reafirmar nuestra vocación e identidad cárnica. El mensaje que se usa en nuestras giras por el país es “Construyendo el País de la Mejor Carne”, parece ser muy adecuado a la situación.
(*) Ingeniero agrónomo