De Tupambaé al Apa. Expedición de auxilios a los heridos de Tupambaé (Revolución de 1904). Un año en el Paraguay. Recorriendo el África francesa. Luis Suarez. CASA A. BARREIRO Y RAMOS. S.A., Montevideo, 336 págs., 1927.
Un hallazgo excepcional: el Dr. Luis Suárez, corresponsal del diario La Mañana, recuperó a través de diversos artículos sus vivencias en el primer cuarto del siglo XX.
La primera parte está dedicada a su gestión como integrante de la misión de la Cruz Roja en la más sangrienta batalla de 1904: más de 2300 orientales fueron muertos o heridos durante el 22 y el 23 de junio en Tupambaé, a ambos bandos se les agotaron las municiones y los blancos finalmente se retiraron. El arribo del convoy con los heridos a Montevideo generó un creciente debate en la sociedad, generando fuertes presiones para llegar a algún tipo de acuerdo. Pero la Cruz Roja permaneció en el campo de batalla, buscando los heridos nacionalistas supervivientes. Un texto clave es el encuentro con el propio general Saravia: “‘¿Quién podría ser’, nos preguntábamos, ‘este hombre que anda solo, tan sosegadamente? Su actitud y su aspecto denotaban un jefe’. ‘¡Es el Gral. Saravia!’. ‘No puede ser, si viene solo’, dijo uno de nuestros compañeros… No perdíamos gesto de aquel hombre tan discutido, idolatrado por sus numerosos partidarios. Era recio, atezado por el sol, de mirada firme, de ojos escrutadores, por momentos clavados en el interlocutor y por momentos perdida en el suelo la pensativa mirada, de ademán sereno, de decir sencillo y campechano con los giros propios del lenguaje pintoresco de nuestro hombre de campo, sin fanfarronerías, ni énfasis denunciadores de esfuerzo por hacer resaltar la posición extraordinaria que ocupaba. Su persona daba impresión de fuerza, de serenidad y de franqueza”.
“‘La trompeadura fue regular’, nos dijo, refiriéndose a la batalla recientemente librada. Nosotros, como éramos mayor número, presentábamos más blanco y tuvimos más bajas que el enemigo, pero le derrotamos. El Cnel. Galarza dice que se retira y rehúye el combate por falta de municiones y ‘¡miren!’, exclamó, señalando con el brazo tendido cajas rotas y cartones esparcidos por el suelo, aquí mismo repartió municiones a sus tropas”.
El texto se cierra con sus vivencias en el Paraguay y las crónicas de su periplo por el norte de África.
Un texto excepcional.
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