100 mitos sobre nutrición. Derribando las mentiras con las que fuimos engañados. Miguel Kazarez. GRIJALBO. 258 págs. Dic. 2022. $650.
Del nutricionista uruguayo autor de “Saber Comer. Herramientas para alimentarnos mejor”, surge este espléndido ensayo que apunta a demoler diversas confusiones y mitologías sobre la temática dietética.
La alimentación define la calidad de vida. Pero las infinitas propuestas de dieta que nos rodean desde todo ámbito encierran información a menudo “contradictoria, tendenciosa y hasta a veces peligrosa”.
No hay regulación sobre el campo dietético y sería un vano esfuerzo. Muchas dietas están definidas por pautas culturales, definidas ancestralmente por el campo de la antropología gastronómica. Pero también surgen de forma sistemática “gurúes” que comienzan a predicar con pasión digna de mejores causas, el último súper alimento o la combinación nutricional a ser seguida con devoción cuasireligiosa. Kazarez recorre sistemáticamente las ideas más afincadas en el imaginario colectivo sobre qué es lo “sano”, demostrando que la mayoría de las estrategias y tratamientos promocionados sistemáticamente adolecen de rigor científico y se han desarrollado en base a argumentos infundados.
Lo fascinante del texto es que –aparte de constituir un insumo clave en las decisiones alimenticias– implica, de forma casi inesperada y en una aproximación muy inteligente, cómo se construye la noción del sentido común y cómo deberíamos reprocesar la información que nos circunda y que casi nos ahoga.
“Estamos sumergidos en un mundo repleto de mensajes contradictorios de salud y nutrición. Para peor, los medios de comunicación nos terminan ayudando a que quedemos más expuestos. Un día sale un doctor anunciando que el vino hace bien para el corazón, pero a los tres minutos aparece en nuestra red social favorita, el post de un diario advirtiendo sobre el vínculo entre el cáncer y el alcohol. Esta exposición termina afectando nuestra comprensión y hace que quedemos mucho más confundidos”.
La clave reside en entender la información de forma crítica. Es necesario entender el concepto para poder ubicar la recomendación dentro de un contexto. Las investigaciones tienen sus propias limitaciones, no todo lo que se estudia puede generalizarse inmediatamente ni podemos convertirlo de la noche a la mañana en una política de salud pública. No todos respondemos igual a la misma indicación. Pero el contexto social lleva a confundir temáticas: la moda, las redes sociales y los patrones culturales estimulan que se potencie una relación distorsionada entre el cuerpo y la nutrición.
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