Bajo el rótulo “Urgente” La Mañana recogía la información de la agencia AP desde Buenos Aires. Había fallecido la señora Eva Duarte de Perón, esposa del presidente de la República Argentina a las 20:25 del 26 de julio. En sucesivos boletines dados a conocer por la secretaría de la Presidencia, se había estado informando durante las últimas horas de aquella tarde que “su estado era sumamente crítico y empeoraba por momentos”. En el primer boletín oficial se expresó que se encontraba grave; en el segundo, que había perdido ya el conocimiento; en el tercero, se señalaba de forma clara que el fin se hallaba próximo.
Ante dicha situación, casi la totalidad de los miembros del gabinete de Perón, los dirigentes de la Confederación General del Trabajo (la CGT) y familiares y amigos íntimos del presidente y de su esposa se habían reunido en la residencia, en el sector de Palermo. Un gran número de diputados y senadores esperaron en la calle junto a una enorme cantidad de personas que se habían congregado ante la residencia, a la espera de noticias sobre la primera dama. El público que se había estacionado no pudo permanecer frente al domicilio presidencial ya que la policía lo obligó a circular constantemente, evitando la formación de grupos ante la puerta. Solo se permitió permanecer en tal lugar a los congresales que no habían podido ingresar.
Respecto a la causa de su deceso, se creía que fue un cáncer, aunque nunca se confirmó que esta fuese la enfermedad que padecía. Su desaparición puso el punto final a la carrera de la más poderosa figura de la política argentina después del propio presidente Perón. Además, Eva Perón había sido “una de las más dramáticas y famosas figuras femeninas de la política en todo el hemisferio occidental”. Durante seis años de la primera presidencia de su esposo, la extinta luchó junto con él en todas las diferentes batallas que él debió sostener en el campo nacional e internacional. Incluso la semana anterior el Congreso designó una comisión encargada de estudiar y concretar la erección de monumentos a “Evita”, como la conocía el pueblo, en la ciudad de Buenos Aires y en las dieciséis capitales provinciales.
En cuanto se comunicó su partida, se cerraron todos los teatros, cinematógrafos y todo sitio de diversión en todo el territorio argentino. Fueron asimismo cancelados todos los programas deportivos fijados para el fin de semana, preparándose la nación para observar luto de acuerdo con el ceremonial reservado para los presidentes de la República”. Las estaciones radiofónicas cortaron sus programaciones al hacerse público el fallecimiento y, de allí en adelante, emitieron música solemne.
El padre Hernán Benitez S.J., el confesor de “Evita”, señalaba: “En ese instante entraron ustedes, la madre y las hermanas, con entereza y dominio ejemplar. Los hombres se retiraron discretamente y las dejaron solas. Yo también quise retirarme. Pero usted me lo impidió, rogándome rezáramos juntos las plegarias de la liturgia. El cuadro de ustedes acariciando a Evita, sollozando y orando dulcemente merecía los pinceles del Tiziano. Ni a la reina Isabel, la española, pudo rodearla en su muerte tanta majestad y tanta espiritualidad. Lo digo así, con todas las letras, cuantas veces refiero este hecho”.
Llegada de la primera cosmonauta al espacio .
17 de junio de 1963
Era “una rubia agraciada de ojos negros”, destacaba La Mañana. Tenía 26 años. La primera mujer cosmonauta Valentina Tereshkova fue puesta en órbita por la Unión Soviética el 16 de junio de 1963. Según dijeron los rusos, su nave llegó al espacio muy cerca de la nave del teniente coronel Valery Bykovsky que había sido puesta en órbita el viernes 14 de dicho año. También se mencionaba la afición de Tereshkova al paracaidismo que le facilitó el ingreso en el centro de adiestramiento para cosmonautas.
La noche de los bastones largos en Argentina
30 de julio de 1966
La Mañana publicaba que el rector de la Universidad de Buenos Aires Hilario Fernández Long y los decanos de sus diez facultades se habían rebelado contra una medida del gobierno del entonces presidente Juan Carlos Onganía “que los relegó a la condición de meros administradores provisionales”. Esto representaba “la virtual intervención de la Universidad”, la mayor de la Argentina, con 70.000 alumnos, entre quienes existía una fuerte corriente izquierdista.
Independencia de Bielorrusia
27 de julio de 1990
La Mañana publicaba el 28 de julio que la República de Bielorrusia había aprobado la declaración de la independencia. Se señalaba: “Apeló al derecho de formar su propio ejército, ampliando el número de repúblicas soviéticas que desafían el control de Moscú”. El Parlamento bielorruso censuró el decreto emitido por el presidente Mijail Gorbachov, quien ordenó a su ejército desplegar fuerzas de vigilancia en las quince repúblicas si estas no deponían las armas en dos semanas.