El 9 de mayo de 1883 nacía en Madrid quien sería considerado una de las figuras más destacadas de la cultura española del siglo XX. La obra del filósofo José Ortega y Gasset, de gran influencia en el pensamiento iberoamericano de la época, mantiene en gran parte su vigencia. Si bien “la circunstancia”, concepto fundamental en su ideario, tuvo los cambios propios del paso de un siglo, algunos de éstos pueden ser interpretados a la luz de las reflexiones orteguianas.
Infancia y formación
José Ortega y Gasset nació en el seno de una familia culta de clase alta por lo que recibió una educación esmerada en colegios de Andalucía, donde pasó gran parte de su infancia. Después de graduarse en 1904 como Doctor en Filosofía por la Universidad de Madrid, prosiguió estudios terciarios en Alemania, donde tomaría contacto con nuevas corrientes filosóficas que irían conformando su ideario futuro.
De nuevo en España, en 1907 es nombrado profesor en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid y en 1910 obtiene su cátedra universitaria en Filosofía. Mantiene abundante correspondencia con personalidades de la época, como María de Maeztu, Azorín, Miguel de Unamuno y Pío Baroja.
Continuó años más tarde la tradición familiar vinculada al periodismo (su padre dirigía el periódico El imparcial, fundado por el abuelo). El joven Ortega fue director del semanario España y colaborador de El Sol desde 1917. Es desde este medio que publicará por entregas sus obras “España invertebrada” y “La rebelión de las masas”.
Tiempos difíciles
El llamado “Desastre del 98”, que con la pérdida de sus territorios de ultramar marcó el fin del imperio español, tuvo consecuencias sociales y políticas que incidieron fuertemente en la intelectualidad española.
José Ortega y Gasset, que vivió tales sucesos en plena adolescencia, estuvo inmerso en un clima general de profundo desánimo y replanteo de valores del cual salió incólume, tal como demuestra su libro “Meditaciones del Quijote”, publicado en 1914, cuando su autor era catedrático de Metafísica de la Universidad Central de Madrid. En esa obra Ortega escapa de la postura trágica contemplativa reinante para propiciar una actitud constructiva y regeneradora, que también manifestaba en sus artículos periodísticos o en conferencias como la que dictó con el título de “Vieja y nueva política”, editada como libro poco después, también en 1914.
Ortega sostenía que España debía modernizarse y en ese sentido abogaba por su “europeización”, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial puso en tela de juicio el valor de la cultura europea, por lo que él volvió su atención hacia América. Su visita a Buenos Aires en 1916 sentó las bases para que escribiera años más tarde “El hombre a la defensiva”, donde describe su visión de la Argentina.
La sostenida actividad política es en Ortega del todo coherente con su propia posición como filósofo, que suponía la no existencia de un yo abstracto aislado del mundo que lo rodea. Se integra así razón y vida en el llamado “raciovitalismo” que desarrollaría con claridad en su libro “El tema de nuestro tiempo” publicado en 1923, mismo año en que funda la Revista de Occidente, importante publicación que él mismo dirige, cuyo contenido científico y artístico tiene amplia difusión tanto en Iberoamérica como en Europa.
En el año 1931 Ortega y Gasset apoya a la Segunda República y es elegido diputado por la provincia de León. Como tal interviene en el debate del proyecto de Constitución, ocasión en la que advierte sobre los riesgos de la organización de España en regiones, lo que podría romper en el futuro la unidad nacional.
Sus discrepancias con el gobierno republicano fueron cada vez más agudas, a medida que el régimen se iba endureciendo y propiciando el crimen político y diversos atentados. La situación derivó en el inicio de la Guerra Civil en el mes de julio de 1936. Tal como él mismo lo cuenta en su artículo “En cuanto al pacifismo”, en esos días, estando enfermo en su domicilio, recibió la visita de un piquete de comunistas armados que le instaron a que firmara un documento contra el levantamiento de los sublevados y en favor del gobierno republicano. La situación, por demás tensa, requirió la intervención de su hija que convenció a los visitantes de que modificaran el documento haciéndolo más breve y menos radical, de modo que su padre pudiera firmarlo, cosa que aceptaron. Ese mismo mes, gracias a la colaboración de su hermano, el ya muy reconocido filósofo logró huir de España y permaneció en el exterior, incluyendo una larga estancia en Argentina, hasta 1945, cuando volvió a instalarse en Madrid donde impartiría clases en el Instituto de Humanidades fundado por él.
Un vasto legado
Las obras de Ortega y Gasset, de temas filosóficos, políticos y literarios, editadas en formato digital por la fundación que lleva su nombre, abarcan diez tomos y numerosos textos inéditos. Esa edición digital permite incluir una “Cronología del corpus textual” e índices alfabéticos de títulos y conceptos toponímicos, que por razones de espacio no contienen los libros en papel.
“La rebelión de las masas”, publicado en 1929 y traducido a más de veinte idiomas, es la obra más conocida de Ortega y Gasset. Muchos de los fenómenos sociales apenas apuntados en dicho ensayo se han hecho en la actualidad mucho más patentes, como la globalización y el frecuente acceso al poder de los menos instruidos y capacitados para ejercerlo.
La obra también alerta sobre el “hombre masa” que “piensa solo en sus derechos” y “que es vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y por lo mismo dócil a todas las disciplinas llamadas internacionales” lo que muestra una vigencia sorprendente en nuestros días, en que el globalismo trata de borrar identidades para mejor instrumentar sus dogmas.
Madrid, mayo 2023
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