En octubre de 1725, el gobernador del Río de la Plata, comunicaba al rey Felipe V, que había concluido la construcción de un fuerte en la península de Montevideo. Lo llamó al principio el “Fuerte Grande”, para distinguirlo de la batería de “San Felipe”. El primer fuerte de piedra estuvo construido en la actual Plaza Zabala y perdió su valor estratégico al construir después la “Ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo” en diciembre de 1726.
Planos y ubicación del nuevo fuerte
Al construir la ciudad de Montevideo, se dieron cuenta las autoridades militares coloniales, asesoradas por el ingeniero militar Petrarca, que era necesario crear una defensa fortificada para la defensa de la ciudad y su puerto. El llamado “Fuerte Grande” pasó a ser la residencia de los comandantes militares de Montevideo y posteriormente de los gobernadores.
El proyecto de fortificación de Petrarca de un fuerte para la defensa de la ciudad fue visto por el ilustre ingeniero general y comandante del Real Cuerpo de Ingenieros, que llegó a ser capitán general de los Reales Ejércitos del Reino de España, el marqués de Verboom, ordenando la realización definitiva de un plano. De acuerdo al plano la ubicación del nuevo fuerte, era lo alto de la colina, en la llamada “garganta de la península”, que sería en el cruce de las actuales calles 18 de Julio y Río Negro.
Petrarca aceptó la ubicación del nuevo fuerte, pero no estaba conforme con las modificaciones del marqués de Verboom. El intercambio de información técnica entre los ingenieros militares que eran Petrarca y el Marqués dilataron la iniciación de las obras y, posteriormente, por la falta de recursos en ese momento del costo de una gran obra que llevaba además comunicaciones con caminos de piedra a la ciudad. Además, era un fuerte de grandes dimensiones, lo que habría sido una sólida fortaleza que le hubiera dado una gran seguridad a la ciudad.
Cuando aparecieron los recursos enviados por la Corona, falleció el ingeniero Petrarca, lo que enlenteció el inicio de la obra, nombrando el rey Felipe V en sustitución al ingeniero Diego Cardoso, que llegó a Montevideo en 1740.
El nuevo gobernador y capitán general del Río de la Plata, brigadier de los Reales Ejércitos Domingo Ortiz de Rosas, observó el nuevo planteo de obras del ingeniero Cardoso, que no se ajustaba al proyecto original, pasando por alto el trabajo técnico del ingeniero Petrarca y aprobado finalmente por el ingeniero general, marqués de Verboom, comandante del Real Cuerpo de Ingenieros del Reino. Los costos de los proyectos de Cardoso eran menores, el mayor de 186.000 pesos fuertes, pero de menor tamaño al proyecto de Petrarca y en otra ubicación.
A su vez, el proyecto de Cardoso que se estaba comenzando, estaba aprobado por el virrey del Perú, Marqués de Villa -García y no por el Real Cuerpo de Ingenieros del Reino.
El Virrey se inclinó por el proyecto de menor costo y no por uno mayor, sin tener en cuenta aspectos técnicos de la defensa muy desarrollados por el Ingeniero Petrarca y aprobados por el marqués de Verboom, como ingeniero general y comandante del Real Cuerpo de Ingenieros.
El nuevo proyecto no solo que era de menor tamaño, sino que se cambió la ubicación del nuevo fuerte, en otro sitio también marcado por el marqués de Verboom, como posible o sea “en las gargantas que dejan los dos barrancos o arroyos, inmediatos a la población”, en la ubicación oeste-sur de la actual Plaza Independencia.
El plano de la ubicación del ingeniero Petrarca era mejor estratégicamente para la defensa de la ciudad y era de un costo mayor significativamente, por ser un fuerte de mayor tamaño y que hubiera tenido todo un sistema de vial de piedra, de comunicaciones con la ciudad y al Camino Real, transformando a Montevideo en un lugar de grandes fortificaciones, casi a la par de Cartagena de Indias, en la actual Colombia. Además, el gran fuerte planificado por Petrarca podría haber defendido mucho mejor a la ciudad, durante las “Invasiones Inglesas” entre 1806-1807, por su ubicación y grandes defensas, que hubieran sido una de dos mejores de América junto a Cartagena de Indias.
La obra de la Cuidadela
Las obras de iniciaron en un principio el 13 de octubre de 1741, pero la obra general no empezó completamente hasta mediados de noviembre de 1741. La “Ciudadela” igual fue una formidable fortificación que ayudó a la defensa de la Ciudad, pero frenó por su ubicación el avance de la ciudad, cosa que se dio cuenta el gobernador brigadier Agustín de la Rosa, en informe elevado al rey Fernando Carlos lll, de España e Indias, en 1765 al asumir como gobernador de Montevideo, posteriormente en un segundo informe de 1770 se ordenó por la corona un estudio más profundo del sistema de defensas de Montevideo.
La obra de la “Ciudadela” mejorada culminó en 1780, la cual comprendía frente a una amplia plaza central, la capilla, el cuarto del capellán, vivienda para el comandante gobernador de la misma, Plaza Mayor, alojamientos para la oficialidad, crujías de bóvedas para diez compañías de soldados, hospital, almacenes de víveres y pertrechos, depósitos de pólvora, de reservas para tiempos de sitios, cocinas, comedores y grandes depósitos de agua , con dos grandes aljibes y dos embalses cercanos a tiro de fusil para su protección.
Era una gran construcción de granito gris, con muros de nueve metros de altura y seis de espesor, prácticamente casi inexpugnables a la artillería de la época, con 50 bocas de fuego para cañones, con cuatro baluartes, los “San Felipe”, “Santa Isabel,” San Fernando” y “Santa Bárbara”. La defensa de la Ciudadela estaba a cargo de Reales Cuerpos de Artillería, acompañados o apoyados en casos necesarios por unidades de Regimientos de Reales Cuerpos de “Dragones” o de “Reales Cuerpos de Infantería”. La “Ciudadela” le daba protección en un eje defensivo a la ciudad, hacia el norte hasta la bahía y hacia el sur hacia el Río de la Plata. Una línea defensiva amurallada que cerraba la gola de la península y que se sumaban las baterías en almenadas del “Cubo del Sur”, llamado de “San Juan” y el “Cubo del Norte” llamado de “Santiago”. Tenía una gran puerta de entrada a la “Ciudadela”, con puente levadizo, estaba sobre el foso que rodeaba a la misma, la misma permitía comunicar con la ciudad, a la altura de la actual calle Sarandí.
Posteriormente se construyeron “Las Bóvedas” en 1794, sobre la parte izquierda del “Cubo del Norte” o de “Santiago”, constituyendo una sólida defensa amurallada, que protegían al muelle y en las mismas había almacenes de guerra, alojamientos de tropa, hospital de sangre y prisión militar.
“Cuartel de los Treinta y Tres Orientales”
En el último cuarto del siglo XIX, el gobierno de la República, argumentando que impedía la expansión de la ciudad de Montevideo, resolvió derribar la “Ciudadela”. El coronel Lorenzo Latorre dispuso en 1878 que las piedras de la “Ciudadela” y del edificio del “Fuerte” de Montevideo, fueran la base del nuevo edificio del “Cuartel de los Treinta y Tres Orientales”, entre 1879 -1880, donde estuvo la Puerta de la Ciudadela desmontada protegida hasta su actual emplazamiento en Plaza Independencia. Ese histórico edificio es actualmente Monumento Histórico Nacional y ha sido de numerosas unidades del Ejército Nacional a lo largo del tiempo y de la primera “Escuela de Artes y Oficios”, actual UTU y el INAU.
*Profesor y Magister en Historia
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