El trayecto desde la ciudad de Camaquã (Río Grande del Sur) a General Enrique Martínez, más conocido como La Charqueada, en el departamento de Treinta y Tres, implica casi 400 km atravesando los campos gaúchos y parte del noreste uruguayo. Ese recorrido hizo la familia Ribeiro, que hace más de treinta años se afincó en la Estancia La Gloria, donde se dedican a la ganadería y plantan arroz.
“Arrancamos con este emprendimiento en el año 1987. Mis padres adquirieron un campo en el departamento de Treinta y Tres, en la zona de La Charqueada, porque en ese entonces había una diferencia muy grande de precios en la tierra entre Brasil y Uruguay, y en la zona donde estaba establecida mi familia era muy difícil acceder a la tierra”, comenzó relatando el productor agropecuario Dorval Ribeiro a La Mañana.
Así surgió el negocio de los Ribeiro en el Uruguay, en base a algunos ahorros que tenían arrancaron con la producción en el país. La familia Ribeiro es originaria de Camaquã, una localidad gaúcha próxima a la Laguna de los Patos, ubicada a 127 km de Porto Alegre. Dorval contó que “es una zona bastante similar a estas tierras, y se hace una explotación similar de arroz y ganadería. Y hoy en día también se planta soja, aunque en aquel entonces no había llegado”.
“La tierra en aquel momento en Uruguay era mucho más barata, en una relación aproximadamente de siete a uno, y eso nos llevó a buscar este negocio. En el arroz hubo una migración importante de personas del Brasil que se vieron tentados a venir, y fue un grupo relativamente grande, aunque nuestro emprendimiento lo hicimos a nivel familiar”.
La estabilidad del Uruguay vs el costo país
La decisión de venirse a producir al este del país de la familia Ribeiro, aseguró Dorval, fue una opción personal, no impulsada por beneficios que brindara el Uruguay a productores más allá del precio de la tierra, que era favorable.
El productor entiende que “el mayor problema que hubo y que hay es el costo país del Uruguay que implica tarifas públicas altas, combustibles altos y eso genera una cadena de mano de obra alta y que el costo de producción sea mayor, y eso dificulta un poco la competitividad frente a otros países”.
“Yo personalmente tengo actividad solo en Uruguay, pero mi familia, hermanos y padres tienen actividad en Brasil”. Sobre la proyección a futuro del negocio en Uruguay, Ribeiro reflexionó: “La dificultad que tenemos aparte de los costos es que Uruguay tiene una población pequeña y eso genera un consumo bajo y con todo lo que se produzca o gran parte hay que salir a competir en otros mercados. Pero de todas maneras estamos muy conformes con trabajar y vivir en el Uruguay por otras cosas, la mayor tranquilidad que hay acá y la seguridad en todos los sentidos”.
“En el Establecimiento La Gloria tenemos un emprendimiento agrícola, donde cultivamos arroz, sorgo y eventualmente soja en menor escala, y rotamos con pasturas donde hacemos ganadería, con recría de ganado e invernada. Y también tenemos una pequeña planta industrial donde se procesa el arroz y de ahí se exporta”, contó Dorval.
En el caso del arroz trabajan en gran parte con el mercado externo, aunque ocasionalmente se hace algún negocio de arroz con cáscara para otras empresas del mercado interno, pero lo que se procesa se vende casi todo al exterior. El sistema de riego que utilizan en La Gloria y que ha resultado satisfactorio para la producción arrocera utiliza un sistema de bombeo desde el río Cebollatí a nivel de la Laguna Merín, desde donde se extrae agua para el riego del predio.
La pandemia, como a gran parte del sector agropecuario, no golpeó tan fuerte a la empresa. “Fue muy poco lo que nos afectó por suerte, hubo muy pocos casos de covid en la cadena arrocera y no implicó mayores problemas. Además, ha sido un año favorable, el clima ha jugado un poquito en contra, no tanto con el arroz porque con el riego dominamos el tema de las sequías, pero hemos tenido una distribución de lluvias que ha complicado un poco el esquema productivo, pero no pasó a mayores”.
“Respecto a la ganadería también venimos bien, el único pequeño problema ha sido la irregularidad de las lluvias, de noviembre a febrero llovió muy poco y luego muchísimo, pero los animales están muy bien”.
Tres generaciones de brasileños cada vez más uruguayos
“En mi caso la venida a Uruguay implicó una ruptura, me vine muy joven, a los 22 años, y fue un recomenzar la vida acá, mis hijos nacieron acá y nos adaptamos muy bien. Son elecciones que uno hace de forma consciente y somos felices con eso”, aseguró el productor que hoy ya se siente casi un olimareño más, y cuyos funcionarios provienen mayoritariamente de la zona de La Charqueada.
A Dorval, al igual que a muchos productores rurales, le preocupa el recambio generacional en la empresa familiar. “Vengo trabajando bastante en ese tema. Mis hijos no tienen mucha vocación agropecuaria, aunque me gustaría que se integren en la producción. Ellos actualmente viven y trabajan en Montevideo, pero siempre tendrán las puertas del emprendimiento abiertas para que se integren”.
Sobre la actualidad del país vecino, donde todavía reside parte de su familia, dijo: “No puedo opinar demasiado porque vivo acá y tengo poco contacto, pero veo con preocupación lo que viene sucediendo allí, es un país con tremendo potencial que no logra despegar, un fenómeno que pasa en varios lugares de Sudamérica”.
En el caso de La Gloria, Ribeiro trabaja con una producción variada, que incluye agricultura, ganadería e industria. “Personalmente apunto a la diversificación de la producción”, aclara, “pero reconozco que hay zonas con potencial para producir un determinado cultivo que económicamente es difícil competirle y esa diversificación es difícil”.
Analizando lo que vendrá en el futuro cercano, Dorval concluyó diciendo ve “con buenos ojos lo que se viene, estamos pasando por un período de valorización de las materias primas y eso nos puede ayudar bastante a pesar del aumento de los costos de producción. Está todo dado para que sea un buen año”.
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