Américo Ghioldi. La Argentina tiene miedo. MONTEVIDEO, 135 págs.1954.
Un título llamativo. Una fecha clave. Un panfleto tan lleno de odio que es difícil imaginar otro. “La Argentina tiene miedo” es una recopilación de artículos de un destacado militante del Partido Socialista argentino, director asimismo del diario La Vanguardia, órgano oficial de esta colectividad partidaria. Hermano de los dirigentes comunistas Rodolfo y Orestes Ghioldi, en 1951 formó parte de un grupo que buscaba instalar un gobierno cívico militar con participación del Ejército, la Marina y la Aeronáutica, y con el auxilio de personas como el unionista Miguel Angel Zavala Ortiz y el conservador Adolfo Vicchi. Al fracasar la intentona en septiembre del 51, se escapó en un lanchón a Colonia del Sacramento, donde el gobierno uruguayo de la época le dio asilo. En una de las páginas más repudiables de la historia del Rio de la Plata, el 16 de junio de 1955 aviones sublevados del almirante Isaac Rojas ametrallaron y bombardearon la Plaza de Mayo con el espantoso resultado de más de 350 muertos y más de 700 heridos, en el atentado más trágico de Argentina. Cabe acotar que desde las páginas de La Vanguardia, Ghioldi se congratula de esta perversidad. Finalmente triunfa la “Revolución Libertadora”, o “Fusiladora” para otros, que finalmente depone al Gral. Perón, imponiéndose la línea predicada por el tristemente célebre Braden, embajador de EE.UU. de la época.
Lo previo, que podría verse como una afirmación temeraria, queda de manifiesto plenamente al hojear “La Argentina tiene miedo” en el que hábilmente se engarza mentiras, medias verdades y tergiversaciones. Lo interesante es la manifiesta voluntad de hermanar el proceso rosista con el peronista, pero con una carga peyorativa, tipificándolos como períodos tiránicos y sangrientos. Cosa curiosa, esa hermandad los honra a ambos, defensores a ultranza de un concepto raro para los cipayos de diversas épocas: la Soberanía.
Dos acotaciones últimas: Ghioldi celebró expresamente los fusilamientos que dieron origen a la “Operación Masacre” de Rodolfo Walsh (“Se acabó la leche de la clemencia. Ahora todos saben que nadie intentará, sin riesgo de vida, alterar el orden porque es impedir la vuelta a la democracia”) y terminó, lógicamente, siendo embajador en Portugal bajo la dictadura de Videla.
Un texto no compartible pero necesario para entender las contradicciones y a los enemigos de la Patria Grande.
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