El presidente de la ANPL analizó la situación de la lechería y la importancia de prepararnos para ser competitivos, sobre todo teniendo en cuenta un posible TLC con China. Destacó que la lechería además de tener un peso importante en la economía del país, tiene “un gran impacto social” por lo que implica “en mano de obra y como dinamizadora por el alto consumo de servicios” en sus zonas de influencia y “si se pierden productores también se pierde todo eso”.
“Más allá de los volúmenes de leche que se producen y el precio internacional, nosotros tenemos el problema de que no se ha hecho nada para que bajen los costos internos y mejore la competitividad, y en esa situación se presenta el enorme desafío de un tratado de libre comercio (TLC) con China, que es bárbaro, pero no podemos dormir la siesta porque vamos a estar en la primera fila del mercado y eso nos exige ser competitivos”, dijo el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche, Walter Frisch al ser preguntado sobre cómo ve la situación de la lechería nacional.
Agregó que al Gobierno “le pasó lo peor, tuvo un parate en el mundo y en el país, además de la sequía en 2020”, dos hechos que constituyeron “una catástrofe para la lechería”, y aunque Frisch reconoce que para paliar el efecto de la sequía el Gobierno tomó medidas, comentó que “la suba de los precios internacionales encube todos los problemas”, pero no se puede negar que “todas las industrias lácteas están en crisis”.
“A las industrias les falta leche, no pagan algunas cuentas, no vuelcan al fondo del FAL y por algo hay intendentes que piden que tiene que haber más leche porque le falta a la industria local que tiene capacidad ociosa”, comentó.
El problema mayor es que cada año se pierden 100 productores
Pero “el problema más grande del sector es que se pierden 100 productores. Según la Comisión Honoraria del FAL, entre el 1° de enero al 1° de julio de este año desaparecieron 54 productores. Son unos 100 por año”.
Si los productores se van se pierden las cuencas lecheras y en su lugar aparecen los megatambos que “no son la solución tradicional de Uruguay, porque si hay muchos tambos pequeños o medianos en lugar de uno grande se está radicando la gente y dinamizando el medio rural con cuencas lecheras”, señaló.
El productor subrayó que la lechería tiene un peso importante en la economía del país, pero además tiene “un gran impacto social” por lo que implica “en mano de obra y como dinamizadora por el alto consumo de servicios, por ejemplo: donde hay un tambo va un camión a recolectar la leche, otro camión lleva la ración, otro con productos de servicios, hay talleres con sus mecánicos, hay caminería, está instalada la red eléctrica. La lechería coloniza cualquier zona donde se impone y si se pierden productores también se pierde todo eso”. Frisch adelantó que pronto una consultora informará sobre cifras al respecto, pero no aportó más datos.
Dijo sí que un tambo implica que allí haya trabajo las 24 horas, es rutinario y se hace 2 veces al día, de igual forma “se dinamiza la profesión veterinaria intensivamente porque siempre hay problemas de parto, hay que hacer una declaración de inocuidad; se dinamiza el aspecto técnico agronómico porque hay que hacer buen uso de la tierra, debe haber producción de materia seca por hectárea y eso lo hacemos con asesoramiento agronómico”.
¿Nos estamos preparando para un TLC con China?
Otra preocupación tiene que ver con la preparación de Uruguay para ser competitivo a nivel mundial: “Nosotros competimos con Nueva Zelanda y con Australia que son países con sus políticas para la producción de leche, tienen una política de tierra, crediticia, financiera, y acá como que no lo tenemos. Lo hemos conversado con los distintos directorios del BROU que siempre falló pero ahora quiebro una lanza por el nuevo Directorio que salió a darnos una nueva línea de crédito exclusiva para tambos, con un perfil anticíclico, con menor tasa, mayor plazo. Pero lamentablemente el sector no lo ha tomado porque no tiene buenas perspectivas para el futuro y hay una baja de inversiones y eso tenemos que atenderlo porque el productor no está creyendo en su sistema”, advirtió.
Insistió que hay “buenos precios internacionales”, sin embargo eso no es suficiente porque “en cualquier momento China se tranca y todas las plantas van a tener que bajar de precio (que pagan al productor) y ahí es donde hacemos ruidos porque los costos están muy altos con el fertilizante subiendo 95%, por ejemplo el fertilizante 1846 que es binario, fósforo más nitrógeno, el año pasado estaba en US$ 450 hoy son US$ 850 dólares, según datos de Prolesa, también subió la urea, el glifosato, el combustible”.
Los granos son el principal componente de las raciones “y subieron también, lo cual está bien para la agricultura porque ésta también moviliza, pero el precio de la leche no acompañó esa suba”, señaló.
Si mañana tenemos “un tropezón en la comercialización nuevamente la lechería entraría en una fase de margen cero y eso nos preocupa, más allá de que aumente la producción o los precio de Fonterra”.
La realidad es que si los precios no dan, si los costos suben, “el tambo no puede cerrar”. “En ganadería el productor no vende sus animales, en agricultura el agricultor ese año no planta trigo si el precio no es atractivo y hace otra cosa, pero el tambo no puede estar una temporada sin producir leche, y tampoco puede bajar la inversión porque el resultado acaba siendo peor”, describió.
“Con un tratado con China, no solo tendremos que mejorar los costos internos, también el relacionamiento laboral”, apuntó.
Mejorar cuencas es “invertir en productores”
En cuanto a la situación que presentan empresas como Alimentos Fray Bentos, que “invirtió en una planta de alto nivel tecnológico y que podría procesar 800.000 litros por día y solo capta 100.000”, el presidente de la ANPL dijo que eso pasa porque “no paga más al productor y porque no invirtió en la cuenca lechera”.
Mejorar la cuenca significa “promover, invertir en los productores, invertir en la credibilidad y sostener los precios. Las industrias extranjeras que han invertido en Uruguay cuando no le dan los números cierran y se van, y los que se quedan son los uruguayos como Pili que estuvo hasta que se fundió”.
Conaprole es un caso “diferente porque es una cooperativa y como tal trata de cuidar el afincamiento de los productores con un programa en que envía técnicos y ayuda, acá una vez al mes viene el técnico de Conaprole que pregunta, se ofrece a ayudar y no es solo por la leche, es el aspecto humano. Eso lo hace una cooperativa y ahí está la diferencia porque las cooperativas tienen un tema social”. Otro ejemplo es Fonterra en Nueva Zelanda que es “también una cooperativa, y todo lo que gana va a precio”.
De 50 destinos, sólo en 2 importantes no pagamos aranceles
El presidente de la ANPL, Walter Frisch, dijo a La Mañana que otro problema importante de Uruguay es la falta de acuerdos y el pago de aranceles altos.
“De los 50 destinos de Uruguay, solo dos importantes no tiene aranceles, que son el Mercosur (básicamente Brasil) y el cupo de quesos que va a México. El resto de los destinos pagamos aranceles y hay otros que hemos perdido por esa misma causa como Corea que era un mercado espectacular para los quesos y de un día para el otro nos dijeron que no compraban más porque nosotros teníamos un arancel del 32% y habían hecho un acuerdo con Estados Unidos del 0%”, contó.
En materia de quesos, “Nueva Zelanda y Europa son grandes competidores, pero ellos tienen políticas agresivas para su producción y tienen acuerdos con todo el mundo que es lo que nos falta”.
La distancia es otro factor en nuestra contra: “Estamos lejos de los grandes consumidores”, concluyó.
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