La suerte está echada: Ribbentrop y Molotov encargados de las relaciones exteriores de Alemania Nazi y Rusia Soviética firmando el documento por el cual se reparten a Europa del este, bajo la complaciente mirada de José Stalin.
Una segunda guerra mundial es inevitable…
INTERNACIONALES
1° de setiembre de 1939
El 1º de setiembre de 1939 La Mañana destacaba en primera página con grandes titulares, “Berlín y Moscú ratifican el pacto de no agresión”. Y como segundo título también en grandes caracteres,
“Informan que una misión rusa presidida por el Mariscal Voroshilov ira a Berlín, a fin de firmar una alianza militar”.
Si bien ni este periódico ni ninguno de sus colegas anunciaba oficialmente el inicio de la nueva conflagración mundial, a nadie más o menos informado le cabían dudas que la tensión había llegado a su climax y que la guerra era inevitable.
“Hitler ordenó al ejército alemán que responda con fuerza…” anunciaba La Mañana…”Aviones alemanes bombardearon Varsovia y otras ciudades polacas…”
Estas noticias, son la clave del oscuro drama en que se adentraba la humanidad.
Como en una tragedia griega, las palabras pronunciadas en tono premonitorio, 20 años antes por el Mariscal Ferdinand Foch (jefe supremo del ejército francés, que aceptó y firmó el armisticio con Alemania en el vagón de Compiegne en noviembre de 1918), refiriéndose al Tratado de Versalles, expresan la visión de un experimentado militar, retumbando como una profecía: “Este no es un tratado de paz, sino solo un armisticio de veinte años…”
A medida que se van desarrollando las noticias, queda más claro que la alianza germano-soviético actúa como detonador del conflicto que va a enlutar al mundo.
Esta primera agresión bélica -detonante de la guerra- que emprende la Alemania de Hitler, no se hubiera producido sin contar con la complicidad de la Rusia de Stalin.
¿Quién era Kliment Voroshilov que con tanta insistencia firmó el tratado militar con la Alemania nazi?
Este personaje que ostentaba el grado de mariscal del ejército, fue un activo revolucionario bolchevique de la primera hora. En 1917 en la Revolución de Octubre ya ostentaba el cargo de comisario del Comité Revolucionario Militar. En el largo proceso revolucionario ruso, tan pródigo en devorarse sus gestores unos a otros, Voroshilov como un ágil surfista logra mantenerse siempre en lo alto de la ola. Nos recuerda a otro personaje de la historia especialista en acumular poder desde la sombra: Fouche, “el genio tenebroso” tan bien configurado por Stefan Zweig. Él también era audaz, frío, ambiguo, impenetrable. Igual a su émulo “ametrallador de Lyon” que participó y sobrevivió incólume al período del gran terror de la Revolución Francesa, él supo sobrevivir a la muerte de Stalin y ocupar el cargo de presidente del Presidium Supremo en la fase de desestalinización encabezada por su adversario Nikita Jrushchov.
Junto con el temido Felix Dzerzhinski crearon la “Comisión Extraordinaria”, la tristemente célebre Checa, para sembrar el terror indiscriminado como arma revolucionaria. “Nosotros representamos el terror organizado” se jactaban. El flagelo que sumado a las hambrunas provocaron la muerte a más de 25 millones de rusos…
Voroshilov a partir de 1921 llegó al Politburó (Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética) como miembro pleno, al que perteneció hasta 1961. Reforzó su alianza con Stalin convirtiéndose en el brazo decisivo en la “Gran Purga” que diezmó al ejército ruso. Con la ejecución del mariscal Mijaíl Tujachevski allanó su camino para integrar la cúpula militar de la URSS en el periodo estaliniano.
Y es así como se le designó para comandar al ejército rojo (con medio millón de efectivos) para iniciar la fracasada invasión a Finlandia.
La llamada Guerra de Invierno, que comienza con el bombardeo de Helsinki el 30 de noviembre del 39, formaba parte del protocolo secreto firmado con los nazis para repartirse la Europa del este.
A pesar de la abrumadora superioridad en equipos y hombres, los soviéticos no logran vencer la resistencia heroica de los finlandeses, que a su vez recibieron ayuda de toda Europa incluida Italia.
Otro capítulo siniestro del inicio de este horror bélico, donde este personaje decide conjuntamente con Lavrenti Beria y Molotov, es la masacre de Katyn. Allí el 5 de marzo de 1940 ordenaron asesinar con un tiro en la nuca a la élite militar, religiosa y cultural de la Polonia repartida, para luego enterrar sus cuerpos en una fosa común en los bosques próximos a Smolensk, lugar denominado Katyn, imaginando que estos desaparecidos jamás aparecerían.
Llama poderosamente la atención que estos 22.000 mártires polacos, en un mundo tan sensible con los derechos humanos y los genocidios, se haya ocultado este episodio por tantos años. Y luego que Mijail Gorbachov (Glasnost) abrió los archivos, ha seguido pasando casi desapercibido.
La humanidad es una sola
A 80 años, esta macabra historia que aún está fresca también es reciente, y dista apenas un poquito más de los 50 años con que todos los días, tantos medios de prensa uruguayos, tratan de erizar la piel a nuestros compatriotas, muchos de los cuales por ser jóvenes son candidos idealistas.
Y sobre todo desinformados.
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