Se trata del conjunto edilicio integrado por El Carrillón, el tanque de OSE y el anfiteatro Víctor Damiani. El acto estuvo presidido por el ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, y el intendente Guillermo López.
“Estamos empeñados en enderezar algo que estaba torcido”, dijo el ministro de Educación y Cultura Pablo Da Silveira que reivindicó a un importante número de edificios distribuidos en todo el interior y que aún no han sido reconocidos como tales, donde aún “hay un peso enorme de Montevideo” y la zona metropolitana. Desde la cartera “estamos impulsando una política cultural fuertemente descentralizadora” porque “no nos gusta trabajar para el interior, nos gusta trabajar con el interior”, dijo el ministro.
“Felizmente todo el país está sembrado de monumentos que merecen esa declaración” y que no han sido valorados lo suficiente, agregó. Una de las metas de esta administración va en el camino de reconocer estos edificios llenos de historia y estimó que al final de su gestión pueda afirmar que “la gran mayoría de los monumentos históricos que declaramos en el quinquenio, lo declaramos en el interior”.
Los tres edificios que fueron reconocidos son “testimonio de una época muy especial del país, en una zona que fue el corazón del Uruguay productivo, la época de oro de la lana, la época en que impulsado por el Dr. Alberto Gallinal se empezó con el uso sistemático de fertilizantes”. Fue la época en que la figura de Gallinal comenzaba a proyectar la construcción a gran escala de viviendas y escuelas rurales y que sirven para “entender al Uruguay de hoy”.
Un acto de descentralización
En la celebración participaron el director general de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, William Rey, quien dijo haber vivido en Cerro Colorado “los mejores tiempos de su vida como profesional” cuando se desempeñaba en la actuación patrimonial de la estancia turística San Pedro del Timote. El intendente Guillermo López subrayó el elemento descentralizador que implica que un ministro concurra a una pequeña localidad para reconocer su patrimonio y su historia, gesto que agradeció públicamente.
El clima era de fiesta. Los vecinos del lugar se confundían con las autoridades nacionales y departamentales que de a poco llegaban a uno de los acontecimientos más anhelados por los lugareños. Ni el sol implacable, ni el intenso viento que soplaba bajo el tanque de OSE impidieron que se escucharan atentamente tanto los discursos como las canciones como siempre bien logradas y mejor interpretadas de un hijo adoptivo de Cerro Colorado, el maestro Roberto Diringuer. Y como siempre sucede cuando se le da lugar a los recuerdos y las historias de los pagos chicos, aparecieron algunos ojos enrojecidos de emoción, por esos tiempos que marcaron los destinos del pueblo. Y entre las voces de agradecimiento, las de Andrés Gallinal, hijo de don Alberto, quien dijo con orgullo que una de las campanas que suenan diariamente al son del reloj lleva su nombre.
Desde varios kilómetros antes se pueden ver las altas torres que presiden el paisaje anunciando la llegada al pueblo Dr. Alejandro Gallinal, conocido también como Cerro Colorado. El Carrillón fue traído especialmente desde Holanda y está compuesto por 23 campanas, cada una con su nombre, sobre una torre de 35 metros de altura. En la torre mirando hacia el pueblo existe un reloj que funciona desde la planta baja, único en el país y de los pocos de su tipo en América. El tanque de OSE es considerado testimonio de la época en la que se inició la construcción de la reserva de agua para el pueblo en 1953, un año después de la creación de las Obras Sanitarias del Estado (OSE). Se suma el anfiteatro que lleva el nombre de Víctor Damiani, reconocido barítono, que ofreció un recital en dicho lugar para reunir fondos benéficos. Desde ahora forman parte del rico patrimonio arquitectónico y cultural de nuestro país.
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