ECONOMÍA 30 de octubre de 1929
“La caída formidable de los valores en la bolsa de Nueva York”, estampaba El Diario en su tapa el día siguiente al famoso martes negro, cuando el 29 de octubre de 1929 se produjo la máxima caída en las cotizaciones en la Bolsa de Nueva York, la semana siguiente al jueves negro (24 de octubre de 1929), durante el crack del 29, dando inicio a la Gran Depresión.
La depreciación de nuestra moneda
“Después de la reunión efectuada ayer por la junta de gobierno del Stock Exchange, el vicepresidente de la misma, Mr. Whitney, hizo una declaración destinada a desvirtuar los rumores que circulan sobre la posibilidad de que decrete el cierre de la institución. ‘La situación actual fue considerada con todo detenimiento, juzgándose sin embargo que esa medida es innecesaria’”. La caída inicial ocurrió el conocido como Jueves Negro (24 de octubre de 1929), pero fue el catastrófico deterioro del Lunes Negro y el Martes Negro (28 y 29 de octubre de 1929) el que precipitó la expansión del pánico y el comienzo de consecuencias sin precedentes y a largo plazo para los Estados Unidos.
“Sacudido por la más fuerte liquidación de su historia, el Stock Exchange al cerrarse las operaciones de ayer había registrado la venta de 23.506.330 acciones de distintas empresas bancarias e industriales del país, en la cual los precios de las cotizaciones acusaron una nueva situación de pánico. La depreciación de los valores llegó a representar la suma de aproximadamente 10.000.000.000 de dólares, antes de que el apoyo de las instituciones bancarias más poderosas de Nueva York pudieran detener la fiebre de las ofertas”. Hasta aquí transcribimos lo que informaba El Diario y La Mañana. Y agregamos nuevos comentarios que surgieron posteriormente.
La debacle en palabras del poeta
Un testimonio privilegiado constituye la opinión del joven poeta andaluz Federico García Lorca, que justamente se encontraba en Nueva York en los días de la debacle financiera. En su diario de viaje y en la correspondencia con sus padres, emite juicios muy severos sobre el país que visitaba. “Estados Unidos era una civilización sin raíces. [Los ingleses] han levantado casas y casas, pero no han ahondado en la tierra.”
La admiración inicial que le suscitaba Estados Unidos, tras el desplome de la bolsa es sustituido por indisimulado desprecio. Así, en carta a sus padres: “Este es un pueblo salvaje, porque no hay clases sociales quizá”; o bien: “Aquí es donde se entera uno de la belleza y la importancia de España. Es el único país fuerte y vivo que queda en el mundo”. Y declarará más tarde, en una entrevista de 1933: “Nueva York es algo terrible. Algo monstruoso (…), una gran mentira del mundo…”
Lorca constituye una de las cimas de la poesía de la generación del 27 y de toda la literatura española. En su obra conviven la tradición popular y la culta y es el reflejo de un sentimiento trágico de la vida, vinculado a distintos autores, tradiciones y corrientes literarias.
Escribe a sus padres la primera semana de noviembre 1929: “Estos días he tenido el gusto de ver… (o el disgusto)… la catástrofe de la Bolsa de Nueva York. (…) Se han perdido ¡12.000 millones de dólares! (…) Yo estuve más de siete horas entre la muchedumbre en los momentos de gran pánico financiero. (…) Cuando salí de aquel infierno en plena sexta avenida encontré interrumpida el tráfico. Era que del 16 piso del Hotel Astor se había arrojado un banquero a las lozas de la calle. Yo llegué en el preciso momento en que levantaban al muerto”.
José Enrique Rodó que marcó a fuego a la generación literaria anterior, denominada como la del 98, en su obra Ariel 30 años antes, criticando la civilización basada en el utilitarismo, expresaba conceptos premonitorios: “La influencia política de una plutocracia representada por los todopoderosos aliados de los trusts, monopolizadores de la producción y dueños de la vida económica, es, sin duda, uno de los rasgos más merecedores de interés en la actual fisonomía del gran pueblo.” Pero suavizaba sus críticas cuando reconocía “…aunque no los amo los admiro.”
Papa Juan XXIII: Obediencia y paz
INTERNACIONALES
28 de octubre de 1958
“«Obedientia et pax» es el lema de su Santidad Juan XXIII”, titulaba La Mañana en su tapa a causa de la elección de un nuevo pontífice de la Iglesia Católica. “Juan XXIII, de 76 años, veterano de la diplomacia vaticana, asumió esta noche la tremenda labor de ser el Sumo Pontífice de la Iglesia. La elección del anciano patriarca de Venecia, Angelo Giuseppe Roncalli, para suceder en el trono pontificio al extinto Pio XII, puso fin a cuatro días de suspenso y ansiedad alrededor del Cónclave de 51 cardenales”.
“La elección del cardenal Roncalli, 19 días después de la muerte de Pio XII, confirmó las predicciones de que el próximo Papa sería escogido entre los miembros italianos ancianos del Colegio de Cardenales. Algunos consideran a Juan XXIII como “Papa de transición”, posiblemente no dispuesto a introducir cambios notables en la política de la iglesia”, decían entonces, suposición que sería revocada por el accionar del nóvel Papa. Sus encíclicas Mater et Magistra (‘Madre y Maestra’, 1961) y Pacem in Terris (‘Paz en la Tierra’, 1963), esta última escrita luego de la llamada «crisis de los misiles» de octubre de 1962, se convirtieron en documentos señeros que marcaron el papel de la Iglesia católica. Pero el punto culminante de su trabajo apostólico fue, sin dudas, su iniciativa personal, apenas tres meses después de su elección como pontífice, de convocar el Concilio Vaticano II, que imprimiría una orientación pastoral renovada en la Iglesia católica del siglo XX.
Uruguay llora al poeta Rubén Lena
NACIONALES
29 de octubre de 1995
“En las últimas horas falleció en su tierra natal, Treinta y Tres, el poeta y maestro olimareño Rubén Lena, máximo creador del canto nacional y vena vital del mensaje del famoso dúo “Los Olimareños”. El maestro poeta murió como él siempre quiso, entre su gente y junto al Olimar”, comenzaba diciendo La Mañana sobre la partida de Rubén Francisco Lena, maestro de destacados quilates y poeta que se constituyó en la voz del pueblo sin fronteras. Le cantó al Uruguay, le cantó a la libertad, le cantó al amor. “Todo el Olimar, con su historia inmensa de cielos irrepetidos, voló de la pluma inmortal de Lena, a las gargantas de López y Guerra, para hacer un sol en el cielo universal. Un sol de amor, que hoy llora la muerte de su poeta”
“Fue su poesía, enriquecida con los sentimientos populares, resaltada por un muy rico espíritu humanista, al mensaje nacional que el Uruguay necesitaba para trascender y transitar su propio destino. El canto nacional, tuvo en el “Pepe” Guerra y Braulio López, sus máximos bardos, creció hasta límites inesperados, merced al profundo espíritu creador del “Rubio” Lena, todo un símbolo de amor al hombre y su destino. Los personajes cotidianos, a través de su poesía, recobraban vida excelsa, para trascender los tiempos y los paisajes. Podemos decir, sin temor a equívocos, que con Rubén Lena muere el más destacado pintor de la vida oriental”. Su canción A Don José fue declarada «Himno popular uruguayo» y es cantada en las escuelas en homenaje a José Artigas.
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