«Mi marido era, a veces, por su enfermedad muy irritable [pero] de una bondad infinita. ¡A cuántos pobres no proporcionó trabajo y cuántos manuscritos ajenos no leyó y corrigió! A más de uno socorría con dinero y cuando no lo tenía firmaba una letra, cosa que más de una vez tuvo que pagar caro».
Anna Grigórievna
En 1921 se cumplía el centenario del nacimiento de Dostoievski. A fines del año anterior su hija Liubov Dostoievskaya publicaba la biografía de su padre. Ella tenía doce años a la muerte del gran escritor y su memoria está formada por sus propios recuerdos más los relatos de su madre, pero eso no invalida el trabajo.
Si en algo coincidimos con el escritor y traductor Ricardo Baeza (1890-1956) es que él escribió sobre el libro de Liubov sin haberlo leído. Yo también, y aventuro sin recurrir a las encuestas, tantas veces engañosas, que integro una amplia mayoría de la población mundial. Por eso cito a Baeza quien afirma que sus fuentes son «algunas revistas [que] traen noticia y sumario de él [libro]». Lo fáctico es que en el medio madrileño El Sol ydesde Londres donde era corresponsal,elescritor cubano envió en febrero de 1921 tres notas publicadas los días 16, 19 y 20 de febrero, comentando un libro que no había leído.
Creía nuestro amigo Baeza que el libro aporta una serie de detalles sobre la vida del autor de Crimen y castigo y de El jugador que podrían ser de interés del lector español. Cien años después trasladamos esa presunción al lector actual.
La biografía no hace concesiones. Dostoievsky es presentado como debió haber sido en realidad: con sus virtudes y sus defectos, sus vicios y manías. Es particularmente informativa sobre la vida sentimental de Dostoievsky quien se casó dos veces. La primera con María Dmitrievna (1828-1864) a quien conoció en Siberia después de haber sido condenado a prisión por «atentar contra la seguridad del Estado».
La casa muerta
Al respecto de sus años de presidio, dice Rafael Cansinos-Asséns (1882-1964) que tradujo del ruso y prologó las obras completas de Dostoievsky para la editorial Aguilar, que fueron el desenlace de una situación peculiar. A los veintitrés años con su novela Pobres gentes, Dostoievskyhabía sido catapultado a la fama, pero sus trabajos posteriores no recibieron la misma acogida. Eso le fue generando un sentimiento de frustración y desahogó su rencor contra la sociedad. Se vinculó con un círculo de conspiradores. En ese momento intervino la policía. Tras ocho meses de prisión fue uno de los veinte condenados a la pena capital. En Diario de un escritor describe los que hubieran sido sus últimos momentos. Frente al pelotón de fusilamiento, los soldados esperan una orden para disparar que no reciben: el zar ha decidido conmutar la pena de muerte por años de presidio en Siberia.
En el penal de Omsk pasará de 1850 a 1854. De su experiencia en prisión dará cuenta en Memorias de la casa muerta. Al salir conoce a María Dmitrievna y se enamora inmediatamente de ella. Tendrá que esperar que María enviude para casarse con ella en 1857. La vida marital empezó mal: el escritor tuvo su segundo ataque de epilepsia. El primero lo habría experimentado durante el luto por la muerte de su padre, un médico de carácter despótico asesinado por sus siervos.
Si María no lo amaba mucho, que digamos, ahora lo amará menos. Los siete años que durará su matrimonio los «vivirán juntos, pero separados», dice Cansinos-Asséns. María morirá como consecuencia de la tuberculosis el 15 de abril de 1864. Le escribe a su amigo el barón Wrangel: «no podía yo figurarme lo desierta y árida que quedaría mi vida…».
Pero ya nuestro autor estaba enamorado de una damisela con quien vivirá un intenso romance.
