Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre una comitiva uruguaya viajó a la ciudad escocesa de Glasgow para participar de la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26). Para dialogar sobre el evento, los acuerdos alcanzados y la importancia nacional de asistir a este encuentro, fue convocado al programa “En dónde estamos” de Radio Nacional el Ing. Agr. (MSc) Gonzalo Becoña, designado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca para asistir a la cumbre en representación de Uruguay.
Actualmente, Becoña se desempeña como coordinador de Técnicos Sectoriales en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA). En los últimos 11 años ha dedicado parte de su trabajo a la evaluación de la sustentabilidad de los sistemas de producción agropecuaria a través de estudios de impacto ambiental, en particular, en emisiones de gases de efecto invernadero.
El experto comenzó explicando que la cumbre climática es una reunión anual que se realiza entre todos los países integrantes de las Naciones Unidas donde se negocian diversos acuerdos referentes al sector agropecuario, pero también al transporte, energía y financiamiento, entre otros. En cuanto al objetivo macro de contribuir a la seguridad alimentaria, se revisan las alianzas que mantienen, las acciones y la implementación de políticas de adaptación o mitigación a largo plazo que pueden ejecutar para combatir este problema.
Las negociaciones son centrales en este evento que, según detalló Becoña, está conformado por una primera parte donde “todos los países convocados participan y tratan de definir en conjunto ciertas acciones a tomar según los objetivos locales de cada uno, con la mira en la meta general que es la seguridad alimentaria”.
“En estos intercambios uno puede ver los diferentes objetivos e intereses que tiene cada nación y las acciones que puede tomar al respecto. En una lectura amplia, los países desarrollados se inclinan hacia la mitigación de las emisiones, los que están en vías de desarrollo se orientan a la adaptación al cambio climático y los menos adelantados buscan fuentes de financiación para implementar acciones que les permitan reducir la vulnerabilidad de sus productores”, afirmó.
En base a las negociaciones, se acuerdan visiones grupales y se elabora un informe con las intenciones y acciones de cada país para reportarlo ante la convención marco. En este punto Becoña expresó que considera clave que haya representantes de la investigación participando de estas instancias. “Por el conocimiento y la información que puede aportar, es fundamental tener la visión de la ciencia en los acuerdos que se establezcan a largo plazo sobre el cambio climático”, enfatizó.
Asimismo, resaltó el liderazgo de los países en desarrollo en la producción de ciencia y tecnología orientadas a la sostenibilidad. “En Uruguay tenemos una agenda y avances bastante importantes en temas ambientales si nos comparamos con el mundo. Desde INIA y la academia se genera mucha información, soluciones y conocimiento de valor en pos de la sostenibilidad de diferentes sistemas de producción”.
Durante la cumbre también hay una agenda dedicada a renovar, revisar y establecer nuevos acuerdos en la materia entre los países participantes. En este contexto fue que Uruguay y otras 102 naciones firmaron el Acuerdo Global del Metano, comprometiéndose a reducir en conjunto el 30% de las emisiones de este gas de efecto invernadero.
El referente de INIA explicó que el acuerdo fue impulsado por Estados Unidos y la Unión Europea, y apunta a los países que tienen emisiones altas debido, principalmente, a la producción de hidrocarburos, combustibles fósiles y carbón, que es la fuente del 70% del metano que se emite en el mundo.
“La ganadería es responsable solo del 20% de las emisiones globales y para Uruguay es muy difícil bajar la emisión absoluta de este gas porque tendría que sacar los rumiantes y eso no está entre las posibilidades ya que de eso depende nuestra economía. Sin embargo, hay muchas alternativas por el lado de reducir la intensidad de las emisiones a través de la mejora en la productividad de los sistemas”, detalló el experto de INIA.
Sobre el final se refirió a la contribución de Uruguay a la seguridad alimentaria mundial. “Nosotros abastecemos de alimentos a los uruguayos y a distintos países del mundo. Jugamos un papel muy importante por eso debemos resaltar las características de nuestra producción que se diferencia por el cuidado del ambiente, las personas y los animales. El objetivo de Uruguay no es competir en volumen, es competir en calidad, y para eso debemos ampararnos en información sólida”.
Para obtener los datos que garanticen la calidad diferencial de los productos uruguayos Becoña señaló que la ciencia tiene un rol clave. “Para contar con esa información hay que medirla y en eso la ciencia es fundamental. Desde INIA, en el marco de una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, hemos participado activamente en la elaboración de guías de cálculo de impacto ambiental de los gases de efecto invernadero, carbono, aditivos en alimentos, biodiversidad y calidad de agua”, comentó.
Con una visión a largo plazo el referente de INIA concluyó apuntando que “si algún día la Organización Mundial del Comercio quiere tener un método de estimación de estos indicadores cada vez más solicitados por los consumidores, puede y debería ampararse en estas guías que están desarrollados por investigadores en diferentes partes del mundo, por ejemplo, en Uruguay, donde tenemos estudios y aportes aplicados a múltiples sistemas de producción”.
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