Incorporar soja al arroz mejora la producción arrocera pero también diluye costos haciendo que la chacra sea doblemente efectiva al producir más y ser viable financieramente.
Los días miércoles 17 y jueves 18 se llevó a cabo, primero en Treinta y Tres y luego en Río Branco una nueva edición de la Jornada de Actualización Técnica organizada por barraca Erro y cuenta con diferentes expositores, uno de ellos el Ing. Agr. Daniel Gonnet, gerente agropecuario de Casarone, quien se refirió a “El arroz como pilar de nuevo sistema agrícola ganadero en la cuenta de la laguna Merín”.
Gonnet dijo a La Mañana que “en los últimos años Erro ha generado investigación y desarrollo de los materiales genéticos disponibles, para ajustar el manejo en los suelos arroceros. Estos son diferentes a los del litoral por ser bajos y de drenaje limitado”. El objetivo principal de estas jornadas “es informar de los resultados de esos ensayos y las perspectivas que hay para la zafra que comienza en un par de meses, los cultivares disponibles y principales medidas de manejo”.
En ese contexto Erro invitó a Casarone por el lado arrocero dado que “hemos incorporado la soja a nuestra rotación para informar sobre los resultados que hemos tenido y cual es la visión respecto a esa complementariedad”.
La incorporación de la soja en campos de arroz es un fenómeno que va en crecimiento, países como Brasil o Estados Unidos ya lo aplican y en Uruguay cada vez más porque los resultados son positivos productiva y financieramente.
Lo que sucede es que “el productor arrocero tiene un capital en conocimiento sobre el manejo de suelos bajos que es su principal patrimonio y hoy tiene la necesidad y oportunidad de usarlo más allá del cultivo de arroz”, explicó Gonnet.
Históricamente, el arrocero “ha volcado toda su capacidad de trabajo y toda su energía en un solo cultivo, el arroz”, pero actualmente “la ecuación del arroz es muy justa, hay un incremento muy importante de costos del orden de 13%, pasando de US$ 1.900 en la zafra 2021-22 a US$ 2.150 la hectárea en la proyección de la zafra 2022-23.
Los principales rubros que explican este incremento son fertilizantes, combustibles, mano de obra y la evolución del tipo de cambio”.
Al incorporar soja se diluyen costos que antes eran sólo absorbidos por el arroz
Ante esa situación ajustada para el arroz, “la estrategia es tratar de diluir los costos” lo cual se logra al incluir la soja en la rotación, “porque aquello que sólo se aplicaba al arroz ahora se comparte con la soja”.
Esos costos que se pueden dividir son mano de obra, combustibles, insumos agrícolas, reparaciones, servicios y amortizaciones entre otros. “Cuando todo eso lo hacemos solo en el arroz, el costo es de US$ 2.150, pero cuando lo hacemos encima de un rastrojo de soja bajamos a US$ 1.877 la hectárea. Ahí queda claro la importancia que le debemos dar a la inclusión de otro cultivo en la rotación, en este caso soja: por la necesidad de bajar los costos”, enfatizó.
En el cuadro se muestran los costos presentados por el Ing. Gonnet para el arroz, la soja y el arroz sobre soja. Estos son costos promedio dado que cada chacra tiene su realidad propia, dependiendo de la producción, distancia del molino, el tipo de campo, etc.
“Los costos arroceros son bastante rígidos porque representan un paquete tecnológico estudiado, validado, estricto en cuanto a niveles productivos” y bajar costos por el lado de retacear algunos de los ítems mencionados “es poner en riesgo la producción”. Por tanto, “la forma más segura de bajar costos es diluyéndolos con otros cultivos, en este caso la soja”.
No menos importante es que “el arroz arriba de soja tiene un resultado productivo mejor. La soja es el mejor antecesor” porque empuja los rendimientos entre 8% y 10%, “o sea que hacer solo arroz resulta, por ejemplo en un rendimiento promedio de 9.150 kgs, mientras que las áreas sobre rastrojos de soja pueden alcanzar los 10.000 kgs”.
Consultado Gonnet sobre qué otros cultivos se pueden rotar con el arroz, dijo que “la soja se ha sembrado en la zona arrocera y tiene una comercialización más fácil de operar para el productor”. Otros como el sorgo “tuvieron dificultades comerciales, pero también se ha hecho mucho para integrarlo a la rotación, junto con el maíz”, con el cual Casarone ha realizado algunos ensayos. Por otro lado, el sorgo ahora tiene una nueva oportunidad de desarrollo, a partir de la habilitación del protocolo para exportar a China.
La ganadería también ofrece una alternativa y se puede articular con el arroz. “Se hace reigrás, pasturas, y el ganado va entremedio del arroz en los laboreos de verano que es cuando se anticipan los labores para sembrar en setiembre u octubre, todo ese periodo invernal se puede explotar ganaderamente, por ejemplo con pastoreos de terneros sobre raigrás”. También se siembran pasturas permanentes en el sistema, ya sea sobre rastrojo de arroz o de soja.
Los desafíos que tiene Uruguay
Respecto a los desafíos que tiene Uruguay en el corto y mediano plazo, Gonnet mencionó tres: La necesidad de hacer “una reforma estructural de los combustibles; atender la infraestructura y en ese capítulo atender el transporte y las tarifas portuarias; y tercero el tipo de cambio, pero hay variables en las que Uruguay no incide porque son decisiones económicas mundiales, que exceden la capacidad de incidencia de nuestro país”.
Sobre el combustible agregó que “el petróleo puede subir o bajar, el tema es a cuánto está el producto final acá respecto a nuestros competidores. Nuestra expectativa, es que los precios de los combustibles en Uruguay, reflejen una estructura de costos eficientes. Entendemos que hay intenciones de trabajar en ese sentido. De todas maneras hay algunos componentes de la ecuación de costos que siguen distorsionando el precio final y sobrecargan a sectores altamente competitivos en el mercado internacional. Este es el caso del subsidio al gas-oil en el transporte colectivo creado en el 2006. Es muy riesgoso utilizar mecanismos de compensación entre sectores, manejando argumentos de fortaleza o debilidad económica de los involucrados. En la historia económica regional abundan ejemplos de los resultados negativos que se obtienen por estas prácticas. El aporte al transporte de ciudadanos, para mantener precios relativos bajos y estables, puede ser muy justificable. El problema es quien lo paga y que efectos tiene sobre el que lo hace.
¿Por qué el arroz no acompaña la suba internacional de otros granos?
Consultado por qué el arroz no acompañó la suba de precios que tuvieron otros granos, el gerente agropecuario de Casarone, Ing. Agr. Daniel Gonnet explicó que “la principal palanca en el precio del arroz es el crecimiento demográfico”, en tanto que para “la soja y la carne, la palanca principal son los ingresos de las personas” porque cuando éstas mejoran su ingreso “consumen más proteína animal y menos grano. Eso es lo que ha pasado en China y en Asia en general”.
“La fuerza de los productos que están destinados a generar proteína animal, la carne directamente o la soja indirectamente porque es alimento para animales de consumo humano, tienen más fuerza en el potencial de suba de los precios que los carbohidratos como el arroz. El arroz no tiene el potencial de suba que tiene la carne ni la soja, por eso no sube como esos dos productos”.
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