Amores de estudiante
Según Baeza, Liubov la mencionará discretamente como «Paulina***». Se trataba de Apollinaria «Polina» Suslova, hija de unos provincianos ricos, que asistía a los cursos de la Universidad. A esa altura Dostoievsky se había convertido en un ídolo estudiantil. No es raro que esta desprejuiciada jovencita veinteañera se hubiera enamorado del cuarentón Dostoievsky. ¿Era ella una inexperta damisela en manos de un seductor? ¿O un demonio de súcubo que venía a provocar la paz del escritor? Cansinos-Asséns cree en esta segunda hipótesis. En momentos en que María debía ser trasladada a Moscú en busca de un clima más benigno, Dostoievsky había pedido un préstamo en la Caja de Socorro a Escritores Necesitados. Pero la intención era irse de viaje con Polina. En suma, no pudo ir y la joven viajó sola en junio de 1863 a la capital francesa. En agosto llega Dostoievsky a París no sin antes haber pasado por Wiesbaden y ganar cinco mil francos en la ruleta. Muy contento porque la fortuna le mostraba los dientes, cambiará de opinión al llegar a destino. Polina ni corta ni perezosa se había enamorado de otro, cosa de lo que se entera por una carta de la joven en respuesta a la de él anunciando su llegada. El hecho es que el amante desaparece y después de algunos lacrimosos ajustes el idilio ruso continúa. La ruleta lo tienta de nuevo, pero otra vez opera el refrán y pierde los tres mil francos que le quedaban. Tres años después, cuando Polina era solamente un recuerdo, publicará El jugador una novelaclaramente autobiográfica escrita y pronta para la imprenta en veintiséis días. Había contratado a una secretaria extremadamente puntual, joven, veloz taquígrafa, y nada fea. Dice Cansinos que los primeros días no adelanta en su trabajo de dictado. Está muy nervioso y fuma un cigarrillo tras otro mientras ella espera pacientemente. Pero Dostoievsky se acostumbra rápido a esa mujer que irradia paz y serenidad y empieza a contarle cosas de su vida personal. Y a preguntarle. Ella le dice que ha rechazado dos ofrecimientos de matrimonio de dos excelentes caballeros de los que ella no estaba enamorada.
La mujer de las Escrituras
Se trata de la que sería su segunda esposa, Anna Grigórievna Snitkina (1846-1918). Se casaron el 15 de febrero de 1867. Anna tenía veintiuno y Dostoievsky cuarenta y seis. «La diferencia de edades es tremenda; pero estoy persuadido de que será feliz. Ella tiene corazón y sabe amar. Es decir, todo lo que a ti, Polina, te falta», le escribe a Polina vengativamente.
Anna tuvo que adaptarse a su nueva vida. Las insidias de los parientes de su marido, en particular la viuda del hermano de Dostoievsky y los celos del hombre maduro casado con una jovencita. En una ocasión ella conversaba con un joven de su edad y el escritor le hizo un escándalo. «Temía que Fiodor tuviera un ataque de epilepsia o intentara matarme», consignará ella en sus Memorias. Entonces comenzó a llorar y eso aplacó inmediatamente al hombre que avergonzado le imploraba perdón. Alguien podría alegar que el escritor ruso no había leído los consejos del Viejo Vizcachasobre lo que se debe creer. Pero de vez en cuando Polina le escribía alguna carta lo que provocaba los celos de esta santa mujer.
La pareja se va de viaje. Durante cuatro años recorrerán Europa. Dostoievsky, que no puede con su ludopatía, sigue jugando a la ruleta y perdiendo todo lo que gana. Ella lo recibe sin reproches. Liubov nacerá en Dresde en 1869. Dos años después Anna dará a luz a su hijo Fiodor. Dostoievsky morirá el 28 de enero de 1881.
Al final de su libro, siempre según Baeza, Liubov dejará una profecía sobre Rusia que da para pensar: «Conserva el bolchevismo solo a manera de espantajo, que mantiene a Europa a cierta distancia, impidiéndola mezclarse en sus asuntos y poner obstáculos a la construcción de este edificio nacional. Cuando el espantajo haya desempeñado su papel, será arrancado y destruido, y los europeos, asombrados, verán erguirse un nuevo Imperio ruso, mucho más poderoso y más firmemente establecido que el antiguo». ¿Será?
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