Código social. Esbozo de la doctrina social católica. Unión Internacional de Estudios Sociales. EDITORIAL EDICIÓN. 1953. 110 págs.
En épocas oscuras es bueno detener la marcha y pensar. Es recapitular de dónde venimos. Hacia dónde debemos seguir la marcha. Es entonces más que necesario despejar lo accesorio de lo trascendente. Y que más allá de la fe de cada uno, somos integrantes de una comunidad estructurada en columnas sólidas de la civilización judeo-cristiana.
Y entonces es bueno leer y meditar los postulados de la Doctrina Social Católica generada bajo el magisterio de León XIII y Pío XII, entre otros.
“Únicamente el hombre, únicamente la persona humana, y no la colectividad en sí, está dotada de razón y de voluntad moralmente libre. Es el hombre y no la sociedad, quien es inmortal. Es al hombre, a cada hombre, a quien Dios ha amado y a quien Jesucristo ha redimido”.
Y este destino personal confiere a todo hombre, sea cual fuere su origen o su raza, derechos fundamentales e imprescriptibles que es preciso hacer respetar y traducir en la realización práctica. La dignidad de la persona humana implicará, entonces el respeto a derechos tales como: a la vida, el derecho al culto de Dios, a la familia, al trabajo como medio indispensable para el mantenimiento de la vida familiar, el derecho al uso de bienes materiales, teniendo conciencia de los propios deberes y de los límites sociales.
Pero proclamar la dignidad de la persona humana no significa caer en el individualismo. “Este error pernicioso pretende que el carácter social del hombre es puramente accidental, cuando en realidad es esencial y penetra toda su naturaleza”.
No es verdad que el individuo se baste a sí mismo. Sin la sociedad no puede conservar su existencia ni alcanzar la perfección del espíritu y del corazón. “Si el individualismo exagera los derechos del individuo, otros sistemas han exagerado, por el contrario, los de la colectividad, tales el socialismo marxista, sobre todo en su forma extrema, el comunismo, el sociologismo positivista, el nacional-socialismo, el nacionalismo absoluto, los sistemas políticos totalitarios. Erigen valores relativos como valores absolutos; la sociedad sin clases, la raza, la sociedad, la nación o el Estado”.
El pensamiento cristiano afirma al mismo tiempo la eminente dignidad de la persona humana y la necesidad de la sociedad para su desarrollo integral. Es bueno, de vez en cuando, volver a las fuentes.
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