Llegan las últimas horas de 2020.
Un año que -evidentemente- no ha sido “un año más”.
Pero no queremos analizar aquí, en profundidad, la principal causa de la situación de los últimos casi 10 meses, signados por la pandemia y su implicancia en la vida de todos los habitantes del mundo.
Antes de ampliar mi pensamiento, déjenme ahondar sí, en un término cuya connotación tiene características de “constante” en la producción primaria uruguaya y porqué no; en la actitud de hombres y mujeres de otras muchas actividades de nuestro país: la resiliencia.
Esa actitud de “borrar y empezar de nuevo”, esa cuasi costumbre que nos caracteriza, de “volver a arrancar pese a todo”.
En momentos de escribir esta última nota de 2020, llega a mis manos, la última edición del año del semanario La Mañanacon su título principal:“2021: Un nuevo comienzo”y se completa luego el concepto con tres o cuatro elocuentes frases con una final, que reúne el concepto que coincidentemente, quería tener presente para escribir esta columna:
“La esperanza puesta en nuestra gente será el motor que avive la llama para salir adelante”
Es una actitud que probablemente en muchos de nosotros, venga de nuestros ancestros. De esos gringos que acuciados por guerras, hambre y pandemias, dejaron sus tierras para conquistar otros horizontes acuñando tal vez sin pensarlo una impronta que, en suma, nos caracteriza.
Los uruguayos somos resilientes y vaya coincidencia: el Sr. editor, al titular el último número del año, subyacentemente, tuvo presente este concepto. La resiliencia.
Montevideo, 13 de marzo
Uruguay no es una isla, por más que en algún momento nos pareció a todos que sí lo era.
Tampoco las islas quedaron al margen de las nefastas consecuencias de la situación sanitaria y, por lo tanto nuestro país, que no es una isla y tiene fronteras con dos de los países más afectados por la pandemia en el continente, en estos días, está inmerso en lo que los entendidos califican de “primera ola”.
Más allá de esa preocupante situación queremos centralizarnos en el análisis que nos compete, que es el escenario productivo y comercial, a partir de los bienes que nuestro país genera.
Y aunque sea nuestro deseo, no lo podremos hacer sin tener subyacente de manera constante, el impacto de la pandemia en el ánimo, en la actitud y en el comportamiento de los mercados. No sólo los internacionales, sino también el mercado y la demanda local, que al final del camino, también cuenta.
El agro en movimiento
El 20 de marzo, una semana después de constatado el primer caso de Covid-19 en Uruguay; sumándonos a una campaña generalizada, invitamos a muchos colegas de todo el país, a participar de un video, en el que básicamente recomendábamos a “quedarse en casa”, mientras “el agro no para”.
Un mensaje cargado de evidencias comportamentales, que hablan del apego del sector agropecuario a su condición de “motor del país”.
Un motor que, en correspondencia no solo a la situación extraordinaria en lo sanitario, también estaba consciente de otra situación.
La que, generada por una política económica errónea, había dejado a los uruguayos, con el mayor déficit fiscal de los últimos 30 años, con un creciente desempleo, con un Estado cargado de gastos superfluos (en algunos casos viciados de ilegalidad y en otros de evidente incapacidad) con una creciente pobreza encubierta y con escasísimas herramientas para emprender una recuperación.
Economía: Motores encendidos
A muy poco de haber tomado el mando el actual Gobierno, casi en simultáneo con la inauguración de la cosecha anual de arroz, llegó la peor de las noticias.
“El mazazo” inesperado, que nos conmovió a todos y que ha generado a las actuales autoridades, un paquete de preocupaciones “extra”, enlenteciendo el desarrollo de algunos planes, aunque otros se vienen cumpliendo, en el marco de la controvertida, pero finalmente aprobada Ley de Urgente Consideración, al influjo de la cohesión y entendimiento, de la Coalición Multicolor.
Tanto en lo social, como en lo sanitario y en lo económico, Uruguay ha debido tomar un rumbo inesperado. Y allí también debe destacarse la actitud solidaria de múltiples sectores de la sociedad, que, con su aporte, lograron amortiguar los efectos económicos de la Emergencia Sanitaria, en los sectores más desprotegidos.
En el frente de esa batalla -entre otros- estuvo en la primera línea el agro, con aportes muy importantes, aún vigentes y en permanente aumento.
Costo económico de la pandemia
Sin contar los costos en fallecimientos y las negativas secuelas en la sociedad desde lo anímico, se estima que el gasto asociado a la pandemia va a ascender a unos 800 millones de dólares, donde los mayores rubros de los egresos corresponden a la cobertura, al apoyo que ha dado el Mides, el respaldo a los seguros de desempleo y a la resignación de aportes del sistema de seguridad social.
