Una nueva visión del país
Bien podría señalarse que existió una vinculación de Alberto Methol Ferre con La Mañana a partir de la amistad que fue trabando con uno de sus directivos: Alberto Manini Ríos.
Allá al comienzo de los años 50, se fue conformando un grupo de pensadores independientes con vocación política, que rehusaban comprometerse con los fáciles casilleros que ofrecía en aquel entonces el fragor de la “guerra fría” que recién comenzaba y ya derramaba su virulencia en América Latina. Carlos Real de Azua, Washington Reyes Abadie, José Claudio Williman, Eduardo Pedoja Riet, Rufino Zunin Padilla, los hermanos Abadie Aicardi, etc. Eran algunos de los nombres de estos singulares intelectuales.
El más joven de este grupo, y tal vez el más profundo, era Methol Ferre. Sus debatidas reuniones -muy poco sucedían en mesas de café- se realizaban en distintas casas. Muy a menudo en la casa de don Pedro en Bvr. Artigas y duraban hasta altas horas de la madrugada, en verdaderos torneos de aquellas inteligencias tan originales. Hablaban del Tercer Mundo. Discutían a quien le correspondería el liderazgo de esa nueva entelequia política, si a Tito o a Nasser o a quien surgiera. Y dentro de fronteras creían haber encontrado el referente, en un elocuente locutor de radio que se presentaba con el seudónimo de Chicotazo, que desde la radio CX 4 movilizaba a las clases medias rurales bajo el lema “Progreso, Verdad y Trabajo”. Todos ellos se integraron al Movimiento Popular Ruralista, creando el Instituto de Estudios Económicos Gral. Artigas desde donde ejercieron una nueva visión del país.
Historia, política y teología en Alberto Methol Ferré
Con ese título se realizó el pasado jueves 25 de julio un Simposio en el marco de las Jornadas de Historia y Cultura de América organizadas por la Universidad de Montevideo y tuvieron como eje central “Las Américas y el mundo. Conexiones globales, circulaciones transnacionales y experiencias locales en perspectiva universal”.
En el Simposio expusieron Luisa Peirano, Alberto Umpiérrez, Enrique Martínez Larrechea, Romeo Pérez Antón, Victoria Eugenia Meneghetti y Bárbara Díaz Kayel. Participaron también como invitados internacionales el español Javier Restán de la Universidad Francisco de Vitoria y la cubana María Victoria Besada de la Universidad de Zurich. El cierre estuvo a cargo del decano de la Facultad de Humanidades de la UM, Ramiro Podetti con la conferencia “Iglesia y mundo en Alberto Methol Ferré”.
Methol y el nacionalismo en el siglo XXI
Otro de los ponentes del Simposio fue el presidente de la Asociación Alberto Methol Ferré, Fernando González Guyer, que abordó en particular el tema del nacionalismo. A continuación, compartimos algunos fragmentos de esta ponencia.
“La discusión en torno al patriotismo y el nacionalismo que, como ya veremos, tiene como telón de fondo la “dialéctica patria grande y patrias chicas” tanto en América Latina como en el contexto de la construcción europea, ocupó buena parte de las preocupaciones metholianas a lo largo de toda su vida, pero muy especialmente a partir de los años 90 y hasta su muerte, con sus reflexiones en torno a “los estados continentales”
“Aquellas visiones de Methol adquieren una candente actualidad y resultan sumamente iluminadoras en los tiempos que van corriendo, caracterizados por la crisis de los viejos estados-nación y la emergencia de nuevas expresiones de un “nacionalismo continentalista” que apunta a la conformación de grandes bloques regionales”
“Lo cierto es que el liberalismo cosmopolita y el internacionalismo socialista, ha coincidido en estigmatizar el nacionalismo por diversas razones conceptuales e históricas. El nacionalismo vendría a ser en estas perspectivas una perversión, la exacerbación de un sentimiento noble y normal que es sentimiento patriótico”
“Chesterton consideraba entonces que “afirmar que una nación que desconoce fronteras y anexa o destruye vecindarios padece de un exceso de nacionalismo es intrínsecamente un sinsentido. Sería como afirmar que un hombre que huye con la mujer de su amigo sufre de una reverencia exagerada por la institución matrimonial. Con idéntica consistencia, se podría también sostener que un individuo que se da a la fuga llevándose el reloj del vecino es un protector excesivamente arrogante e implacable de los derechos de propiedad”.
“En otras palabras, el concepto de nacionalismo no significa sólo poner los intereses y la defensa nacional primero, sino que requiere el reconocimiento del derecho de los otros a reclamar esos mismos sentimientos para sí mismos. Como deja en evidencia el razonamiento chestertoniano, el estigma que algunos han pretendido aplicar al nacionalismo se basa en una dudosa definición del término por parte de quienes lo rechazan, pero también de algunos de sus adherentes que han abusado de él en el pasado”
“Ahora bien: ¿por qué a nosotros, los latinoamericanos, nos suenan tan antojadizas o tiradas de los pelos a estas angustias semánticas que despiertan pasiones en el mundo noratlántico? Simple: es porque en la tradición latinoamericana nacionalismo y patriotismo han sido y son términos perfectamente intercambiables. Aquí, entre nosotros, el nacionalismo ha sido históricamente un nacionalismo típicamente defensivo e integrador, para el cual patria y nación han fungido siempre como sinónimos, y se han paseado tranquilamente de la mano, desde México hasta el Río de la Plata”
“Se impone una puntualización que alguna vez me hacía el propio Methol: los “ismos” -como los del nacionalismo- son justamente de los que aún no son; a los otros, a los que ya son -como las viejas naciones europeas- les resulta tan obvio ser, que no tienen por qué andar aspirándolo ni complicándose la vida con “ismos” superfluos y al santo botón: ellos son nacionales y punto. No precisan un “ismo”, simplemente lo ejercen. En este mundo el único nacionalismo efectivo es el de los que ya no son nacionalistas porque son amos. Amos de sus propias haciendas y destinos, y a menudo, también de los ajenos… Los que aspiramos a la plenitud del “ser”, esos somos los “istas”
“El nacionalismo ha sido en estas latitudes portador constante de las demandas populares que se asocian íntimamente con las exigencias de tierra, justicia, libertad y trabajo, y también con la organización de Estados modernos viables, a fin de tener lo que John Kenneth Galbraith llamaba el “poder compensatorio” de un centro nacional de decisiones, contra la gigantesca presión que ejercen los conglomerados económicos internacionales”
“Para Methol, en una conferencia de 2003, “los Estados Unidos de América constituyen el paradigma más perfecto y exitoso de este tipo de construcción nacional que se ha consolidado a lo largo de los dos últimos siglos: hicieron la gran invención política de la modernidad que es el Estado federal”
“Estados Unidos fue al revés que nosotros: éramos unidos y la independencia nos dispersó; ellos eran desunidos y la independencia los unificó. Los resultados están a la vista”
Brillante Alberto Methol Ferre!