Cada año, entre abril y julio, unos 300 esquiladores uruguayos aterrizan en tierra española para esquilar miles de ovejas. Ese país no tiene esquiladores y prefiere contratar mano de obra extranjera donde Uruguay juega un rol importante, pero la crisis sanitaria mundial ha impedido que los compatriotas pudieran viajar lo que generaría un retraso en la esquila del país europeo.
Luiyi Caltieri, empresario de esquila en Uruguay desde 1997, dijo a La Mañana que hace más de diez años que esquiladores uruguayos van a España para cubrir la zafra en aquel país y regresar justo a tiempo para atender la esquila preparto. “En España la gente joven se volcó mucho al estudio. Uno nota que el ganadero, el que cuida la oveja, es toda gente veterana. No hay jóvenes alrededor de la oveja, por casualidad ves alguno más o menos joven y ese de repente tiene una profesión y vino por el fin de semana”, expresó.
Señaló que el productor ovino español no tiene interés en la lana porque allí es un producto “de muy poco valor. Hay lana Merino que vale muy poco y el resto de las lanas no valen casi nada porque se dedican más a la producción de carne y leche. Hay muchos tambos de 3.000 o 4.000 ovejas”, y en ese tipo de producción la lana tiene “muy bajo valor”.
Además la lana española “es de mala calidad. Por ejemplo la lana de Merino no tiene nada que ver con la nuestra, es totalmente diferente, de una mecha más corta, amarillenta y muy sucia. El resto de las lanas son de muy baja calidad, llenas de pelos y lana muerta”, describió.
Señaló que la metodología de trabajo “es la misma” que en Uruguay, “pero como la lana no tiene valor no se la atiende”. “Precisamente este año iban a empezar a acondicionar algunos lotes de Merino para darle algo de valor, pero con la pandemia parece que este año eso va a quedar de lado”.
“Los lugares de trabajo que nosotros llamamos galpones y ellos llaman naves, no son como los nuestros, son totalmente insalubres y en ese sentido están muchos años atrás de Uruguay, a pesar de que están en Europa”, observó Caltieri.
“No quiera saber cómo tratan la lana, llena de impurezas y contaminantes: la embolsan en plastillera y usan piolas de fardo. Ponen la lana con cartones en los costados y la atan con piolas de fardo en la vuelta”, eso acá no se tolera porque “un hilo de piola de fardo es como un veneno, un contaminante de primera y se puede perder una grifa verde por eso, pero allá es lo que más usan”, comentó.
Añadió que para el trabajador uruguayo España no implica ninguna exigencia profesional. “Van muchachos que acá son aprendices y llegan allá a esquilar y hacen la campaña como esquiladores” porque “no hay que aplicar mucho el sistema, esquilan la oveja por cualquier lado y de cualquier forma”. Lo único que le interesa al productor es sacar la lana de los animales, nada más, porque su preocupación está en el tambo, el queso de leche de oveja y el queso de leche de cabra que produce, subrayó. Por eso, a diferencia de lo que ocurre con la lana “los tambos son limpios, prolijos y tienen mucha tecnología”.
Este año con el coronavirus los esquiladores están esperando. Las empresas españolas “necesitan de ellos para hacer la zafra, y los pasajes están sacados, pero depende de los gobiernos si pueden viajar o no. Los esquiladores esperando el momento para irse, aunque sea por un mes”.
Lo que ya se ve es que en caso de que puedan viajar en los próximos días va a haber un atraso en la esquila española que va a repercutir en Uruguay porque al no haber esquiladores se va a atrasar y se puede complicar nuestra esquila preparto.
El duro día a día de los esquiladores en España
Para los esquiladores uruguayos que viajan a España en esta época del año, son meses de mucha carga horaria y sin tiempo para la vida social. El día arranca a las 07.00 horas cuando el esquilador se despierta para estar a la 09.00 comenzando su trabajo. El mediodía español es a las 15.00 horas en Uruguay, y sigue el trabajo hasta las 20.30, 21.00 o incluso las 22.00 horas, describió Caltieri.
A diferencia de lo que ocurre en Uruguay, allá “el esquilador se paga su comida. En la mañana hacen un desayuno, al medio día comen refuerzos de fiambre y en la noche cocinan”.
