Con diferencia de apenas un día, España despedía a Jesús Quintero, el más reconocido y original de sus comunicadores –fallecido el pasado 3 de octubre–, y celebraba los 92 años del escritor Antonio Gala. Ambos estuvieron muy vinculados por memorables entrevistas reunidas en el programa “Trece noches” (1991) en que periodista y escritor dialogaban de forma distendida y amena sobre temas muy profundos.
El loco de la colina
Jesús Quintero nació el 18 de agosto de 1940 en San Juan del Puerto, pueblo de Huelva, región andaluza en donde inició su actividad en radio como consecuencia fortuita de sus comienzos como actor. Fue al terminar una actuación suya en el teatro de Sevilla que un periodista radial, impresionado por su voz, se le acercó para ofrecerle trabajar con él. El joven Quintero demostró muy pronto que la buena voz, muy valorada en la radiofonía de aquel tiempo, no era su cualidad fundamental, sino que destacaba por un personalísimo talento periodístico que le hizo inolvidable.
Su espíritu innovador lo llevó a propuestas originales que causaron gran impacto, como la de recorrer el país para entrevistar a personajes anónimos, a menudo marginales y recoger sus historias en “El hombre de la roulotte”. Otro de sus famosos programas nocturnos en Radio Nacional de España fue “El loco de la colina”, que también se difundió en Argentina y Uruguay, batiendo récords de audiencia, al que siguió en 1988 “El perro verde”, estrenado en Televisión española y emitido el año siguiente en Sudamérica.
Con su estilo muy peculiar, entrevistó a muchos desconocidos y también a figuras públicas, entre las que estuvieron Jorge Luis Borges, Diego Maradona, Eduardo Galeano, Lola Flores, Facundo Cabral, Felipe González, Julio Iglesias, Pepe Mujica, Rocío Jurado y Carlos Saúl Menem. Pero la persona que más veces ha entrevistado es al poeta, dramaturgo y novelista Antonio Gala, quien, si bien nació en Ciudad Real, puede considerarse tan andaluz como él ya que vivió la mayor parte de su vida y aún reside en la Córdoba andaluza.
Ese estilo tan propio de hacer periodismo, generando un producto que llegará a millones de personas, que lo verán con la sensación de estar dentro de una escena en que prima la espontaneidad, en un clima tan intimista que hasta parece increíble que allí haya cámaras, logra su máxima expresión con entrevistados como Antonio Gala. Irónico, sagaz, agudo y categórico en sus respuestas, convierte cada entrevista en una ocasión única llena de contenido.
Las inolvidables charlas
Quien haya visto al menos una de las 13 entrevistas de una hora que Quinteros le dedicó al escritor en el programa “Trece noches”, entiende la predilección del periodista por el entrevistado y el formidable tándem que ambos lograban abordando en cada sesión un tema diferente, con respeto, audacia y una buena cuota de humor. Algo muy profundo los unía y era un compartido espíritu contestatario, que años más tarde se manifestaría mucho más claramente cuando ambos llegaron a experimentar cierta marginación y olvido, si no del público, de gran parte de la clase política y en consecuencia de los medios de comunicación.
En el caso de Antonio Gala, escritor muy precoz y diverso en su producción, contribuyeron a ese descrédito ciertos críticos literarios que llegaron a considerar algo trasnochado el lirismo presente en gran parte de su obra.
El escritor, siendo muy joven, se tituló en derecho en la Universidad de Sevilla y más tarde, en Madrid, se licenció en Filosofía y Letras y en Ciencias Políticas y Económicas Al culminar sus estudios pasó un tiempo de vida monástica en la orden de los Cartujos, experiencia tras la cual vivió varios años en Portugal y en Italia.
Gala llegó a tener un período de gran popularidad, sobre todo a partir del estreno de su obra teatral “Los verdes campos del Edén”, que obtuvo los premios “Calderón de la Barca” en el año 1963 y el “Ciudad de Barcelona” en 1965. A partir de entonces se dedicó por entero a la literatura y escribió más de veinte exitosas obras teatrales.
En cuanto a la poesía, a su primer libro “Enemigo íntimo”, publicado y premiado en 1959, siguieron varios más y no hay que olvidar que Antonio Gala se consideraba más que nada poeta. En narrativa sus éxitos no fueron pocos; en 1990 obtiene el premio Planeta con su primera novela “El manuscrito carmesí”, a la que siguieron “La pasión turca” (1993) –uno de los libros más leídos en España, también llevado al cine– y “La regla de tres” (1996), que también aborda el erotismo.
Cuando uno escucha esos diálogos, pausados, plenos de contenido, entre Jesús Quintero y Antonio Gala, le parece asistir a una tranquila charla entre amigos. Las preguntas son inteligentes, motivadoras, sin duda mérito del entrevistador, que sabiamente va dirigiendo la conversación adonde quiere llegar, incisivo pero respetuoso, preservando esa atmósfera de calma intimidad que promueve las respuestas desde lo más hondo del entrevistado. Las expresiones, los silencios, las miradas, los gestos, cobran un protagonismo fundamental en esas imperdibles pláticas.
El costo de disentir
En las redes sociales se ha hecho viral el discurso en que Jesús Quintero alertaba sobre un fenómeno social de nuestros días. Empieza afirmando que si bien siempre hubo ignorantes, los de hoy son los peores porque presumen de ello y en la mayoría de los casos han tenido acceso a la educación. Sigue diciendo: “Cada día son más y cada día el mercado los cuida más y piensa más en ellos. La televisión cada vez se hace más a su medida”. (…) “Todo es superficial, frívolo, elemental, primario, para que ellos puedan entenderlo y digerirlo. Ellos son socialmente la nueva clase dominante, aunque siempre será la clase dominada precisamente por su analfabetismo y su incultura”.
Estas palabras le valieron a Quintero que cerraran su programa, pero él no se arrepintió de haber expresado sus ideas, sin agravio ni ofensa para nadie y en esto encontramos otro punto en común con Antonio Gala, quien pese a la calidad de su obra obtuvo muchísimos premios, pero ninguno de los oficiales como el Cervantes, el Príncipe de Asturias o el Nacional de las Letras. Hay quienes se preguntan si su espíritu independiente e inconformista habrá tenido algo que ver en ello.
*Columnista especial para La Mañana desde Madrid
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