Hace pocos días la ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche, aseguró que “en el tercer trimestre el producto creció en relación con el trimestre anterior -desestacionalizado- un 7,8 por ciento, con lo cual estaríamos dejando atrás la recesión económica.”
“El golpe del Covid 19 al comercio internacional ha sido muy fuerte, pero menor a lo que se esperaba inicialmente. Y por otro lado la recuperación de los precios de los commodities se puede ver como una buena señal a la hora de trazar las perspectivas para el 2021”, había explicado la ministra el 18 de diciembre en el marco del Día del Exportador.
Cómo se posiciona la economía
Si bien los resultados son negativos, dada la contracción de la economía que fue de 10.6%, siendo incluso más grande que las registradas en 1983 y 2002, dónde Uruguay enfrentó escenarios complejos, “la economía se ha comportado mejor de lo esperado” según el ejecutivo de CPA Ferrere, Gabriel Oddone.
El agro líder de la recuperación
Haciendo referencia al sector agropecuario, señaló el analista, que tuvo una contracción de 4.2%, y es, junto con la construcción, uno de los sectores que incidirá en la recomposición de la economía local.
El sector agropecuario se contrae, “pero se contrae menos que el promedio” y los distintos indicadores de los precios internacionales, así como la demanda, permite estimar que “será el agro (junto a la construcción) el sector que podrá dar aire a la economía del país, durante los próximos 18 meses”.
Por el lado del agro, a través de los niveles que han adquirido los valores de los granos, que según los analistas se mantendrán relativamente firmes y que hace que el sector agrícola, avizore el futuro con cauto optimismo; y por el lado de la construcción, al influjo del desarrollo de la 2ª. planta de celulosa de UPM y otras inversiones, que generarán actividad económica y mano de obra.
Mirando al campo
De cualquier modo, subyacen las amenazas del clima, que si se comporta como lo viene haciendo, con escasez de lluvias, podría hacer perder al sector y al país, la posibilidad de aprovechar un momento formidable en materia de precios de los commodities.
En ese marco la siembra de soja, que ocupa el área de mayor envergadura en los cultivos de verano, ya vio resentido el arranque de la campaña, con siembras tardías, debido a la falta de humedad en el suelo; y la apuesta frente al clima, ha sido fuerte.
Para la consultora Exante, que presentó su informe de perspectivas en el encuentro anual de la Mesa de Oleaginosos, transmitida en modo semivirtual, por CharrúaTV el “rendimiento equilibrio” para la zafra va a estar por debajo de los 2.000 kilos por Há. Más concretamente, según el analista Pablo Roselli, entre los 1.700 y 1.800 kilos por Há.
Mejora el valor del ganado
El sector ganadero, luego de unos meses de baja en los precios de la hacienda, parece recomponerse de la mano del mejoramiento lento y paulatino de la demanda internacional, la que, de cualquier modo, sigue afectada por la baja actividad de la gran mayoría de los países adquirentes.
Paralelamente, será difícil alcanzar por el lado de lo reproductivo, una generación de terneros como la de la parición anterior.
Ello podría acarrear un nuevo enlentecimiento en la búsqueda de superar la producción de 3 millones de terneros por año, objetivo sobre el que ha insistido recientemente el Ing. Agr. (PhD), Fabio Montossi, destacadísimo investigador de INIA, en su participación durante el ciclo de conferencias virtuales; “Agroproyección 2021”, organizadas por CharrúaTV y La Mañana.
La producción agropecuaria, está hoy -entonces- caracterizada por una gran interrogante. Los productores, como desde tiempos remotos, seguirán mirando al cielo esperando las benditas lluvias y entretanto, no dejarán de aplicar todas las herramientas tecnológicas a su alance para obtener los mejores resultados.
Caen faenas y ventas
En consonancia con una menor faena, las exportaciones de carne vacuna en 2020 serán las más bajas en cinco años.
Una oferta inéditamente baja, China con su cierre de fronteras y sus controles sanitario-aduaneros, los cierres de restaurantes en Europa y Estados Unidos fueron algunos de los factores que hicieron del 2020 un año especialmente complicado en el sector cárnico, que venía de la cúspide de precios en 2019.
Uruguay cerrará el 2020 con una baja de 12% de las exportaciones a algo más de 400.000 toneladas peso canal, por debajo de las 467.498 toneladas del 2019 y el más bajo desde 2015 cuando se enviaron 387.176 toneladas.
Sin embargo, Uruguay es el país que más carne vacuna exporta con relación al volumen de su población considerando a todos los países del mundo y, a la vez, es el segundo país que más carne exporta por habitante considerando todas las carnes.
