A través de la historia, la educación formal ha sido en mayor parte cosa de las elites; nuestro país tomó la obligatoriedad de la enseñanza primaria siendo un país muy joven de la mano de José Pedro Varela. De él quiero resaltar una frase, escrita en su monumento en letras de bronce que la calle se ha ocupado de ir sustrayendo poco a poco:
“La educación infundida en todas las clases sociales”.
Esa misma idea atravesó con el tiempo nuestros liceos, UTU y universidades. La cultura formal es algo que en teoría está a la mano de todo el pueblo oriental, siendo este incluso el único país de América Latina con escuelas de educación musical para niños de primaria. Sin embargo, un tipo de educación siempre ha sido relegada, siempre con costos abrumadores (incluso en instituciones públicas, debido al costo de los materiales e instrumentos), cupos limitados y pruebas de admisión: la educación de las artes escénicas.
El lunes 9 de agosto del corriente se hizo público algo que ya estaba en funcionamiento hace pocos meses: las carreras impartidas por el Sodre ahora son carreras terciarias no universitarias. Eso significa mucho. El Sodre tiene carrera de arte lírico en la Escuela Nacional de Arte Lírico, música en el sistema de orquestas infantiles y juveniles (con docentes de todos los instrumentos orquestales) y danza en la Escuela Nacional de Danza que se divide en varias secciones: Clásica, Contemporánea, Folclórica y Tango. Estamos hablando de cientos de jóvenes que hasta ahora se formaban sin recibir más que un certificado que no tiene mucho uso, en especial a la hora de especializarse, sea en las opciones de posgrado sobre las artes de la UdelaR o en el exterior. El ministro de Educación y Cultura, Pablo Da Silveira, aclaró que estas carreras tendrán la posibilidad de validarse como grado, de manera de poder continuar con cursos de maestría o doctorado.
Otra ventana a la descentralización
Una buena porción de los estudiantes de estas carreras, en especial los que estudian música, son del interior del país, pero también podrían ser muchos más. Pocas familias pueden permitirse enviar a sus hijos a la capital durante años para que se formen, y aunque hay becas, el esfuerzo muchas veces es demasiado, una carga que ni los sueños pueden levantar. Quizás el tema que más se repite al hablar de educación terciaria en el interior con docentes de allí, es todo el potencial que se pierde porque los jóvenes no pueden ir a estudiar o especializarse en la capital del país.
Tania Sanner, renombrada docente de ballet y directora del Instituto de Danza “Tania Sanner”, en entrevista con La Mañana dijo que esta iniciativa es capaz de “acortar la brecha” de la educación artística en el Uruguay. Ella misma lamentaba la suerte de algunos estudiantes de increíble potencial que a veces tuvo que apoyar desde su propio bolsillo. “La formación de los artistas y profesionales debe ser garantizada por el Estado que consagra el derecho a la educación de los orientales –ilustrados y valientes– y no dependientes de ningún mecenas ni de un alma caritativa”.
Esta problemática va a ser abordada de una manera comprensiva e ingeniosa: la “formación de formadores”, otra de las nuevas carreras del Sodre, la cual formará a los docentes del interior que ya imparten estos conocimientos, para que estén bajo los estándares estatales.
En consulta con diversos docentes de danza y música del interior, esta propuesta fue tomada con mucha alegría, aclarando que les resultaría una idea sensacional para subir el nivel general de la educación artística en el interior, para ellos esto es un gran comienzo. Los que trabajamos en la enseñanza musical sabemos que es muy distinta la enseñanza pública y privada de las artes y que una no le va a quitar terreno a la otra; por esta no entendieron que no se vayan a abrir centros Sodre en el interior, como lo ha hecho la UdelaR en Salto, Rocha y otras ciudades, esto daría vida a muchas ciudades además de generar trabajo y atraer gente al interior logrando, como decía la bailarina Marlene Artigas, “llevar nuestra mejor gente al interior”.
Apostar a nuestro capital cultural
En diálogo con La Mañana, Sanner expresó la necesidad de “elevar el nivel” en el interior del país, ella, una melense radicada en Montevideo, viaja todas las semanas a dar clases en su ciudad natal, una profesional no solo del ballet, sino de la psicología y la musicoterapia.
No podemos dejar que la propia educación de nuestros futuros artistas profesionales sea causa de puros vocacionales, aunque sean excelentes como Tania, no solo son pocos, sino que son poco reconocidos y remunerados. Debemos apostar a este capital cultural que ya tenemos desperdigado por el vasto territorio de nuestra república, y en este caso las cartas ya están mostradas, si apostamos a la cultura en el interior solo podemos ganar.
Estos profesores podrán trabajar en sus comunidades y las autoridades del ente central impartirán los exámenes, evitando de esta manera que las personas tengan que atravesar todo el país solo para dar una prueba o gastar dinero que no tienen para gozar de su derecho a la educación. Espero de todo corazón que este proyecto triunfe y que este país esté cada vez más poblado de artistas, esas personas que no nos dan la vida, pero que sin ellos la vida tampoco tendría mucho sentido.
Formación de formadores
La iniciativa “Formación de formadores” busca ofrecer un programa de formación de carácter nacional que reconozca los trayectos profesionales de docentes de todo el territorio especializados en danzas, música vocal e instrumental. De esta forma el Sodre procura llegar a la mayor cantidad posible de formadores que desarrollen sus tareas en territorio y capacitarlos de acuerdo a los estándares de la institución.
La etapa de relevamiento ya se encuentra disponible y estará disponible hasta el día 10 de setiembre ingresando a: https://culturaenlinea.uy/opportunity/single/1081/
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