En la región Uruguay es el país con mayor área con seguro agropecuario con más del 70% frente a Argentina, Brasil y Paraguay que no llegan a superar el 50%. Con la particularidad de que Brasil, al igual que Estados Unidos y la Unión Europea que también están por debajo de Uruguay, utilizan subsidios.
Los seguros agropecuarios han ido creciendo en nuestro país, dijo Gonzalo Gutiérrez, portafolio manager de la compañía de seguros Sura, cuya función es el control de toda la cartera de seguros agropecuarios.
Aquí, la industria aseguradora aplicada al agro está dedicada y enfocada a los riesgos vinculados a la naturaleza, “es decir, a las pérdidas que se generan por efecto del clima adverso en los cultivos y los animales”, expresó. El manejo del seguro en nuestro país es diferente a lo que sucede en otras partes donde se aseguran niveles de ingresos, de rendimiento, que tienen al precio como un componente agregado”.
En los últimos años, “a partir de 2018 en adelante, con la gran sequía de ese año, el mercado demanda cada vez más seguros multiriesgo, fundamentalmente para los cultivos de verano pero cada vez más en los cultivos de invierno, que son seguros que no identifican la causa de la pérdida sino que miran la caída del rendimiento por debajo de un determinado umbral que se llama gatillo. La compañía lo que hace es indemnizar al cliente cuando no alcance ese gatillo de producción en kilos por hectárea y paga lo necesario para llegar hasta ese punto”, expresó.
“Vamos en un camino de consolidación hacia seguros cada vez más vinculados a los efectos de climas sistémicos. A diferencia del granizo que es localizado, puntual y aleatorio, los eventos sistémicos son de alcance general y mucho más dañinos para el sector, por ejemplo una sequía, una helada”, añadió Gutiérrez.
Uruguay, el país con más área asegurada
En América Latina “somos de los países que tiene mayor porcentaje de cultivo asegurado en relación al área agrícola total, entre el 70 y 80%”, a través de lo que se llama “riesgo nominado, que es el riesgo por causa específica y un daño específico en el cultivo”, por ejemplo causado por granizo, viento o heladas, que en Uruguay son las causas principales, fundamentalmente el granizo.
El alto porcentaje de seguro del área agrícola nacional de cultivos extensivos “tiene un correlato directo con la necesidad de financiamiento del sector agrícola que es un sector que tiene una dependencia muy importante de distintas formas de financiamiento, sea tradicional y bancario como el no tradicional, tal es el caso de los proveedores de insumos que al momento de prestarle el dinero necesario para sembrar un cultivo le exigen la presencia de un seguro para respaldar ese préstamo”, indicó.
“Argentina asegura entre el 40 y 50% del área agrícola y en Brasil se asegura también en el entorno del 50%, una diferencia importante es que en Brasil hay subsidio agrícola, como también en Estados Unidos y la Unión Europea, no así en Argentina”, añadió Gutiérrez.
El granizo como protagonista
El granizo “es la columna vertebral de la industria aseguradora”. Se trata de “un evento que en pocos casos es grave, pero es muy frecuente. Son muchos los cultivos que en Uruguay sufren daño por granizo, pero la mayoría son daños leves y a veces. Lo que pasa es que el productor “percibe que es riesgo y por eso asegura todos los años contra ese evento”.
“La sequía es más compleja porque la regularidad de las lluvias de verano hacen que incluso en un año seco se den dos o tres aguas que son suficientes para lograr un buen cultivo, aunque en la chacra del vecino separada por un alambre no cayó ninguna gota. Eso pasa por tener un clima muy variable”.
El alto porcentaje de seguros de cultivos extensivos “tiene un correlato directo con la necesidad de financiamiento del sector agrícola que es un sector que tiene una dependencia muy importante de distintas formas de financiamiento”, dijo Gutiérrez.