“Son meses en los que no se pasa muy bien. Se trabaja mucho y no se toman el tiempo de cocinar o no prevén que tienen que comprar un surtido para prepararse la cena, entonces viven a mucho pan y fiambre. Duermen, trabajan y comen, además que viajan mucho de una finca a otra”, agregó.
Una particularidad es que “no les permiten hacer fuego con leña, entonces andan con cocinilla eléctrica o a gas. No se hacen asados y faenar una oveja solo de casualidad, por lo tanto el asado característico de acá con el desayuno de la mañana de media oveja asada con un café allá no existe”.
“Yo a veces bromeo con los esquiladores que van a trabajar a España, les digo que en Uruguay se recuperan porque acá se trabaja con horario, se trabajan 8 horas, parás al mediodía con la comida pronta, el agua caliente para el mate, a media tarde está la merienda, se alimenta bien sin que haya preocupación por si se compró algo para la cena. Pero allá en España es terrible”, definió
Respecto al trato en los establecimientos, éste “se limita al dueño o el pastor, pero en su forma de ser no tienen nada que ver con nosotros. Son personas medias brutas en el relacionamiento, pero no es que sean malas. Así es su forma de ser, después cuando uno empieza a tratarlas se acostumbra, y cuando uno coincide con fincas en que están las familias son personas buenísimas, pero en general, no te dicen ‘buen día’ o no preguntan ‘cómo le va’ cuando te acercas a hacerles una consulta”.
En España se cobran entre 5.000 y 6.000 euros libres
La experiencia de los esquiladores uruguayos no se limita a España. “Sé de varios que han ido a Chile y Argentina. Chile ahora está medio de moda”, comentó.
“No sé a qué se debe que Chile esté contratando esquiladores uruguayos. Tal vez porque los uruguayos somos como somos: gente amable, cordiales. Es común que afuera trabajemos más que acá en Uruguay porque son zafras, uno está lejos de las familias y los uruguayos que van se dedican solo a trabajar, es algo que pasa de la misma forma si uno trae extranjeros a trabajar a Uruguay, las personas se dedican exclusivamente a eso”.
“En cuanto al pago, en España el esquilador gana casi el doble que acá. El trabajo allá tiene un par de virtudes que es lo que ganan, que el euro está fuerte, las ovejas son de alto rendimiento, en esta época hasta mitad de julio no llueve casi nunca y es una época en que acá casi no hay trabajo hasta que comiencen las esquilas preparto. Entonces el trabajador puede hacer la zafra en España cuando en Uruguay no hay trabajo, y cuando regresa retoma el trabajo acá.
Respecto al pago, se cobran entre 5.000 y 6.000 euros libres, promedio.
En Uruguay los galpones están llenos de lana
“En la zafra pasada cayó mucho el valor de la lana, en el entorno del 35 o 40%, y ahora al hacer alguna limpieza de las ovejas en febrero y marzo he visto que la lana está casi toda en las estancias”, comentó.
De todas formas, “aunque baje el precio de la lana el trabajo de esquila tiene que hacerse igual de forma obligado una vez al año. Si la lana no se corta al animal le pesa el vellón, se echa y no se puede levantar. Ahí las aves de rapiña, los zorros y chanchos matan la oveja caída”, con lo cual la pérdida es mayor.
“El mayor comprador de Uruguay es China y siempre se espera que responda. La ilusión del productor y de los barraqueros es ‘cuando los chinos entren al mercado, esto mejora y vendemos’, todos los años los escuchas. Pero ahora no sé qué irá a pasar con todo esto”, reflexionó.
Este es un rubro que “da mucha mano de obra”, pero también es más trabajo, “lidiar con ovinos implica tener más experiencia y saber más, además de que guste”.
A pesar de todos esos desafíos Luiyi Caltieri estimó que “el rodeo ovino se va a mantener en ese número que está ahora”, y aunque mejoren los números no va a crecer en tanto continúen los costos, los perros y el abigeato dificultando más los cuidados que el ovino requiere por sí mismo.
Por otra parte observó que en la gente joven hay “algo de interés” que se nota porque hacen cursos, pero eso está “impulsado por la posibilidad de viajar a Europa”, a trabajar con esta profesión de esquiladores.
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