En el indicador que corresponde a todas las carnes, Uruguay aparece segundo, por detrás de Nueva Zelanda y por delante de Australia.
Un dato que confirma el peso de la región es que los países que completan en cada caso el top 5 son Paraguay y Argentina. Brasil, corresponde señalar, aparece en la novena posición en cada ranking.
La lechería, retoma un lento crecimiento
En el sector lechero, el Ing. Agr. Jorge Artagaveytia del departamento de Estudios Económicos del INALE, también en el ciclo “Agroproyección 2021”, estimó que “sumado el mercado interno y las exportaciones, la industria comercializó U$S 1.072 millones, 1% más que los US$ 1.062 facturados en 2019”, de lo que puede interpretarse que el sector comenzó una lenta recuperación.
Por su lado, desde FUCREA, también se analiza un 2020 con leve crecimiento y se avizora la misma tendencia para el 2021.
Según el informe de Renzo Pisciottano integrante de la Comisión de Asesores CREA, en el mismo evento virtual, “el producto bruto total (US$/Há en superficie de pastoreo lechero SPL) en el ejercicio 19/20 fue de 1.785, se estima que en 20/21 será de 1.825; los insumos pasarán de 1.490 US$/HáSPL a 1.520.
El ingreso de capital que es la diferencia entre el producto bruto y los insumos, en 19/20 fue US$ 293 y se estima será de US$ 305. Esto también evidencia que lentamente la tendencia se revierte hacia una mejora del rubro.
Forestación: debate y producción
El sector forestal es sin dudas el que más ha crecido en las últimas décadas en Uruguay.
La idea de reestructurar su avance en áreas de producción, a través de un Proyecto de Ley, ha causado controversias políticas y posiciones encontradas entre el sector productivo y la propuesta.
Es difícil manejar las salidas y las derivaciones de esta situación. El posicionamiento del rubro en la economía uruguaya fue analizado recientemente en un informe de la consultora Exante y difundido en el marco de “Agroproyección” 2021.
De la presentación se extraen números que evidencian la importancia actual de la Forestación en la economía del Uruguay:
“El sector forestal uruguayo, uno de los tres grandes motores del segmento de los agronegocios (los otros son la ganadería y la agricultura), puede alcanzar un récord de ingresos por ventas al exterior equivalentes a US$ 3.000 millones en 2024”.
“En el último año concluido, en 2019, por un lado, la superficie forestada creció a 1 millón de hectáreas y, por otro, se exportó por US$ 1.900 millones.
Las ventas al exterior de 2019 significaron “más del 16% de las exportaciones de bienes uruguayos” y del total de lo que ingresó; US$ 1.500 millones fueron por celulosa, a la vez que, entre madera acerrada, terciada, chips y madera en rolos se vendió por US$ 370 millones. El 47% de toda esa exportación fue para Europa, mientras que el 32% para China, según Florencia Carriquiri de la consultora Exante.
Las palabras huelgan y la discusión parlamentaria está planteada, al tiempo que los “chisporroteos políticos” hacia el interior de la coalición son evidentes. Será este uno de los primeros temas a analizar en el comienzo de 2021.
Una salida acorde con las actuales circunstancias, basada en una negociación racional, donde se acuerden las mejores medidas en bien del país, su producción y su ambiente, sin que prime el oportunismo político-partidario, debería ser el camino.
El arroz, líder en cereales
En síntesis: en relación con los productos de exportación, en la medición de 12 meses finalizados en noviembre, la carne se ubicó en primer lugar del ranking pese a la caída de 8,86% por menores ventas a China, Holanda y Brasil. En segundo puesto quedó la madera tras una baja de 3,79% y en tercer lugar la soja, con un descenso de 20,17%.
La mayor suba entre los principales 20 rubros de exportación fue la de cereales (arroz), por aumentos a Brasil y Perú, mientras que la mayor baja fue la de lana, por menores ventas a China y Europa.
Dentro de este contexto general, en medio de una ola de Covid-19 que mantiene en jaque al Gobierno y a las autoridades sanitarias; mientras la población reclama información acerca de la llegada de la vacuna contra el Covid-19, (con incertidumbre por las ya suministradas en muchas partes del mundo); se siguen ajustando “las perillas”, teniendo como centro, el bien general.
Tímidos petardos y escasos fuegos de artificio ya anuncian la llegada de un 2021, plagado de incertidumbres y desafíos; y anuncian el final de un 2020, que evidentemente no fue un año más.
Que la resiliencia nos una y sea el momento de “Un nuevo comienzo”…
FELIZ AÑO NUEVO, PARA TODOS.
* CharrúaTV-Agronoticias
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