Sequía y el concepto de mutualidad
Consultado sobre la sequía de los últimos meses dijo que en muchas chacras los cultivos rindieron menos pero en el caso de la soja el valor pasó de los US$ 350 a más de US$ 500 en poco tiempo, por lo tanto “no está afectada la capacidad de pago del agricultor” y “los seguros agrícolas pasan por otro lado”.
Para las aseguradoras “la sequía es un excelente argumento para vender seguros porque todos quieren un seguro de sequía”, sin embargo la industria de seguros “requiere un concepto clave que es la mutualidad, es decir que la gente contrate el seguro todos los años” porque “si se contrata seguro de sequía solo los años secos el producto no es sustentable en el tiempo dado que en el año seco se va a pagar muchos siniestros y la prima que se coba es insuficiente”, sostuvo.
Hay que considerar que “el año pasado, sin ser un año Niña, tuvimos una sequía importante que generó pérdidas significativas, este año tuvimos un verano Niña declarado y tuvimos un aumento muy importante de la demanda de seguros por rendimiento, y seguramente si el año que viene no hay pronóstico de año seco muchos productores opten por no asegurar contra sequía porque no perciben el riesgo. Eso va en contra de lo esencial que es el concepto de la mutualidad que es necesaria para hacer sustentable el sistema”, subrayó.
Corregir ese comportamiento de los productores no es fácil, “es un tema cultural”, pero desde las compañías “se está tratando de adaptar la cartera de productos para que el productor esté presente todos los años. Cuando uno contrata un seguro de vehículo lo hace todo el año y no sólo para cuando circula por carretera”, comparó.
Ganadería y forestación
“Los seguros ganaderos están creciendo lentamente”, dijo Gutiérrez. “Es un sector que aprendió todo lo que tiene que ver con la suplementación animal para evitar que el ganado se muera en el campo, la mortandad es relativamente muy baja y entonces es muy poco probable que a nivel de campo y con un manejo razonable se muera el ganado por un evento inspirado en la naturaleza. Para que eso suceda el predio tendría que quedarse sin agua o que suceda algo más puntual como que caiga un rayo en un potrero con 50 animales pegados al alambre y los mate a todos”.
Diferente es el seguro de ganado a corral ya que esa forma de producción agrupa muchos más animales en un entorno confinado y con concentración importante de capital. “Mucho de ese capital está en un fideicomiso que pide un seguro de vida ganadero”.
En resumen la ganadería “es un sector que ha venido creciendo de la mano de la coyuntura y representa un porcentaje muy chico del total”.
La forestación en cambio tiene en el seguro “un insumo muy importante con la particularidad de que es sabido que los incendios pueden ser catastróficos en las plantaciones”.
Para prevenir cualquier posibilidad de incendio, “las empresas forestales toman medidas de control de riesgo en la sistematización de los montes, el mantenimiento de los cortafuegos, el tener brigadas especializadas y un sistema de monitoreo aéreo permanente sobre todo en las épocas de más riesgo”.
“Eso muestra un esquema de colaboración entre el cliente y las empresas aseguradoras que realmente funciona muy bien y ha permitido tener una baja siniestralidad producto de esa maravilla que es la gestión de riesgo compartida, profesional y eficiente”.
Una mala campaña de cultivos de invierno
Gonzalo Gutiérrez explicó que “las aseguradoras miden los resultados de las campañas en función de la siniestralidad que es cuánto se paga en siniestros en relación a la prima cobrada. Si la siniestralidad es más del 100% se perdió plata porque lo que generaste de prima no da para pagar lo que hay que pagar en seguros. La campaña de invierno fue muy mala, tuvo una muy alta siniestralidad producto fundamentalmente de la ocurrencia de heladas fuera de tiempo en colza, causándole daños muy severos”.
“En cultivos de verano hubo una demanda muy fuerte de seguro contra sequía tanto en maíz como sorgo, pero aún falta tiempo para saber el resultado”, acotó.
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